Eclipse En La Neblina.

Capítulo 10

Inocente

..."El chico que intentó asesinarme, también"...

..."Sí, él también era un vampiro"...

De todas las cosas que Vanessa se quedó a escuchar ayer solo hubo dos cosas que se quedaron bien grabadas en su mente. Esas dos voces; solo esas dos oraciones se repetían una después de la otra y ahora más que nada necesitaba una explicación.

¿De qué chico habló ella?, ¿Azrael lo conocía?, Él dijo que era un vampiro, ¿Por qué su cabeza le revive el momento en el que sacó el cuerpo de Ben de la tierra?
Necesitaba encontrar a Azrael y hablar al respecto.

Pregúntarle ¿quién es ese vampiro?
¿Ellos de qué estaban hablando?, Odiaba saber que de todas las cosas que escuchó solo se grabó dos, como si esas fueran las más importantes. Anoche ella pensó y pensó hasta quedarse dormida.

Algo en ella le decía que si lo seguía talvez iba a ver o a escuchar algo que no le iba a gustar, pero talvez necesitaba hacerlo y para nada se arrepiente de hacerlo. Siente que cada vez está más cerca de descubrir algo y puede que eso tampoco le vaya a gustar.

A la mañana siguiente ya tenía en mente lo que iba a hacer.
Salió de su casa y se fue en su auto, luego después de cazar iba a buscar a Azrael, contarle lo que escuchó; no sentía vergüenza de decir lo que hizo y luego hacer sus preguntas.

Si él no respondía, entonces iba a buscar a esa niña y hacer lo mismo. Vanessa no iba quedarse con la intriga. Al llegar a la casa de Azrael golpeó el volante a la vez que ahogó un gruñido cuando lo primero que descubrió era que su auto no estaba. Azrael había salido; Probablemente a cazar.

Decidió esperarlo afuera, así que en unos segundos salió del auto y se acercó a la casa. La casa de Azrael se mantenía igual desde hace mucho tiempo, Vanessa analizó las paredes y la puerta, todo se veía exactamente igual, no espera algo diferente en su interior. Las contirnas no dejaban ver el interior y la madera rechina con cada paso que da.

Al pasar su mano por las barras quedó sucia de polvo, negó levemente pensando que Azrael no se interesa tanto ni en su propia casa. A pasos lentos empezó a rodear la casa, y esperaba pacientemente a que el dueño volviera, aunque esa paciencia va expirar muy pronto.

Estando detrás de la casa, en dónde está literalmente el bosque tan solo a unos pasos de distancia, ella pasó su mirada por la puerta tracera y después levantó la vista hacia las ventanas del segundo piso.

El viento hacía ondear su cabello y el cielo estaba cubierto de nubes oscuras, estaba segura de haber sentido caer una gota en su frente. Muy pronto iba a llover. Separó el cabello de su rostro para ver la ventana con las cejas fruncidas. Luego retrocedió unos pasos darse cuenta que la ventana estaba abierta.

Su visión le hizo conocer que no había nadie en el interior, y esa sí era la habitación en donde dormía Azrael. Negó nuevamente con los labios curvos y luego saltó. Con facilidad y rapidez escaló la pared y de un solo salto entró a la habitación.

Aunque la ventana estaba abierta había poca claridad dentro, antes de acercarse a algún mueble se quedó de pie estudiando todo su alrededor, luego a pasos lentos se acercó a los muebles y desvió su mirada hacia el escritorio.

Le extrañó ver hojas tiradas y arrugadas por todas partes. No tuvo que acercarse para ver qué en una de estas hojas había un dibujo.
Era a a lápiz de una chica cabizbaja. No sabía que Azrael sabía dibujar, fue cuando supo que habían cosas que aún no sabía de él.

Apartó su mirada del escritorio y la llevó hacia donde tenía tendida su chaqueta; al parecer salió sin ella hoy. Sin mucha velocidad se acercó y pasó sus dedos sobre esta, era imposible sentir otro aroma que no fuera el de él. Luego sin pensarlo su mano bajó hasta el bolsillo y permaneció ahí cuando sintió algo con peso dentro.