La Tierra Media, de esplendor inconmensurable, árboles con hojas color verde oscuro, otros con hojas verde tierno se mecen al compás de la brisa, la tierra debajo de estos se moteaba de la sombra de las temblorosas hojas. Las flores amarillas, brota...
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- Haa- jadeó Stella mientras intentaba asestar un golpe al bloque de heno frente a ella, que actuaba como un blanco improvisado.
El bloque de heno estaba sobre unos palos que la chica había encajado en el suelo, elevando el bloque casi a su altura. A duras penas podía Stella mover con una sola mano la espada para golpearlo. Llevaba entrenando una semana, y no habían muchos progresos.
- Deberías probar con algo más ligero primero - señaló Aragorn a la chica.
Aragorn de vez en cuando, aparecía en sus prácticas, generalmente se sentaba en silencio a observar, mayormente explicándole cosas sobre cómo balancear la espada y demás.
- ¿Por qué no me ayudas? - preguntó Stella dando voz por primera vez a sus pensamientos.
Estaba irritada de que el dunedaín solo la viera entrenar en silencio, era como si la vigilara, cosa que Stella no dudaba hiciera pues nadie en la Compañía sabía de ella. Quizá y solo quizá estaba especialmente irritada ese día porque llevaba horas al sol, y Aragorn había comido y bebido a pocos pasos de ella a la sombra de un árbol y no le había ofrecido ni un trago de agua.
"Aunque no le dije que me ofreciera un poco" - pensó Stella secándose el sudor, luego negó con la cabeza -" No, no, es de educación ofrecer. ¡Será Rey! Debían de haberle enseñado modales, ¿¡no!?"
Stella intentó blandir la espada y cortar al menos una esquina del heno, pero falló y la espada se encajó en la tierra, y sus brazos recibieron un tirón que hizo que un hormigueo incómodo los recorriera. Soltando la espada, flexionó un par de veces los brazos, y los sacudió, fue entonces que a sus oídos llegó un suspiro de exasperación, y esa fue la gota que colmó el vaso.
- ¿¡Qué!? - dijo volviéndose a Aragorn, su voz dejando a flor de piel su irritabilidad - ¿¡Cuál es el problema!?
- Ninguno - dijo Aragorn con tranquilidad mientras flexionó los brazos detrás de su cabeza e hizo ademán de cerrar los ojos - Al menos no con mi postura para enfrentarme a un bloque de heno.
Esto solo pareció irritar más a Stella.
- ¿¡Postura!? - dijo con falsa incredulidad - Llevas ahí sentado casi todos los días de la última semana hasta hoy, ¡hoy incluso comiste ahí! ¡No me ayudas con el entrenamiento aunque vienes a ver casi todos los días! ¡Comes frente a mi, y no me ofreces agua siquiera! Dudo que tengas alguna habilidad realmente con la espada, seguro Gandalf exageró, vago.
Aragorn, intentó disimular una risa, eso se ganaba por fingir no tener modales. Realmente estaba sorprendido con la actitud de la chica, no esperaba que una chica jóven como Stella, perseverase tanto, le recordaba un poco así mismo en años de su juventud, cabezota.
- No soy un vago, señorita músculos - dijo burlón.
