Capítulo 01

525 15 0
                                    

ARA

La brilla roza y acaricia levemente mi rostro.

Mis pensamientos vuelven a mí.

El color, las palabras, las heridas, todo regresa a mí como si hubiera sido un delito olvidarlas por tanto tiempo.

Recuerdo.

Los gritos, las ecuaciones, nuestros sueños.

Respiro con la misma lentitud con la que me muevo.

Mis ojos se abren y yo me relamo los labios todos resecos.

¿Dónde estoy? Intento enfocar mi vista.

Es de día, observo por la ventana que a mi lado me hace compañía.

Lo demás se ve...diferente.

Inusualmente tranquilo.

Como si hubiera estado custodiada por la paz y total tranquilidad.

No se de porque, pero no siento miedo.

Como puedo, me levanto de la cama en donde me hallaba recostada.

Bajo la mirada notando la bata blanca que me cubre desde el pecho hasta las pantorrillas y me tenso.

¿Qué pasó? ¿Qué me hicieron? ¿Cuándo lo hicieron?

Me dirijo hacia la puerta descubriendo que esta abierta.

Una pequeña vivienda hogareña me da bienvenida.

Tazas, platos, sillones, televisores, todo simple y acogedor.

Tanto que me obligo a apartar la vista hacia alguien que me diga donde estoy.

Como salir.

Como volver a donde me quedé.

Mis pedidos son escuchados y alguien jadea detrás mío sorprendiéndose.

Paso saliva y me pongo en forma defensiva, hasta que a los segundos lo reconozco.

Lo veo.

En forma tan clara que parpadeo.

Tiemblo.

- Ara.

Pronuncia mi nombre como si no lo creyera.

- ¿Ryls? - cuestiono con dificultad como si hubiera olvidado la habilidad de hablar.

- Dios mío estás...despierta.

Frunzo el ceño y este se me acerca para estrecharme entre sus brazos, incluso hasta sollozando.

- Ryls. - repito y no me suelta hasta que casi caigo.

Mis piernas no ayudan y este no tarda en notarlo.

Me toma de los brazos y me carga hasta posarme encima de un viejo sofá.

- Joder. Me moría cada día por irme aquella vez, por perderme y no ayudar e ignorar que tú también podías necesitarme. Cuanto lo siento cuñadita. De verdad lo lamento.

Lo aparto para quitar las lagrimas de su rostro pálido y preguntarle.

- ¿Aquella vez? - pregunto y este aprieta los labios con dolor.

Suspiro y pregunto de nuevo pasando saliva.

- ¿Cuánto ha sido ese "aquella vez"? 

Ryls suspira y sostiene mis manos antes de susurrar.

- 8 meses.

Responde y yo entre los labios sin comprender.

¿Qué?

MI DIAMANTE DESEADO ♤ LIBRO 3 ♤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora