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Narrador omnisciente

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Narrador omnisciente

- Mi nombre es Noa - dijo la joven de rodillas haciendo una reverencia. "Mi corazón va a explotar" pensó la chica al sentir el retumbar del mismo en su pecho.

- ... ¿Quien eres? - pregunto el pequeño de ojos grises, la joven levanto la mirada. Los dos morenos parecían preparados para atacarla, pero el niño la veía entre extrañado y compasivo.

- ¿Que no ves? ¡Es un soldado de la Nación del fuego!

- ¡Cállate Sokka!

La joven no podía separar su mirada de la del pequeño. Un nudo se formó en su garganta, no podía dar crédito a lo que veía.

- ... Realmente eres un niño... - susurro con dificultad, no paraba de pensar en todo lo que pasó para encontrarlo. Lo había perdido todo, a sus amigos, lo había odiado tanto y él era solo un niño, que no tenía la culpa de ser el avatar.

La joven se tapo la boca para ahogar un fuerte alarido que fue un preámbulo para su llanto. Los demás se quedaron sorprendidos bajando la guardia al ver el doloroso llanto.

Noa sentía tanta furia y decepción, su cabeza dolía, los recuerdos y las heridas de la guerra. ¡No podía depositarlas en un niño! ¡Un niño que probablemente no sabía nada! Pero ¿Y ella? ¿Dónde quedaba toda esa furia que sintió por la desaparición del avatar? ¿Que debía hacer?

Las calientes lágrimas se escurrían por sus mejillas y el mal sabor de boca estaba presente. Aang a pesar de no comprender nada, depósito su mano en el hombro de la joven sin entender esa extraña conexión que sentía al verla.

- Lo siento - susurraba la chica sin poder decir algo más - lo siento... - las lágrimas no paraba, ignorando por completo a los dos morenos.

- Deberíamos dejarla en alguna Isla - sugirió Sokka.

- No podemos dejarla en ese estado - exclamó Katara.

- ¡Es un soldado de la Nación del fuego!

- Mínimo en eso tienes razón - murmuró la chica.

- No, déjenla aquí, no creo que sea mala - respondió Aang, sin saber que hacer realmente. La joven se limpiaba las lágrimas que no la dejaban ver claramente, sentía que había llorado por mucho tiempo y por ello tenía dolor de cabeza.

- Yo... Yo vengo de la isla de los nómadas Aire del norte - explicó.

- ¡¿Qué?! - exclamaron los tres. Aang acercó su rostro al de ella.

- ¿Eres una nómada aire? - pregunto con una sonrisa, la emoción se podía ver en el brillo de sus ojos.

- lo soy, de hecho se supone que nos conoceríamos cuando tuviéramos quince años. Según mi maestra - explicó limpiando su rostro - pero al parecer yo fui la única que creció, deberíamos tener la misma edad - dijo recibiendo un pañuelo de Katara.

- Eso fue hace cien años - dijo Katara.

- para mí fueron aproximadamente noventa y siete años - dijo, pero justo después negó - no... Fue como si hubiera 'dormido' solo un momento - finalmente Katara y Aang estaban relajados, a diferencia de Sokka.

- ¿Entonces porque estabas con los maestros Fuego? Nadie parece darse cuenta que, ¡Tiene una armadura de la Nación del fuego! - Noa lo miro un segundo, al parecer era el único que tenía cierta racionalidad en estos casos.

- Cuando desperté ellos me recogieron así que me hice pasar por una maestra fuego - levantó su mano y paso una pequeña llama morada de un dedo a otro - mi fuego control es algo débil, pero anteriormente fui capaz de hacerme pasar como una maestra fuego.

La joven tenía su mirada fija en el Avatar. Este podía sentir que le podía ver hasta el alma, pero no era incómodo, era una mirada que transmitía muchos sentimientos, preguntas, y confusiones.

- ¿Qué tienen? - pregunto Sokka a su hermana al ver cómo ambos parecían absortos en esa ligera lucha de miradas, gris contra gris.

- ... Te odié durante mucho tiempo - expresó la joven, un "¡Gasp!" Se escuchó de los dos hermanos cuando dijo aquello - te odié con mi alma por desaparecer y dejarnos en el inicio de la masacre - Aang la analizaba, las ojeras en su rostro, las cicatrices que estaban en su piel, y lo tensa que estaba, el odio en sus ojos y de la nada en esos grises astros se podía ver el miedo que tuvo. Todo el terror por el que tuvo que pasar y posiblemente lo que tuvo que hacer para sobrevivir.

El joven avatar se inclino ante la chica - lo siento... Debiste estar muy asustada...

Noa observo al niño, en ese momento no había nadie más que ellos, su mente gritaba "¡Es solo un niño!", pero ella también lo era cuando la guerra inicio. De nuevo lágrimas caían de su rostro, poco a poco sentía que debía sacarlo todo, así que grito en medio del llanto que parecía desgarrarle la garganta. El pequeño Avatar no se atrevía a levantar la cabeza al escuchar a la joven desconsolada.

Un fuerte retumbar estaba en ambos chicos, los jóvenes hermanos no podían hacer nada ante el desgarrador llanto de la joven. Katara trato de levantar al pequeño Avatar pero este no cedía ante su agarré, porque no sabría que hacer ante aquella joven que parecía desmoronarse ante él.

Culpa... Ambos la sentían. Pérdida... Los dos lo habían perdido todo. Miedo... No podían negar que temían por sus responsabilidades. Y por último, esperanza... Los dos despertaron una llama de esperanza en su interior sin darse cuenta... Ambos eran la esperanza del otro.

 Ambos eran la esperanza del otro

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Noa // Avatar la leyenda de Aang // Zuko Y Tú // ZukoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora