Capítulo 4

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La fiesta avanza, la gente no para de llegar con trajes elegantes y con un regalo en sus manos. El lugar es un... básicamente es...es una total mierda, no paran de hablar cosas de negocios. Está bien, es una fiesta de negocios pero por favor, porque no cambian el tema por unas horas.

Pero tan siquiera yo no soy el único que se siente incómodo, Mia tiene una cara que para que hablar, la chica de ojos brillantes y siempre contenta se borró por completo a penas entro a este lugar. La entiendo, a mi tampoco me gustas estos tipos de fiesta, son aburridos y solo es para gente mayor que sabe cómo hacer aburrir.

Ella está con sus amigos, todavía se me refelja una sonrisa cada vez que la observo. Literalmente es hermosa, cada día lo es pero hoy se dedicó a volverme loco. Su mirada se encuentra con la mia y por ecónitos segundos sentí mi corazón latir desesperado, otra vez vuelve a sonrojarse algo que me da un poco de gracia.

Su mirada es hermosa y cada día que pasa más me gusta, eso sin contar las veces que se queda observando a un punto fijo, su mirada toma un tono azul-celeste, es perfecta y jodidamente irresistible.

Un chico se acerca a ella y mi pulso vuelve a reaccionar de manera impulsiva ¿Quién es ese imbécil?

Se acerca de manera como si tuvieran intimidad y ahora que recuerdo ella no me dió su nombre en la lista que le pide.

Me dirijo hacia ella y sin importarme un carajo las personas con la que está.

Ella se encuentra con mi mirada furiosa y si me conoce es mejor que ella se acerque primero antes que yo haga alguna estupidez.

—¿Qué necesitas? —pregunta amablemente acercándose a mi si que yo me diera cuenta cuando empezó a caminar a dirección mia.

Mi pulso se acelera otra vez. ¿Cómo es que controlo lo que me hace sentir con una sola mirada o con toque?

—¿Quién ese ese tío? —pregunto sin rodeos y con la mandíbula apretada, si me comporto débil no podré defenderla ni me tomara en serio.

—¿Él? el es Marcos, tranquilo solo es... —se queda en silencio. No jodas que es algo mas que su amigo. Juro que si me dice que siente algo por él me voy a volver loco. A leguas se ve que es un capullo integral. ¡Menudo imbécil!

—Dime la verdad Mia —la hablo con suavidad para que me tome en serio. En realidad solo quiero que me diga que no siente nada por él.

—Él era mi amor platónico desde pequeña. Pero ya no siento nada por él, lo juro —habla rápido, dedusco que se muere de la vergüenza.

Aunque...¿porqué se puso a prometer que no siente nada por él? yo no soy nadie para impedírselo, aunque quisiera.

—Si quieres nos podemos ir. Hay... —pienso antes de decir la locura que se me está ocurriendo —. Si quieres podemos ir al festival que van hacer en el centro de la ciudad —no me doy cuenta de cuando se me ocurrio pedírselo.

Genial, le he pedido a la chica que tengo que proteger ir a un festival.

Bien hecho Edien hoy te has ganado el trofeo del imbécil —dice mi subconsciente.

—¿Es en serio? —pregunta contenta. Cómo si fuera la primera vez que fuera a un festival —. Por favor, llévame. Es la primera vez que podré ir, además habrá fuegos artificiales ¿no? —me saca una sonrisa.

Realmente sus padres no le dejaron disfrutar de su niñez. Cómo puede ser que una chica  tan libre como ella no halla ido a estos lugares. Pero me encanta que yo sea el primero con el que va.

—Habrá fuegos artificiales señorita Mia, solo hay un solo problema... —me acerco a ella lo suficiente para que nadie escuche —. Nos tendremos que fugar.

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