Mattias fue el primero en darse cuenta que todo estaba a punto de caerse, en cuanto Nimet solicito trabajar en Texas las alertas de todos en su familia se encendieron, fue la mera que tuvo de dejar en claro que no regresaría a casa, para este momento lo que paso con Yildiz era apenas nada, como pudo informo de todo a Kemal pero siempre parecía que algo quedaba lejos de su alcance, de su comprensión, de su persona.
Estaba preocupado pote amigo, y como no estarlo, si era perfectamente, idiotamente y desgarradoramente feliz. Entre el blanco y el negro dentro de sus ya desgastadas paredes llego Nimet para pintar grandes manchas de colores que curiosamente eran los favoritos de su amigo, y eso estaba seguro que era algo que solo el amor verdadero podría lograr.
Recordaba su pasado, cuantas veces cayo en el fango, y la única persona que estuvo ahí para levantarlo una y otra vez fue Milo, siempre era un hombre sereno, desinteresado, alguien que siempre parecía tan vacío, pero ahora, ahora, si en sus manos estaba poder ayudarle a guardar su felicidad así seria.
Los brazos de Kemal Demir eran largos y abarcaban el mundo entero, supo lo que hizo Eren, y no estaba feliz, pero aun así continuo extendiendo su alcance todo lo que pudo, siguió y siguió y siguió... hasta que los encontró.
Kemal no podía creer que su hija ocultara todo aquello, que lograra pasar desapercibida por más de un año. ¿Por qué? ¿Por qué lo hacía? Parecía como si no solo ella le hubieran cerrado las puertas para que no encontrara la verdad, era como si el mundo entero conspirara para que cada vez que se sintiera cerca de encontrar algo desapareciera como el humo.
Pero nada en esta vida fue imposible para él, y encontrar a quien celosamente ocultaba su hija tampoco lo seria, así que en silencio llego a ellos, quería hablar de frente con aquel hombre que se atrevía a robar a su hija menor de manera tan descarada, si quería dinero, se lo daría, si quizá era lo contrario estaba dispuesto a escucharlo, y a apoyarlos, pero algo le decía que ese no sería el caso, esto era algo más, todo le sabia a una podrida mentira.
Y entonces aquí estaba, enfrente de aquella puerta deseando lo mejor, solo lo mejor, porque Nimet era la última persona que deseaba herir en este mundo, era su luna, su princesa era...
-Lombardi...- fue lo primero que salió de su boca cuando la puerta de aquella casa se abrió
La copia joven de Leonardo Lombardi estaba frente a sus ojos, parecía mucho más relajado, pero la mirada, y el parecido eran impresionantes, el mundo comenzó a girar más rápido y el corazón se le oprimió en el pecho impidiéndole respirar. De todas las personas en el mundo, de todo el mundo... Milo Lombardi.
-¿Qué hace aquí?- pregunto de frente intentando que no notara que su sola presencia lo hacía volver a tener 11 años
-¡Maldito desgraciado!- trastabillo encuellandolo lleno de furia sintiendo el dolor en su pecho subir de su costado a su cuello- ¿Cómo te atreves a tocar a mi hija?- lo empujo- ¿Qué planeas? ¿Quieres vengarte? ¡EH! ¡ESO QUIERES!- grito desesperado pero Milo no se inmuto- Es mi hija maldita sea, ¿Cómo podrías no saberlo?- lentamente lo alejo de su persona con el aire sintiéndose pesado y el dolor rasgando en su costado
Kemal seguía siendo igual de aterrador que antes, pero se trataba de su hija, así que aunque fuera increíble podría empatizar con él.
-No es lo que piensas- dijo sereno- no es nada de lo que has dicho-
-¿Cómo podría no serlo? ¿Por eso te la quieres llevar? Ella no sabe nada de nuestro pasado, te aprovechas de ello...-
-Quiero que me escuches, esto no es como tú lo piensas. Yo quería... si, yo deseaba hacer algo de lo que no me siento orgulloso, pero no pude ¿Cómo podría hacerlo cuando ella...?- se sintió ahogarse- cuando ella... simplemente paso, y no justificare mis actos, porque me he escondido de ella sabiendo lo que pasara si me descubre, ella no sabe nada tampoco por mi parte, y nadie de mi lado sabe de ella. Porque la amo... y la he cuidado como mi tesoro más preciado-

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Pecador (En Pausa Indefinida)
RomanceNimet Demir crecio entre susurros y secretos, su vida "perfecta" y su familia feliz se encargaron de ello, era la pricesa de este nuevo cuento, pura, llena de luz y de perdon. Nimet era todo lo que un pecador como Milo Lombardi podría desear, desea...