Capítulo 05

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ARA

Me paralice cuando vi que su objetivo era yo.

Alekei gritaba mi nombre pero fue demasiado tarde para percatarme de su advertencia.

O eso creía yo.

La puerta delante mío se abrió de golpe y un brazo logró jalarme desde afuera alejándome por centímetros de la navaja de aquel hombre.

Gruñí de dolor cuando esta logro cortarme un poco en el brazo izquierdo mientras me alejaba y chocaba contra un cuerpo.

Voltee y era Nikolái quien ahora me sostenía entre sus brazos jadeando y transpirando con el cabello mojado, mientras nuestros demás hombres disparaban a todos los que se nos acercaban alrededor.

Cartel entró directo hacia el hombre que intentó atacarme y logró por fin dispararle.

Los demás hombres fueron hacia Alekei ayudando a levantarlo para salir de aquí de una buena vez.

Mire a Nikolái interrogante.

Este solo suspiró y bajo su mano para tomar la mía y salir de la habitación.

Mientras nos alejábamos rodeados de nuestra gente pude ver a mi tía, Darya Alekseeva con más hombres rodeando el portal del edificio regodeándose de tener el control.

Solté un suspiro mientras esta sonreía y me analizaba con la mirada.

Se veía incluso mucho mejor que hace unos meses cuando mi imperio por poco decayó.

Dictó un par de ordenes y evacuamos el edificio junto a todo nuestro ejército.

Ryls esperaba en uno de los autos junto a Hades, mi querido sobrino, quien pareció mucho mayor de lo que yo recordaba antes.

Había crecido.

Sin embargo aunque la seriedad gobernada sus gestos, pude notar el alivio que sintió cuando me vio entrar al auto sana y salva.

Toco mi mano y dejo un corto beso ahí mientras los autos arrancaban.

Nikolái no soltaba mi otra mano. Solo la apretaba como si tuviera miedo a volver a dejarme ir.

Yo intentaba controlar mi respiración.

Alekei en el otro auto estaba siendo atendido.

Ese hombre había logrado darle, solo esperaba la herida no fuera demasiado grande.

Me relajé.

Por poco me relajé.

Había sido una trampa.

De alguna manera alguien nos esperaba ahí.

O quizás, alguien puso aquella trampa como advertencia por si algún día yo despertaba y comenzaba a buscar a mi hijo.

Yo lo sabía.

Mi bebé estaba vivo.

Y alguien estaba con él.

Y no me importaba cuando demorara, juro por mi sangre derramada que un día lo iba a encontrar.

Cueste lo que cueste.

Cueste a quien le cueste.

ALEC

Estiro los brazos mientras la nena entre mis brazos sonríe por las cosquillas que le estaba haciendo anteriormente.

Me río al verla intentar apretar mis dedos con sus pequeñas manitas.

Aun es tan pequeña que solo provoca que la ternura que sienta por ella aumente.

MI DIAMANTE DESEADO ♤ LIBRO 3 ♤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora