Capítulo 13

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¡No está!...¡No está! ¿Cómo pudo hacerme esto? ¿Cómo pudo ponerse en riesgo de esta manera?

En conclusión, nunca pensé que Mia sería capaz de hacerme esto, mucho menos cuando estamos en una situación crítica. Y por si fuera poco ¿Cómo se atrevió a bajar diesiseis metros de distancia y por si fuera poco saltar los dos metros que faltaban?

Salgo de su habitación directo a la mía. Me pongo un chaqueta y los zapatos, cojo la moto que me mandó mi hermano está tarde y piso el acelerador. Que bueno que le puse un rastreador en su cadena o sino me estuviera rompiendo la cabeza buscándola.

Una carrera de autos ilegales ¿en serio? Todas las espectativas que tenía de Mia se fueron a la mierda. Todo en mi arde por el rencor que siento ¿Cómo pudo desobedecer la primordial regla?

Se que me excedí hoy en la mañana, pero necesito tomar distancia o sino voy a perder la cabeza. Además, es verdad que no podia bajar la guardia, cualquier persona podía atacarnos de repente y yo no podía estar de Happy Bridhay.

Mi corazón empieza a la latir y mi pulso se acelera de una manera inexplicable cuando veo a Marcos sujetando a Mia sin su permiso. Ya le he aguantado suficiente, está vez no se me va a escapar. Mia logra safarse de su agarre con una patada en los huevos ¡esa es mi chica!

Me dirijo a él y le agarro de la camiseta que lleva puesta. Cuando le tengo de frente lo abalanzo contra el suelo con un puñetazo en su máldita naríz. La furia que tenía en mi se intensificó, hace rato que quería darle una buena paliza a este pedazo de idiota. Me subo encima de él dándole puñetazos sin parar, la sangre le corre por todo el rostro y mis nudillos están heridos. Intenta defenderse enrollando sus piernas en mi cintura y volcandome en el suelo y él es el que se encuentra encima de mi en estos momentos.

Empieza e golpearme pero sus golpes no logran destabelizarme por completo. Aprobecho su cansancio y le tiro con fuerza al suelo dándole una patada en las costillas haciéndolo enrollarse con sus piernas. Quiero seguir golpeándolo pero la gente está empezando a agruparse por lo que me tengo que ir. Le golpie lo suficiente para que deje de molestar por unos días.

Me escabullo entre la multitud buscando a Mia, no la encuentro por ningún sitio. Después de todo este lugar es enorme.

Su mirada se vuelve blanca a penas que me ve, puedo sentir todo el miedo que tiene acomulado en ella. No puedo mirarla de la misma manera, nunca hubiera pensado que sería capaz de hacer algo así de está magnitud.

En estos momentos no quiero ni escuchar su voz, solo quiero sacarla de aquí y llevarla a casa donde está a salvo.

—Nos vamos —inquirí, mi lado frío se apoderó de mí otra vez, últimamente lo hago para poder evitar lo que siento pero ahora mismo... estoy decepcionado.

—No me pienso ir contigo —bromeó. No estará hablando en serio.

—No estoy para tus bromas de mal gusto Mia, no me hagas enojar y vámonos —recalque con firmeza.

No puedo creer como ha cambiado de un día para otro. Está bien, puede que sea tesatrudo se vez en cuando pero lo hago para defenderla y cuidad que nada le pase.

—Vine para divertirme, mi guardespaldas ¿a caso no puedo? Mejor vete, estoy bien —digo. Quiso darme la espalda para irse pero no sé lo permití.

—He dicho que nos vamos —adquerí mi fuerza. Agarre su brazo y la abalancé a mi. Su respiración roza con la mía, tengo que respirar profundamente para no perder el control —. Si pasarla bien es que el máldito de Marcos casi te secuestrara, pues perdóname, no sabía que te gustaran esos tipos de hombres —recalque. Sus ojos se vuelven oscuros, y su mirada ataca la mía con firmeza.

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