El sabor de sus labios siguen en los míos, una extraña sensación recorre mi ser cada vez que pienso en ella, en la manera que me fui, dejándola confundida.
No podía, en realidad si que podía, pero solo pensar que por mis descuidos es que ella a estado en peligro tantas veces me ciego. Nunca me había pasado algo así, en mis otros trabajos jamás le han hecho algo mientras que estoy al mando, no se que me pasa con ella, me vuelvo loco cuando veo que está en peligro o que alguien la toca o mira. Me siento inseguro cuando no estoy al lado de ella, para protegerla.
¿No sé que voy hacer para ocultar lo que siento? ¿no se cómo reaccionó por lo que le dije ayer en la playa?
Me fui antes que ella y la deje ahí, sola, confundida. Ella llego unos minutos después que yo y ya ha pasado una semana en que no entablamos ni un minuto de conversación. Nada más pregunto que necesita, a dónde la llevo y ella hace lo mismo. No me he puesto bravo por su comportamiento, me lo merezco de todos modos y la verdad, es lo mejor.
No he podido descubrir nada sobre Carloth, la persona que llamo sabe cómo esconderse.
Tengo tres días de vacaciones, por lo que voy a casa, así le pido ayuda a Damon sobre esto. Llevo casi dos horas en la carretera ya que están en la hacienda afuera de la ciudad.
Llegué y rápidamente vino mi mamá a recogerme. Llevaba puesto un vestido negro con un corte en su muslo y pelo recogido con una peineta.
—¡Hijo! —gritó a penas que salí del coche y se lanzó a mis brazos a abrazarme.
Su olor fuerte a lavanda inundó mis fosas nasales, la extrañaba mucho. Mi mamá es la persona más dulce que puede existir, es sincera y educada, la única persona que ha manifestado la confianza de contarnos todo. Es la persona con la que más me siento seguro para decirle mis probelmas, aunque cuando le dije con quién iba a empezar a trabajar se puso muy brava conmigo. No sé porque reaccionó de esa manera pero seguramente tiene sus razones y es una de las razones por la que estoy aquí.
—Como siempre hermosa, mamá —inquirí dándole una vuelta para dar una buena vista. Realmente es una mujer guapa y que puede tentar a muchos hombres.
—Y tú no dejas de ser el hijo más guapo que tengo —recalcó. Posó su mirada en mi y con su mano acarició mi rostro. Literalmente es la única persona que tiene permiso para tocarme. Aunque todo cambió desde que conocí a Mia.
—¡Pero mira a quien tenemos aquí, el bastardo de nuestra hermosa familia! ¿Cómo estás hermanito?! —dijo Neskar llegando a nosotros. Él es el único hermano de la familia que no me soporta, además de ser el borracho y la vergüenza de nuestro padre.
—Tus modales Neskar —dijo mi mamá observando con mala cara. Ella es la que más lo quiere en la casa. No sé porque cogió esa adicción a la bebida pero gracias a ello mi padre lo odia, sinceramente lo desprecia.
—Mamá, no digas nada, ya es normal esa forma de dirijirse a mi —reclamé. Ya estoy acostumbrado a su comportamiento.
—Como siempre tratas de ser el mejor ¿verdad? Si realmente valieras la pena y te consideras alguien coherente ¿porqué no te vas de nuestra familia? —bufó.
—El que se tiene que ir de esta familia eres tú Neskar. Eres la vergüenza de nuestra familia —recalcó mi padre llegando a nosotros —. No le hagas caso hijo, sabes que siempre está ebrio y no sabe ni que dice —recalcó. Me dió un abrazo con una palmadas en la espalda.
—Siempre va ha hacer el mejor —susurró Nes llevándose la boca de la botella a sus labios. Mi papá no le hizo caso.
Entramos a la casa y saludé algunos empleados que conozco. Unas realmente nunca las había visto, seguramente mi padre las contrato. Mi papá se tuvo que ir así que puedo hablar tranquilo con mi mamá.