EXTRA I

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Tutank'mon

...

Ahí estaba yo, tal como mi padre lo había querido, dirigiendo la corporación Addams y qué tenia en el itinerario de mi primer día, una estúpida junta con una niña que pensaba que iba a cambiar el mundo, si conseguía mi patrocinio. Steve Jobs estaría orgulloso, viendo como estoy llena de plata y sintiéndome vacía.

Iba por los pasillos de la empresa, todo mundo me conocía y sabia mi nombre, me saludaban y enseguida se volteaban a murmurar cosas que no lograba comprender del todo, no era novedad me lo esperaba. Lo que no me esperaba era que, al llegar a la puerta del elevador, esta se abriera y una bola de papeles junto con una niña rubia cayeran frente a mi y... oh vaya la falda se le levanto, espera, ¿eso es una tanga? La chica se levantó avergonzada y roja de vergüenza, la formalidad de su ropa no iba mucho con la provocativa ropa interior que llevaba, me rio internamente de mis pensamientos, pero sin mostrar una sola mueca de emoción en mi rosto. Miro hacia abajo para recoger uno de los tantos papeles en el suelo.

— ¡Lo lamento! —la escucho decir con evidente vergüenza.

— Tengo entendido que Nevermore es parte de una organización de PyMEs— quito la mirada del papel y la observo a ella— quiero pensar que tú eres Enid Sinclair.

—¡Si! —ella ya estaba en el piso juntando sus papeles, así que decidí ayudarla un poco ambas quisimos tomar el mismo papel, pero sin querer nos tocamos las manos, entonces ella dijo.

—¡No tengo tiempo para encuentros románticos con extraños! —tomo el resto de los papeles y se fue deprisa. Que mañana tan interesante.

Me di prisa, la reunión de esa mañana sería en la brevedad y yo moría de ganas de ver a la chica despistada, parecía un perro preocupado por reunirse con su dueño.

Al reencontrarme con ella su mirada se transformo y más aun cuando me presentaron como "Merlina Addams, la nueva directora general de industrias Addams" y ella "Enid Sinclair, representante de Nevermore" venían con una propuesta para innovar la infraestructura de mi empresa, que ambiciosos, ay pero que buena chica parece al estar presentando su proyecto, es tan buena hablando que casi ni noto el temblor en sus piernas.

Decidí aceptar el proyecto, solo para poder ver a Enid todas las mañanas, la fui conociendo, no era una persona que tuviera miedo de expresarse, hice que casi todos sus asuntos los tuviera que hablar directamente conmigo, ella comenzaba a... a gustarme sí, es más a quien engañaba aquella mañana yo me enamore.

Era tan divertido verla correr de un lado a otro, tan obediente, llego a mi oficina ese día.

—¡Aquí están los papeles! —dijo, se dio la media vuelta y así como entro tenia la intención de irse, pero antes de que se escapara dije.

—Good girl —se frenó en seco y me miró.

—No lo arruines —dijo y esta vez si se fue en definitivo de la oficina. Suspire pesadamente iba ser un día muy largo.

Así me llegó la noche, los días se me van como agua con este horario. Inevitablemente mis ojos se cruzaron con la luna de aquella noche, y a lo lejos el auto de la chica que se robaba mis suspiros, demonios podría llorar de amor en esta situación y es que a mi ella me gusta tanto. Quien diría que las cosas se irían poniendo cada día peor.

Verla reír en la oficina, con sus chistes rancios y uno que otro albur que se le ocurría me provocaba sensaciones extrañas en las entrañas, como si quisiera vomitar y al mismo tiempo un montón de mariposas me revolotearan en el intestino, ojalá las pudiera vomitar tal vez así podría pensar mucho mejor.

October Change WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora