Su mirada con odio me recorre todo el puto cuerpo. Hace una hora que llegamos y no ha dicho ni una sola palabra. No sé porque me quedé callado ante la situación, tal vez si hubiera hablado no estuviera sentado aquí con su mirada fría.
Mandó a Mia a su habitación y desde entonces no hace nada más que observarme.
Se que fue mi culpa, no debí besarla en medio carretera aún sabiendo que su papá estaba cerca pero...verla de esa manera, vulnerable, asustada, sus ojos azules cambiaron de color, un color blanco literalmente, tenía miedo y yo no podía dejarla así... tan sola.
No sé que le paso exactamente en el tiroteo pero que bueno que a Mia se le había olvidado el medicamento del doctor y tuve que llevárselo, gracias a ello fue que fui a ese lugar.
Sino hubiera llegado... mejor no pensar en nada. Tuve miedo por lacónicos segundos, si ese hombre la hubiera violado...
—Te quedarás —Alarick había luego de varias horas. Me sorprendió como lo dijo y la manera tan rara de despertarme de mis más profundos pensamientos.
—¿Cómo? ¿se más específico? —hable luego de lacónicos segundos. Tengo que pensar en cada cosa.
—Seguiras trabajando como guardespaldas de mi niña pero está vez si vas a cumplir todo lo que te diga —recalca con firmeza.
Máldito seas. Va a ponerme una regla más en mi puta vida, una regla que no voy a acatar.
Mia me vuelve loco por completo. Mis pensamientos van directo a ese instante, al instante en que la besé. Sus labios me resultaron suaves, enérgicos, dulces, tentadores e irresistibles. No puedo evitar lo que siento así no más, no podría lastimarla otra vez por culpa de promesas y reglas absurdas.—¿A qué te refieres exactamente? —pregunte luego de varios minutos de meditación.
—Esta vez te vas a alejar de Mia. No podrás estar con ella, jamás. Te maltendras al margen de la situación, te queda estrictamente prohibido entrar a su habitación o quedarte sola con ella. Y otra cosa, le diras que no puedes tener nada con ella de manera que no la lastimes. Y espero que recuerdes estás palabras joven Eiden Erendy, mi niña ya tiene esposo desde que nació y tú jamás podrás tener algo con ella ¿Entiendes? —recalca con seriedad.
¿Cómo es posible que me diga esas cosas? ¿En serio pretende casar a su hija con un desconocido? ¿Pretende que su hija sea infeliz por toda la vida? ¿Cómo un padre puede desearle eso? ¿Dónde están sus sentimientos?
No puedo aceptar esa máldita regla. No se cuando pasó pero voy a proteger a Mia sea como sea, como también debo protegerla de su padre.
—Está bien, acepto —musito con dificultad. Esta es la única puta manera de quedarme con ella y poder protegerla de la asquerosa vida que le quiere dar su papá.
—Pues no se diga más, vuele a tu trabajo —recalca. Luego se va de la sala dejando un revoltillo de preguntas en mi cabeza.
(…)
Pasaron las putas horas y no dejaba de pensar. Tenía tantas cosas que meditar que era imposible concentrarme en una de ellas.
¿Cómo podré acercarme a Mia sin que Alarick se de cuenta? ¿como defenderla cuando no se nada en lo absoluto de como hacerlo?
Tengo que pensar con claridad cada paso que voy a dar y lo peor de todo es que tengo que reprimir mis sentimientos irresistible con ella.
También está la persona que me llamo y me dijo el nombre de Carloth, he hablado con mi hermano mayor Damon sobre lo ocurrido y no ha encontrado nada todavía. Hay tantas cosas que pensar que mi cabeza es una laguna que no tiene fin.