Ella es una existencia que prometió estar junto al Avatar hasta el fin de los tiempos.
- Mi nombre es Noa - dijo la joven de rodillas haciendo una reverencia.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- ¿Eh? - la nómada aire parpadeó confundida, todo se veía gris - ¿Es un sueño? - se pregunto observando a su alrededor, estaba en un lugar helado, no. Ella conocía aquel lugar, era el polo sur - ... Un recuerdo - murmuró al verse a si misma siendo arrastrada por el "líder" de la última misión antes de dormirse por años.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Se estaba viendo ser arrastrada por la nieve, ese hombre había sido asignado a aquella misión junto a su familia, su esposa e hijo. Ella por otra parte era la basura mas baja que unos "nobles" podían querer en una búsqueda destinada al "reconocimiento".
Se vio ser ahogada en el agua gélida, su corazón latía con fuerza, no recordaba eso y verlo en tercera persona no la ayudaba mucho. Incluso podía sentir el dolor punzante en su garganta, parecía que una espina estaba atorada y la estaba desgarrando desde adentro. El frío del agua le congelaba su cuerpo, sus propios gritos no se escuchaban, el aire abandonaba su ser.
- ¡Maldita perra! ¡Por tu culpa estamos aquí varados en el polo sur! - las burbujas en el agua dejaron de salir, aquel hombre la saco para ver su rostro pálido. Desde la boca de aquel hombre salieron cenizas en forma de una nube oscura, una habilidad con la que gano el honor de ir en esa misión - ¡¿Porque no te mueres?! ¡Muere! ¡Muere! - una y otra vez metió ahora no solo su cara, si no también todo su cuerpo.
Recordaba el dolor, el frío calando todo su ser, estaba en su límite. La había soltado por fin, pero no por decisión propia, el agua de sus oidos estaban llenos de agua, aún así fue capaz de escuchar los gritos de su hijo.
- ¡Padre! ¡Pará! ¡No llegarás a nada con ésto!
- ¡Cállate, imbécil! ¡¿Creés que no soy capaz de ver tus intenciones?! ¡¿Creés que no ví como tratabas de curar las quemaduras que tú mismo le hiciste?! - un fuerte golpe se escuchó en lo que veía como se levantaba poco a poco y vomitaba el agua de su interior - ¡Jamás dejaré que te acerques a esta huérfana profana!
Su hijo como todo un cobarde bajo la cabeza y se retiró hacia el campamento donde se encontraba su madre.
- ... Entra al agua... - le ordenó al líder. Recordó aquella furia que crecía en su interior, pequeñas olas se empezaron a hacer presente. Aquel hombre la miraba como si fuera basura.
- ¿Noa?
- ¿Eh? - esa voz la llamó, no era parte de aquel recuerdo.
- Noa
Todo a su alrededor se comenzó a difuminar iluminando todo en el proceso.
- ¿Qué? - pregunto la nómada aire parpadeando confundida, unos tiernos ojos grises la miraban preocupados - ¿Aang?
- Noa ¿Qué haces aquí?
- ¿Aquí?
- Noa estás empapada - Katara la ayudo a levantarse, se encontraba en el agua, muy lejos de donde se suponía estaba durmiendo.
Estaba mojada de pies a cabeza.
- ¿Qué paso? - pregunto Noa asustada por su propio estado.
- Fuimos a comprar, pasaron cosas, pero cuando regresamos estabas en el agua y parecias enojada.
- Si, realmente estabas ida - confirmo Sokka poniendo una manta en su cabeza tratando de secar su cabello.
- ... Parece que caminas dormida, eso le paso mucho a los aldeanos en la tribu agua del sur - explicó Katara al ver el rostro pálido de Noa. La joven dejo que Sokka siguiera secando su cabello mientras trataban de distraerla contando lo que había pasado con los piratas.
Por otro lado, en el mismo mercado el principe escuchaba de un pequeño monje ladrón.
- ¡¿Cómo se les ocurre robar a piratas?! - regaño Noa.
- ¡Pero ellos lo robaron antes! - exclamó Katara en respuesta.
- ¡Si, pero no debieron mostrar interés! ¡Podríamos haberlo robado más tarde y no sospecharían de ustedes! - le explicó Noa, dejando confundidos a los chicos.
- ... Lo siento - murmuró Katara al entender que actuó de forma impulsiva - pero mira - dijo entregando el rollo.
- Es bueno, vas a necesitar algo de paciencia ya que son un poco más avanzados - Noa reviso aquel papel para entregarlo a Katara - aún así no ustedes podrían volver al mercado. Y yo tengo que comprar algo.
La joven de ojos grises se levantó secando con su aire control su ropa y cabello.
- Si podías hacer eso, ¿Por qué no me lo dijiste antes? - se quejó Sokka viendo como Noa secaba de la misma forma la manta con la que él le había secado el cabello.
- Porque fue un lindo gesto - le dedicó una leve sonrisa - Regreso más tarde - avisó mientras trataba de peinar su cabello con sus manos.
- ¡Noa! - la llamó Aang cuando se había alejado lo suficiente.
- ¿Si, Aang? - pregunto parando su paso.
- Se que no es lo mismo que tu corona - le dijo en un tono algo tímido, había notado como en ocasiones la nómada aire buscaba en su bolsa o en su cabeza de forma desesperada su tocado para luego recordar que lo había perdido - pero lo ví y me parece que te quedará bien.
Una cinta de color naranja, se veía que no era muy costosa, pero ante los ojos de ambos nómadas era brillante y valiosa. Aang pudo notar la mirada cargada de ternura que le dedicó Noa.
Era la primera vez que él sentía esa extraña calidez en su interior, muy distinta a la que sentía por Sokka y Katara, incluso muy diferente a la que sentía por Bumi y Gyatso. Y está calidez se desbordó más desde su interior cuando la joven de ojos grises acaricio su cabeza. Una costumbre que había empezado a tomar.
- Muchas gracias, Aang - la suave voz de Noa se hizo presente haciendo notar ese cariño que estaba empezando a tomar por el joven avatar.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
