Capítulo 20

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De vuelta a la normalidad.




La sensación de que todo llegó a su fin y que todo estará de vuelta a la normalidad permanecía viva en el pecho de Raven después de solo dos días de volver a Boone. Pero en el pecho de Azrael había una sensación que no había experimentado jamás y parecía no tener fin. Frente al cristal con la mirada apagada y puesta sobre la dormida Vanessa, se encontraba ahora su cuerpo, pero su mente seguía perdida en un silencioso y oscuro vacío en donde solo puede ver a la misma persona correr lejos de él.

-Puedes volver a negarlo... -Los pasos se acercaron hasta llegar a su lado. »... Pero tienes la misma cara desde...
-No empieces. -No dejó que Marshall terminara su oración porque ya sabía lo que diría.
Tampoco apartó la mirada porque también sabía que él estaba a su lado ahora viendo a Vanessa en coma desde el otro lado de la ventana.
-No es nada. -Cerró los ojos un momento para creer que era así, pero ni Marshall ni él mismo creían en lo que decían.

-Es obvio que algo te tiene así... -Marshall podía escanear sus emociones sin necesidad de verlo.
»... O alguien. -Y estaba seguro de que no fue por lo que le pasó a Vanessa, había algo más; alguien más.
-Que no es nada... -mintió- »... Solo estoy... Viendo a Nessa. -Sus castañas pestañas se sacudieron de arriba abajo al parpadear. Recién se daba cuenta de que miraba a Vanessa con tanta quietud.
-Nunca la había visto tan... -suspiró Marshall-
»... Quieta.

La observaba detenidamente para estar seguro de que esa chica sobre esa cama dentro de ese hospital era su hija. Su hija de ojos fulminantes, que siempre se veía tan fuerte, decidida, inteligente y audaz.
-Siempre estaba en movimiento, su mente siempre estaba en constante movimiento, planeando y actuando. Haciendo de las suyas una y otras vez.
-Seguramente lo está haciendo ahora, mientras estamos aquí esa cabeza sigue trabajando. -Azrael casi susurró sintiendo que ella podía escuchar cada palabra que salían de sus bocas.

-No duerme por completo... -negó con la cabeza y el pecho lleno de orgullo.
»... Así que cuando despierte empezará a actuar... Esto no se quedará así. -Mientras los hombres de Marshall buscaban por cielo y tierra; día y noche a los culpables, él observaba a su hija imaginando las cosas que hará cuando despierte y recuerde todo lo que le hicieron.
-No lo dudo en lo absoluto. -Azrael también lo imaginaba todo y estaba seguro de que ella va a arremeter contra él.
-Pero ella no es la culpable de que tú estés así.

-Raven... -Después de unos cortos segundos en el silencio del pasillo de ese hospital Azrael confesó. Decir su nombre se sintió como dejarse caer dentro de ese vacío de nuevo.
-Lo supuse... -sonrió- »... Sucedió mucho entre ustedes en tan poco tiempo. -A Marshall casi le sorprendió ver a su hijo adoptivo tan pensativo y la verdad no imaginó que estaría así por alguien tan rápido.
-Absolutamente nada sucedió. -En cambio Azrael lo recalcó. Él sentía que no tenía suficientes palabras para describir lo que le pasaba con Raven ni suficientes razones para sentirse así por ella.

Y lo hacía sentir estúpido porque ella nunca le dio una razón o un motivo, solo lo miraba de la misma forma como si quisiera no verlo más. Odiaba por completo esa sensación. Esa sensación que sólo él tenía mientras ella fácilmente se olvidaba de él. -¿Entonces todo estaba en tu cabeza? -Cuando escuchó esa pregunta sintió que así fue. Todo sucedió dentro de su cabeza y ahora no sabe como cambiarlo.
-Estás perdido ahora... -Eso mismo se dijo él.
»... ¿Por qué no hablas con ella? -Miró su perfil. Su frente plana, su nariz recta, su cabello castaño y desordenado, sus dedos podían enredarse en su melena.

-Ella está en su hogar ahora, ya no hay nada que pueda hacer. -Ahora mismo esa era una de las pocas cosas que tenía bien claras.
Durante esos dos días él solo salía a cazar para distraerse, luego pasaba al hospital y luego hacía lo mismo. Se convenció, o más bien, intentó convernserce de que todo había vuelto a ser exactamente como antes. Solo él y más nadie en su cabeza. Más nadie en quien pensar, más nadie a quien seguir, más nadie que lo hiciera sentir atraído.
Pero mientras más lo decía más sentía lo contrario.
Era como si algo dentro de él se aferró a perseguir algo imposible de alcanzar.

Eclipse En La Neblina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora