Me levanto a las cinco de la mañana como de costumbre. No me creo un hombre demasiado estricto pero si me levanto mas temprano me da tiempo hacer más cosas.
Me pongo uno Jin anchos y salgo de la habitación que me han dado. Está parece una casa literalmente, tiene muebles de esponja, una cama matrimonial con lámparas de cristal de cada lado. Hay una gran lámpara en el techo que ilumina por completo la sala de estar, cerca de los sillones en la parte derecha del cuarto hay un balcón que conecta a la perfección con la de la señorita Mia y da vista a la piscina y ciudad. Tengo un estante y escritorio, ambos están cerca del baño el cuál tiene todo lo necesario.
Empiezo a correr por todo el alrededor de la mansión Turel, pensando en cada cosa que ha pasado desde que entré en esta. Pense que cuidar de Mia Turel sería un dolor de cabeza pero mientras le voy conociendo cada vez me sorprende más.
Recuerdo a la perfección esos ojos azules cuando los ví por primera vez observandome como un delincuente. Su semblante estaba serio y sus labios estaban cerrados por la furia que sentía por enterarse que tenía un guardespaldas pero a leguas se notaba su carnosidad y un color carmesí en ello. Tenía su piel bronceada algo que me llamo la atención.
Me prometí a mi mismo que no me involucraría con la persona que debía de cuidar pero Mia me lo puso muy difícil eso sin contar la vez que estubo a solo centímetros de mi, sentí un escalofrío recorrer cada centímetro de mi ser. No sé que es lo que me pasa con ella pero siento que va a darme dolor de cabeza en el sentido de controlar lo que me hace sentir.
Cuando la oí hablar ese día con esa tristeza de lo que pensaba que iba a suceder si se moría sentí ganas de protegerla, de abrazarla y decirle que es una chica especial y diferente a todas las demás. Y eso la hace irresistible y provocativamente perfecta.
Mia es una chica que te sorprende con cada cosa que hace y dice, además de tener un vocabulario muy rebuscado. Sus palabras siempre son perfectas y me doy cuenta por las veces que les habla a sus amigos o en las clases. Puede que sea una chica estrobertida y que no se calla con nada pero eso la hace más única.
Cuando me doy cuenta de la hora que es me precato de que me va a cojer tarde para llevar a Mia a la universidad. Me dirijo a mi habitación y me decido por las mismas ropas que siempre uso. Me pongo uno pantalones baqueros ajustados y una camisa blanca que da vista a parte de mi pecho. Salgo de la habitación directo a la de Mia ya que no la ví en el comedor o desayunando.
Toque varias veces a la puerta y al ver que nadie respondía no tuve otra opción que abrirla.
Me toque con un cuerpo tendido en la cama acurrucada por las sábanas blancas. Se veía perfecta, todo en ella lo es.
Me tomo las molestias de observar su habitación y hasta eso es diferente. Está decorada de un color lavanda, sus pertenencias están todas de distintos colores dándole un toque magnífico. Mis ojos se encuentran con bastantes fotos de países pegados en la pared y con algunas fotos con sus amigos.
En la mesita de noche a la orilla de su cama está una libreta pequeña, no quiero indagar pero me mata la curiosidad. Me siento en la cama sin intenciones de despertarla y empiezo a leer "la lista de cosas que quiero cumplir", dice en la portada.
Empiezo a leer y se me salen las sonrisas. Cómo alguien puede soñar con tales cosas, además como una mujer de veintidos años no ha ido a lugares que debería haber ido desde pequeña.
La cierro y la dejo dónde mismo estaba antes, me pongo en la ventana y le hecho una mirada al reloj, ya son más de las nueve de la mañana, se ha perdido el primer turno de clase o mejor dicho ambos.