Capítulo 02

157 11 0
                                    

ARA

- ¿Disculpa? - pregunta "mi esposo" mirándome con total confusión.

Luego de quitarle lo que cubría su boca, detalle su rostro con cuidado buscando heridas que ya cubrían casi toda la parte baja de su barbilla.

A los segundos por su forma de verme, me fue fácil deducir lo que pasó.

Me olvidó.

Nikolái me olvidó.

Y Marcos, claramente utilizó eso a su favor.

Volviéndolo su aliado, mi enemigo, nuestro martirio.

Suelto un suspiro, mientras el mismo pensamiento ronda mi cabeza una y otra vez causándome más dolor.

Este me mira con cautela, mientras analiza cada uno de mis movimientos.

Niego y vuelvo a él desafiante.

- Te he dicho que eres mi esposo - repito con voz neutra - Uno que claramente ignora que está casado y tiene un hijo conmigo.

Se paraliza por unos segundos mientras busca la verdad en mi mirada.

Se estremece y se hace para atrás negando rápidamente con la cabeza.

- Mentira. Se quien eres, una mujer calculadora y mentirosa, solo intentas engañarme para...

- ¿Para qué? Según tú. - interrumpo y este aprieta la mandíbula mirando fijamente mis ojos turquesas.

Todo produce que palpite mi maldito corazón, justo como cuando me miraba con demasiado amor.

- Sea lo que sea, no obtendrás nada de mí, puedes torturarme o matarme, pero pierdes el tiempo si esperas que yo sea algo tuyo. - responde necio a créeme.

Suspiro.

- ¿Algo mío? No tengo que rogarte por algo que ya tengo. Estamos casados, ya eres mío y harás todo lo que yo te pida.

Aprieta la mandíbula y niega necio.

- Jamás, suéltame o juro que te vas a arrepentir.

Me río.

- No lo haré hasta que estés de acuerdo y me seas útil.

- ¿Qué crees que soy? Tu perro.

- Te daré croquetas entonces.

Me mira con furia y yo río.

- Suéltame. - repite mientras yo camino alrededor de él acercándome hacia su silla. 

- Dije no. - repito y este suspira.

Sigo dando vueltas hasta que paseo mis manos cerca de sus hombros.

Lo siento tensarse y mirarme enojado.

- Ya basta, no juegues, quédate quieta o te cortaré esas lindas manos en cuanto tenga la bendita oportunidad de hacerlo. - reniega y yo arqueo la ceja.

- ¿Tan rápido ya quieres tocarme? - lo molesto y este maldice.

- Si te toco será para matarte o quizás para darte una lección por esa coquetería tuya.

Frunzo el ceño y él se burla.

- La única lección de hoy día será que aprendas a hacerme caso antes de que te lance a los perros como alimento. - respondo y este bufa.

- Dudo que tengas agallas hermosa.

Alzo la comisura de los labios con diversión.

- Si tanto insistes, te daré una linda demostración de mis agallas.

MI DIAMANTE DESEADO ♤ LIBRO 3 ♤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora