A penas que ví unos ojos verdes frente de mí quería desaparecer. ¿Cómo iban a haber dos Eiden al lado mio? Esto era absurdo. ¿Cuál de los dos era el verdadero? Me pregunte al instante que se ocasionó frente de mí. Sabía que algo estaba mal en él pero no me daba cuenta, había pasado un año, es normal que halla cambiado. Pero verlo ahí, frente de mí me hizo pensar en que me había equivocado. Era el mismo de siempre. Sus ojos verdes esmeralda resaltaban a la vez con su pelo el cuál estaba más largo y cuidado. Sus músculos estaban más fortalecidos y la mirada penetrante que solía tener está más fuerte. Cómo si anhelaba desde hace un año tenerme frente de sus ojos. La sonrisa corta pero dulce todavía exitía en él, como su nerviosismo cuando estaba al lado mio. Los ojos rojos que vieron por última vez mis ojos ya no están. En verdad ya se había curado completamente de la droga. Mi corazón quería dejar de latri, está es la sensación que el podía llegar a tener en mi cuando me observaba de sa manera.
Dirijio mi mirada al encrespado que tenía a mi lado. Observandolo para entender el gran parentesco que tenían. Es que si él se estirará el pelo, hacia solo un poco más de ejercicio y unas pupilas acliricas de mis ojos verdes esmeralda era ver al otro. Aunque es imposible que sean iguales. En esta semana solo he llegado a comprender o al menos para mí que es más abierto, más gracioso, dulce, imperfecto. Todo lo contrario al Eiden testarudo que no me importaba decir la verdad en un momento determinado. ¿Con quién había estado está última semana? ¿Cómo fui tan ciega y no pude ver qué no era él? ¿O, cuál de ellos es el verdadero? ¿Quién es el Edien del cual me había enamorado?
—Y-yo... —mis palabras eran un balbuceo. No tenía idea de cómo enfrentarme a esta situación, era mejor tratar a mi prima que entablar una conversación con ellos.
—¿Se puede saber quién eres tú? —su voz ronca inundó mis oídos. Esa voz es la que quiera escuchar hace un año, la que a pesar de ser dura en su interior tenía una chispa de dulce. Es voz es la que necesitaba para entender el error que había cometido.
—Edien —respondió el ojiverde al lado mio. A pesar de que estaba delante del otro seguía con la mentira. Sus ojos se tornaron a un verde oscuro, el chico con el cuál había pasado una semana era otro —. No se quién eres pero yo soy Eiden. Y si tienes duda, pregunta —asegurò con firmeza. En serio me estaba dudando de quién era Eiden. Solo hay una cosa que sabe él y no sabe nadie más, aunque fuera algo simple era un sueño que quería cumplir como sea.
—Venga —volvió a hablar el chico delante de mi. Me había acostumbrado al Edien que había conocido está semana que se me olvidó que el de antes solo pfonnciaba una palabra. Creí que era por su cambio tanto físico como sentimental pero ahora me doy cuenta que estaba más que equivocada.
—Le gusta el chocolate, ama los animales, más a los perros, le gusta vestirse cómoda porque así se siente más libre —dijo el que estaba al lado mio. Sus ojos aseguraban lo que dijo, lo pude sentir. Además, es verdad todo lo que dijo.
Asentí con la cabeza para asegurar lo dicho, lo que ocasionó una sonrisa en su rostro.
—Ama ayudar a las personas necesitadas, su mayor pasatiempo es la música, además de que me encanta leer aún más cuñado está lloviendo, siempre se preocupa por sus amigos hasta el punto de hacer cualquier cosa por ellos, extraña mucho la vida antes de sus cuatro años porque en ese entonces estaba más unida con sus padres —me quede muda. Las palabras ni me salían en ese momento, ambos sabían más de mi vida que yo.
—Su color preferido es el blanco, ama ver las películas románticas, teme a los truenos porque en una tormenta que pasó estuvo sola sin que nadie le apollase, teme a qué la gente que quiere se valla de su vida, por que según ella es la razón de ser. Amaba estar con su mamá mientras caminaba por el jardín de lilas es por eso que cada vez que ve una de ella llora porque la extraña demasiado. Le aterra lo que llegaría a pasar cuando Laureta, la futura esposa de Alarick viva en esta casa ya que teme a qué ocupe el lugar de su mamá, deseaba convertirse en una influncer como su madre porque eso sería recordarla demasiado — dijo el que estaba a mi lado, me quedé sin palabras, son cosas demasiadas íntimas y ahora que recuerdo nunca se las dije.