You give love a bad name

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— Agente Addams —Sentía que la cabeza me daba vueltas.

— ¡Ey! ¡Está despertando chicos! —pude distinguir la voz de Eugene.

—Addams, que bueno que estas bien —pude distinguir a la directora Larissa en medio de todos, ¿Dónde estoy? Parece un hospital.

—¿Qué pasó? —me siento adormecida, como si me hubieran sedado.

—Te dispararon, un disparo directo al corazón —esa voz es de Tyler, el medico de nuestra unidad.

—La culpable de esto fue Sinclair —siento la boca seca, como pude ser tan descuidad —yo...

—No se esfuerce Addams —Larissa me dedico una sonrisa maternal, eso era malo —nosotros nos haremos cargo del caso.

Antes de protestar me puso una mano en el hombro.

—No estás en condiciones, ni físicas, ni emocionales, estas suspendida hasta que te mejores, y no acepto no por respuesta. —Larissa miró a Eugene —hay que retirarnos, la investigación no puede esperar, llama a Thorpe.

Me dejaron ahí solo con Tyler, esto no se iba a quedar así.

—Ni lo pienses —Tyler observaba un reporte —te mantendré sedada todo el caso si es necesario.

No quise rebatir, pues era capaz de cumplir su amenaza.

—Debes de olvidar esa obsesión que tienes por esa mujer.

—Eso es un mal nombre para lo que siento.

—¿Así? Cuéntame entonces Merlina ¿Qué es lo que sientes por Enid Sinclair?

Odiaba cuando Tyler se hacia el sabiondo, no iba a admitir nada.

—Eres medico no policía, deja de interrogarme.

...

Esa misma noche hui del hospital, pensar que estaba indefensa fue un gran error. Me dirigía justo a donde sabía que ella estaría, Enid, técnicamente ella no estaba involucrada con el cartel de narcotráfico que estábamos investigando era una aspirante a actriz, se dedicaba a vender su sonrisa de ángel, su carrera parecía ir hacia el cielo. La conocí a las semanas de trabajar en el caso, se sabe que las televisoras son un nido de ratas, un paraíso para los adictos y para los que venden, al principio pensé de ella que era solo una soñadora más, a la que le exprimirían sus mejores años y después la desecharían sin embargo y en contra de todas mis apuestas ella era una persona muy singular que había logrado cautivarme por un momento creí que ella podría elevarme al cielo, pero acabe en el mismo infierno, resulta que era la hija de una narcotraficante muy poderosa, Ester de Sinclair, pero Enid había querido alejarse de todo eso, su mismo padre la quiso alejar pero parece que el pasado no tiene tregua con nadie y terminaron embarrándola en su mierda, le revele, descuidadamente, información importante eso hecho a perder la operación y que yo terminara con un balazo en el pecho, pero todo eso no impide que me siga sintiendo encadenada a ella. Como sea no puedo quedarme en el hospital sabiendo todo esto, debo ir a buscarla y aunque les dijera a mis compañeros todo esto no me creerían, ellos saben mi situación, en este estado no soy confiable, ni yo confío en mi en este momento, pero no puedo dejar que se vaya así nada más y aunque termine en prisión por desobedecer, no me importa, igual ya soy prisionera de ella y no puedo escapar.

Llegue al lugar, su departamento, muy modesto diria yo, subi por las escaleras de emergencia, logre llegar a la altura que quería y me infiltre por su ventada, justo como pensé, ella estaba empacando.

—Parece que te iras a un largo viaje —volteó como una niña cuando la descubres en una travesura, que tierna.

Pasada la sorpresa se dejó ir contra mí y me abrazo, cosa que me dolió debido a la herida.

—Creí que te había matado. —Acaricio su cabello.

—Admito que eres un arma peligrosa —la alejé de mi para poder verla bien —pero soy bastante resistente no te preocupes.

—De verdad, yo creí... Merlina perdón —Ella sollozó —Ester tenía a mi padre, no podía abandonarlo y luego tu... perdón, perdón, perdón.

Deje que se desahogara, duro así unos 10 minutos más hasta que tomo su distancia.

—No sé a dónde correr o a donde ir, estoy perdida, ella me está buscando y nadie puede salvarme yo...

Coloco mi dedo índice sobre sus labios para callarla, no podía ofrecerle protección se supone que estaba suspendida, comenzaba a sentirme impotente.

—Escucha, el daño ya está hecho, no nos podemos lamentar por esta situación —coloque su mano sobre mi pecho justo donde me disparo —pero si pude sobrevivir a un disparo al corazón podemos demostrar tu inocencia y llevar a tu madre ante la justicia.

—¿Cómo? —Limpio sus lágrimas, su piel es tan suave.

—Yo tomaré mi papel como policia, haré que me reincorporen al caso...

—¿Te suspendieron?

—Si, pero eso no importa, yo haré eso y tú iras con tu madre y jugaras al papel de hija prodiga para que te ganes su confianza.

—Pero...

—Escucha, lo mejor por ahora es que la gente crea que lo que paso fue solo una obsesión de mi parte hacia ti, así tu podrás estar más cerca del enemigo y yo tendré la confianza de la policía.

—Que pésimo nombre le daremos a nuestro amor.

Si yo pudiera ser más expresiva me hubiera reído, pero me limite a sonreír su autenticidad me cautivaba, aunque yo sabía que sentía exactamente lo mismo no podría admitirlo en voz alta aún.

—Eso lo discutiremos luego —paso mis manos por sus mejillas disfrutando su suavidad, ya no lloraba y eso me hacía feliz —ahora tendrás que ir con tu madre y aparentar una sonrisa con esos bonitos labios que tienes —pase mi pulgar por sus labios, me estaba atontando.

—Si sigues así, pensaré que me quieres besar.

—Tu eres la actriz, Enid. Tú sabes cuando comienza la actuación.

No dijo nada, se aproximó a mí y me beso, era la primera vez que la besa, era indescriptible, había esperado tanto tiempo por aquello, nuestro primer beso y nuestro beso de despedida en una sola acción.

—Luces, cámara, acción.  

October Change WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora