Mónaco

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Seher Demir tuvo una existencia bendecida, caminaba de la mano del hombre que amaba, tenía una enorme familia, amigos y lo principal era que en su corazón latían esos dos nombres a los que dieron vida con tanto amor y anhelo.

Para ella sus dos pequeños eran como el día y la noche, Kadir era el día, siempre amable, alegre y atento, cuidaba de todo el mundo y tenía una sonrisa para todos, Nimet creció de su mano, como la luna que era siempre más serena, pacifica, pero igual de brillante.

Cuando paso el tiempo, fue Kadir el que abrió su mente y corazón a todo lo que ser hijo de Seher implicaba. Abrazo ese dolor como propio y admiro a su madre más que a nada en el mundo. En un principio se negaba a que su hijo conociera su pasado, pero las circunstancias y las viejas precauciones sacaron la verdad a flote.

Su sol no volvió a brillar igual. Y se lamentaría de ello eternamente.

No quería que le pasara eso a su luna, por ello la cuidaba, por ello Kadir tampoco quiso hablar, porque a diferencia de su madre que vivía con miedo, el quería que su hermana sintiera que el mundo era suyo, aun cuando parecía lo contrario. El podría guardar aquellos secretos por los dos, siempre y cuando ella pudiera abrir sus alas tarde o temprano.

Pero el plan no salió así, su madre era dueña de un millón de pesadillas y aunque las guardaba con recelo para que no llegaran a ellos, mientras más crecía Nimet, mas salían a la luz.

Más de una vez Kemal se lo dijo a su esposa "Las marcas en tu pecho no son las de Nimet, tus miedos no la alcanzaran, pero si pueden alejarla" esas eran palabras simples, pero en realidad resultaban realmente aterradoras, porque el solo pensar que alguien pudiese lastimar la vida de Nimet como lo hicieron con ella...jamás podría soltar esos pensamientos, era difícil.

El miedo de su madre se convirtió en pánico y mientras más crecía menos quería soltar su mano; innumerables fueron las veces que sus padres pelearon por el tema, las restricciones eran ridículas, su miedo, y finalmente aquella relación que tanto amaba la pequeña Nimet se rompió.

El abismo entre ambas se hizo más y más grandes, Seher nunca tuvo respuestas para su hija y ese silencio solo provocaba desesperación y falsedad en su pequeña. Se sintió alejada de la familia, sintió que quizá era ella quien siempre hacia las cosas mal. Que ella era el problema.

Y entonces aquí comenzarían todas las listas del "si ella"

Si Seher no hubiera tenido miedo, habría visto los logros de su hija como lo que eran, "logros" no como una exposición al mundo que tanto le aterraba.

Si ella hubiera logrado ser sincera con su hija sobre sus miedos, y su sufrimiento hubiera podido caminar de su mano, pero en vez de eso la encerró, la encerró de tal manera que termino escapando.

Kemal se mantuvo de su mano, la siguió cada vez que escapo, y le respeto la distancia, la brecha entre las dos mujeres de su vida se hizo dolorosa y con el paso de los años angustiante. Él estaba seguro que nada los alcanzaría, y que la verdad era la respuesta. Pero ese sufrimiento solo era suyo, y no podía tomar más verdad de la que ya había dicho a su hijo.

El semestre de Nimet termino como esperaba, con todos sus logros cumplidos, su padre la esperaba en la entrada de la universidad, era la persona que mas respetaba en el mundo, siempre a su lado, siempre cuidando sus pasos, lo adoraba.

-Mi linda Ay (luna), mírate nada más, conquistando tierras lejanas- beso su frente sintiendo como volvía a tener 10 años nuevamente.

-Gracias por venir Baba, aunque es solo un acto protocolario no era nada importante-

-Fui a esperarte después de tu primer día en el dentista no veo porque esto tendría que ser diferente- paso su brazo por sus hombros feliz- Sé que el joven Yildiz a estado aquí-

Pecador (En Pausa Indefinida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora