Capítulo 51

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— ¡Bien! Lo pensaré. — Respiro profundamente. — En realidad, tengo que hablar con Pedro. — Henry se queda quieto y su mandíbula se retuerce.

— Olvidé que estás saliendo con él.

— Es un noviazgo falso.

— Eso no es lo que me pareció a mí.

— Le gusta Ana y me ha pedido que sea su novia para ponerla celosa. — Le doy una sonrisa traviesa.

— Pero te besó.

— Lo sé.

— El tipo del bar también te besó.

— No me lo esperaba.

— Pero tú le correspondiste. — Indaga él.

— Si no hubieras estado besando a Ana, te habrías dado cuenta de que lo aparté en cuanto empezó a besarme. — Él
frunce el ceño.

— Lo siento, ¡fue muy infantil de mi parte! — Sonríe. — Lo hice para no tener que ir a darle un puñetazo en la cara delante
de todos.

— ¿Qué hace tu hermano aquí?

— Vino a pasar unos días.

— Es un asunto de la mafia. — Solo asiente con la cabeza.

— Si, mi padre se ha despertado y quiere saber quién es el traidor. — Hace una pausa. — Podrías conocer a mi padre. —
Sonríe. — Podemos darle la noticia.

— No lo sé. — Todo esto era nuevo, estaba tratando de acostumbrarme a ello.

— Primero hagamos la prueba y luego decidiremos qué hacer.

Henry se levanta y se sienta a mi lado, me sostiene las manos y me mira fijamente.

— Te amo Liz, pase lo que pase, ¡siempre serás la mejor
parte de mí!

Y me besa, y las mariposas empiezan a llegar de nuevo a mi estómago.

El resto del día fue muy tranquilo, de hecho demasiado, Henry nos preparó el almuerzo y pasamos la tarde viendo
algunas películas románticas, un poco en contra de su gusto, estamos sentados en el sofá, con una pequeña distancia entre
nosotros, después del beso que me dio, no pasó nada. Decido agarrar una manta, aunque hace calor fuera, sigo teniendo frío, ¿qué puedo hacer? Soy una persona friolenta.

— ¿Qué película es esta? — Frunce el ceño al comenzar la película.

— Un amor para recordar. — Me río.

— ¿Vas a llorar?

— No lo sé, todo depende.

— ¿Depende de qué?

— De mis hormonas, o estoy embarazada, o es el síndrome premenstrual, o no sé qué puede ser. — Hace una cara de miedo. — No hay que preocuparse, no quiero matar a nadie todavía. — Nos reímos juntos, su risa es
maravillosa.

Por supuesto que terminé llorando, más aún en la parte en la que él descubre que ella tiene cáncer, y también en la que ella muere.

Me doy un susto cuando oigo un ruido en la casa, no sé exactamente de qué parte de la casa venía, sólo entonces me doy cuenta de que me había quedado dormida en el sofá junto con Henry.

— Henry… — Lo agarró por el brazo.

— ¿Qué? — Todavía está medio somnoliento.

— Henry, creo que hay alguien aquí

— ¿Qué? — Habla y salta del sofá.

— He oído un ruido, pero no puedo decir en qué parte de la casa.

— ¿Cerraste la puerta trasera?

— Yo… y… no me acuerdo.

— Quédate aquí. — Se levanta y va con cuidado a la cocina.

Segundos después escuchó el sonido de un disparo.

— ¡Henry! — Grito su nombre.

— ¡Liz! — Henry grita de terror. — Liz, corre. — Por un segundo me congelo. — Corre Liz. — Y sigue gritando. — Ve a tu
habitación. — Entonces empiezo a oir ruidos procedentes de la cocina. Salgo de mi trance y ahora hay ruidos de cosas que se rompen en la cocina.

No me lo pensé dos veces y salí corriendo hacia el dormitorio.

Entro y cierro la puerta detrás de mí, me siento en el suelo detrás de mi cama. Oigo el ruido de un helicóptero, me acerco a la ventana y corro la cortina con cuidado, en ese momento alguien dispara a través de la ventana, y me tiró al suelo,
intentando protegerme de la metralla.

En ese momento alguien llama a la puerta, me asusto, no se si debo abrir la puerta o no, pero hay alguien disparando
hacia la ventana.

¡Mierda, no sé qué hacer!

Oigo un fuerte golpe en la puerta, me levanto y veo que es Henry, tiene sangre en la boca, su cara está roja, su camisa que es gris está salpicada de sangre, excepto las tres o cinco lágrimas que tiene.

Tiene un cuchillo en una de sus manos, y también sangre en ella.

Oh, mierda, viene hacia mí y me levanta.

Se acerca a mí y me levanta.

— ¿Estás bien? — Asiento con la cabeza.

— Vamos a tener que saltar.

— ¿Qué?! ¿Estás loco?

— Es nuestra única opción, o saltamos o morimos en medio del tiroteo. — Respiro profundamente, tratando de controlar mi respiración.— Saltemos hacia el
helicóptero.

Henry me toma de la mano, el helicóptero se acerca a la ventana, damos unos pasos atrás y corremos hacia la ventana
Me pasé el brazo por la cara, intentando protegerla de los trozos que habían quedado en la ventana.

Nos lanzamos y nos colgamos de su esquí, por suerte la puerta estaba abierta y había dos lanzados dentro, uno me
tiende la mano, el otro sigue disparando. Me siento en el banco y luego Henry se sienta a mi lado. Me abraza, los disparos no paran, tanto fuera como dentro del helicóptero. Ahora le creo, ahora sé que estamos en peligro. ¡No puedo criar a nuestro hijo en medio de todo esto!

Mi mayor temor es si intentan algo contra él, ¿podrá Henry ponernos a salvo, podrá protegernos?

— ¿Estás bien? — En ese momento siento que me arde el estomago, y cuando bajó los ojos hacia él, veo sangre. Henry también sigue mi mirada y veo la desesperación en sus ojos.

— Henry... — Siento que me falla la voz y también siento un ardor junto a mi cintura, ¡maldita sea! Siento que se me
nubla la vista.

— Liz, quédate conmigo. — Tiene los ojos llorosos. — No cierres los ojos. — Empieza a sacudirme y a darme ligeras
palmaditas en la cara, pero no puedo, mi cuerpo empieza a sentirse ligero.

— Henry… el… be…

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