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Narrador omnisciente

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Narrador omnisciente

Noa estaba durmiendo como nunca lo había hecho en un largo tiempo, todo el cansancio acumulado estaba pasando factura a su cuerpo.

- Deberíamos dejarla en algún lado - les comento Sokka a los demás.

- No podemos hacer eso, mírala, parece que pasó mucho desde que durmió medianamente bien - contesto Katara al ver a la chica boca arriba mientras se agarraba las manos. Casi como si no quisiera moverse mucho al dormir - Aparte no creo que nos deje de encontrar si es la "Guía" de las leyendas.

- No vamos a dejarla - ordenó Aang - podemos ser amigos - dijo con una sonrisa - nuestra próxima parada está cerca.

- Aang dijo que te odia - comento Sokka para finalizar la conversación.

La joven dormía como una roca, pero por su rostro relajado podían notar que estaba teniendo un sueño agradable.

Noa observaba ese pequeño reino tierra que la había acogido. Un castaño de pupilas asimétricas se encontraba al lado de ella.

- ¿Cómo es posible que seas un principe? - pregunto Noa al chico - estuvimos juntos durante un largo tiempo y no lo sabíamos - exclamó la de ojos grises, se podía ver su pecho y espalda llena de vendas debido a una batalla anterior.

- Nunca preguntaron - contesto con una sonrisa divertida - y justo necesitaban un descansó - afirmó dándose vuelta para caminar lentamente - ¿Segura que no quieres ser mi reina? - pregunto con una risa a la joven que se veía incapaz de enojarse con el.

- Si... Me gustan con buenos músculos - contesto bromeando ante su delgado amigo para finalmente dirigirse al comedor donde se encontraban los demás.

Una pequeña lágrima salió de sus ojos al recordar a sus amigos y compañeros en las misiones.

Cuando llegaron dudaron en como levantar a la joven, pero apenas el bisonte dejo de volar ella abrió los ojos lentamente. Ya tenía mucho tiempo sin dormir o soñar, mínimo. Sus grises ojos buscaron los grises del pequeño Avatar, era una conexión extraña para el niño, podía notar su tristeza, quizá esa parada la ayude a animarse.

- creo que deberías cambiarte - propuso Katara, no hubo más opción que hacerle un top de paja a Noa, así como un sombrero y bigote a Aang. Por lo menos, el pantalón y las botas de la Nación del fuego no llamaban tanto la atención.

- ¿Dónde estamos? - pregunto con voz suave y ronca aún no había visto el terreno pero algo en ella le decía que era un lugar conocido.

- Estamos en Omashu - exclamó Aang con una sonrisa frente a ella. Un fuerte latido hizo retumbar su pecho con alegría, pero fue entonces que se recordó algo, "Han pasado 97 años, Noa" se regaño a si misma.

- No te preocupes, reina - dijo Bumi a su lado, esa noche había decidido partir en busca del Avatar sola - Aquí estaremos para cuando regreses, esperare por tí así que debes regresar - se despidió poniendo un regalo en sus manos.

La alegria se fue en un segundo, sus ojos que por un momento se habían iluminado se pusieron brillosos por las lágrimas contenidas. Esto fue visto por el joven avatar que movió las manos nervioso, "la hice llorar" pensó, pero rápidamente, antes de que siquiera pudiera caer la primera lágrima, la tomo de la mano para caminar rápido a la entrada actuando como un anciano.

- Tranquila todos son muy amables - dijo Aang, los cuatro llegaron justo en el momento en que los guardias lanzaban las coles de un pobre vendedor.

- Si, muy amables - comento Sokka con sarcasmo.

Los cuatro se acercaron a la entrada al paso del "abuelo" que parecía arrastrar a una de sus nietas a una visita obligatoria.

- Solo sigan sonriendo - dijo para seguir caminando junto a la de ojos grises que parecía sentirse más temerosa y depresiva conforme se acercaban a la entrada. "Seguramente ya no estén aquí... Ya es muy tarde...".

Un guardia levantó una roca en forma de amenaza. A Noa no pudo importarle menos, se sentía vacía.

- ¿Que hacen aquí? - pregunto el guardia, Aang se acercó a una gran velocidad arrastrando a la joven.

- Eso es asunto mío, jovencito. No suyo, no me hagas ponerte de rodillas y darte una buena palmada en el trasero - dijo Aang fingiendo la voz mientras picaba el pecho del hombre.

- Vamos porque no se calma, abuelo. Solo dígame quién es - y ahí Noa no escucho más, realmente no pensaba en nada. Estaba perdida en su mente sin enfocarse en nada, pero sintió la mirada de los guardias en ella. Los labios de aquellos hombres se movían mientras la miraban.

-... ¿Ah? ¿Qué? - pregunta con voz suave a los guardias mientras volvía a la realidad.

- ¿De dónde saco eso? - preguntaron señalando su tocado. Era obvio que se veía lujoso, después de todo era una combinación entre el gusto de Bumi y ella.

- ... Me lo regaló mi abuela antes de morir - dijo con simpleza, viendo la situación y como parecía afectada por su "perdida" no preguntaron más. Era obvio al ver en sus brazos cicatrices y en su rostro una expresión marchita de alguien que había vivido mucho.

- Oh... Pareces ser una joven muy amable, evita que tú abuelo se meta en problemas. Disfruten Omashu - la joven no supo de dónde saco eso, pero habían logrado pasar sin mayor problema.

Volvió a divagar en su mente mientras veía todo a su alrededor. Realmente se veía tan hermoso como en el "pasado", pero aquello que dijo Aang sobre Bumi la puso mal, le dolía el pecho al recordar a aquel joven que había sido su mejor amigo durante tanto.

Aang no pudo evitar ver cómo la chica se perdía una vez más en lo profundo de su mente, provocando que se sintiera culpable.

Los brazos de la chica tenían cicatrices no solo pequeñas, si no que también veía quemaduras curadas. En su espalda podía verse una gran quemadura que estaba notoriamente mejor curada que las más pequeñas de su brazo.

La joven parecía inexpresiva en ese momento, con ojos apagados, solo se dejaba guiar por el niño siendo seguidos por los dos hermanos.

La joven parecía inexpresiva en ese momento, con ojos apagados, solo se dejaba guiar por el niño siendo seguidos por los dos hermanos

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Noa // Avatar la leyenda de Aang // Zuko Y Tú // ZukoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora