Cap.6 ~ Un paraguas

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Luka me miraba con sus ojos azules, con el pelo mojado y una gran sonrisa en la cara.

—Hola ___, que coincidencia encontrarte aquí. —dijo amablemente con esa voz tan suave que tenía, cuando me quité los cascos de la cabeza.

—Hola Luka, lo mismo digo... ¿Qué tal estás?— No había algo más básico que decir, pero al menos no iba a parecer una antisocial, y siempre estaba bien preguntar a ver que tal estaban los demás. Además, él siempre me lo preguntaba cuando hablábamos por mensajes.

—Bastante bien, bueno, se me ha olvidado el paraguas en casa y bueno... Pero estoy bien, ¿Tú qué tal estas?— dijo acercándose un poco más a mí, lo que yo no pase por alto, pero no me incomodó ni un poco.

—Bien, ya sabes, comprando cosas... que es lo que se hace en un super...— dije seguido de una risa incómoda, como si Luka no tuviera claro lo que se hacía en un supermercado. Pero él también se rio, pero se rio de verdad aunque por lo bajo, mientras sacudía suavemente la cabeza. No pude evitar sonrojarme un poco, pero por la vergüenza, claro.

—¿Y se puede saber que es lo que estas comprando en el supermercado?— dijo mirándome con una ceja arqueada.

—Estaba a punto de comprar lo último que necesito que es un jabón para el pelo, pero no está el que suelo utilizar y es que hay tantos entre los cuales elegir...

—¿Te puedo ayudar a elegir?— dijo de repente sin que yo me lo esperara.

—Sí, sí, claro, sin problema— dije con una sonrisa que él me devolvió con otra. Alargó la mano, casi tocándome el cuello y agarró un mechón de pelo con suavidad, lo acarició y lo volvió a dejar donde estaba. Me quedé paralizada por lo que acababa de pasar y sentía que me iba a dar un infarto allí mismo. Lo único que hice fue mirar como Luka se giraba y miraba los estantes cruzando las manos sobre su pecho.

—Tienes un pelo muy bonito...— me quedé flipando todavía mas. Esto no podía ser real —a si que no creo que necesites nada en especial, quizás...— lo observé mientras leía los diferentes botes de champú. Después de que había leído cada uno de los botes, cogió uno de la balda más alta y antes de entregármelo lo olió y lo volvió a dejar donde estaba. Cogió otro y después de oler este también, me lo dio —Si quieres, puedes probar este, yo creo que te puede ir bien, además me encanta como huele, pero claro, solo si quieres— Intente parecer que estaba tranquila y que no estaba sintiendo algo que nunca había sentido. Le di las gracias a lo que él me respondió que no era nada.

—¿Qué es lo que necesitas comprar tú?— Logré decir y él me miro sorprendido por la pregunta pero no tardó en volver a sonreír, como hacía todo el rato.

—No necesito comprar nada— ¿Qué?, dije para mis adentros. Si no necesitaba comprar nada, ¿Qué se suponía que hacía aquí? Él se dio cuenta de mi cara de sorprendida —Estaba volviendo a casa cuando te vi entrar, a si que pensé en pasar a saludarte—Me quede callada porque no sabía que contestar, algo que no debería haber hecho porque Luka borró la sonrisa de su cara y con una notable expresión de preocupación, me preguntó —¿No te he incomodado verdad?

—No, no claro que no. Más bien, me he puesto contenta al verte. Lo siento si no lo ha parecido— Él soltó un suspiro de alivió y me sonrió, y nunca me hubiera imaginado lo que estaba a punto de salir de sus labios.

—¿Te puedo acompañar a casa?

~

Después de pagar todo, Luka y yo nos detuvimos ante la salida del super mientras yo sacaba el paraguas que había guardado en mi mochila. Llovía con más fuerza que cuando había salido de clase y aunque mi paraguas no era muy grande, si nos pegábamos podríamos resguardarnos bastante bajo el paraguas. Me puse nerviosa ante la idea, a si que le dije a Luka que le podía dejar el paraguas a él y que yo me podía tapar con la cazadora que llevaba, pero él dijo que no, que era mi paraguas y que yo tenía que taparme con él. A si que no me resistí. Abrí el paraguas y me coloqué a su lado. Me pasó un brazo por el hombro y agarró el paraguas. Yo pase el mío alrededor de su espalda. Y así, pegados para mojarnos lo menos posible, salimos del supermercado.

El camino fue tranquilo. Al principio, estaba un poco nerviosa, pero cuando empezamos a conversar y a reírnos juntos, la vergüenza que había sentido en un principio desapareció y fue sustituida por alegría. Me lo estaba pasando tan bien hablando con él que no me di cuenta que ya habíamos llegado a la entrada de la casa de mi tío un rato después.

Después de llamar al timbre y que Nathalie me preguntara con quién iba antes de dejarme entrar, Luka me acompaño hasta la puerta que daba paso al gran recibidor de la mansión. Estaba a punto de cerrar el paraguas y dármelo pero yo le frené.

—Llévatelo tú, tienes un largo camino hasta tu casa, y no quiero que te mojes más, ya me lo devolverás mañana en el ensayo— dije sonriéndole con una sonrisa sincera. Él me miró con sorpresa.

—¿No te has olvidado del ensayo?— Yo me reí suavemente ante su comentario.

—¿Como podría?— dije y él me dedicó una sonrisa, pero no como las de antes, esta era diferente, un poco mas relajada y sincera, aunque siempre lo eran lo segundo. Se acercó a mí y me abrazó y yo le devolví el abrazo sin pensar mucho en lo que estaba sucediendo.

Se despidió con un gesto de la mano cuando ya se había alejado unos metros de la entrada y se giró. Yo me quedé un rato observándole la espalda y cuando por fin empecé a notar el frio que hacía, cerré el portón. Me di la vuelta con intención de irme a mi cuarto pero alguien me esperaba al pie de las escaleras.

Adrien me miraba apoyado en la barra de la escalera con una sonrisa pícara y con una ceja levantada, esperando a que yo dijera algo. Me puse roja como si hubiera corrido un maratón. Mi primo se rio y yo me puse más roja aún, y aunque no me molestara, estaba avergonzada por que pensara algo que no tenía nada que ver con la realidad.

—No es lo que estás pensando, Adrien. Somos amigos y ya— dije, intentando no sonar nerviosa acercándome a él.

—Yo no he dicho nada. Pero, se ve que os lleváis muy bien— Cambió el gesto a uno mas relajado con una sonrisa suave y apoyó la mano en mi hombro —No te había visto sonreír así hasta ahora y no sabes como me alegro de verte feliz— Le sonreí, no por compromiso, sino porque en ese momento me apetecía.

—Gracias primo.

~

Después de comer, me pasé el resto de la tarde estudiando para el examen del jueves y cuando por fin terminé, me sentía con ganas de dibujar y con inspiración. Coloqué todos los materiales que tenía y me puse manos a la obra, sin que me faltara la música de fondo, por supuesto. Y sin darme cuenta llené dos paginas enteras con dibujos de Luka y mis compañeros.

Cuando me sentí satisfecha, cerré el cuaderno, agarré el móvil y me tumbé en la cama. Tenía un mensajes nuevo y una foto que me habían enviado, y al leer el nombre de la persona que me había escrito sonreí inconscientemente. Abrí la aplicación y leí los mensajes que Luka me había enviado, hace ya una hora.

"Ya he llegado a casa. Muchas gracias por el paraguas ;)"

Y debajo del mensaje había una foto en la que aparecía Luka, tumbado en lo que parecía un sofa con el paraguas pegado a su cabeza. Sonreí de nuevo al ver la imagen. Le escribí "de nada, me alegro que te haya servido, y perdón por no haber contestar antes". Y unos pocos minutos después, me llegó su respuesta.

"No te preocupes. ¿Qué estas haciendo?"

El azul de sus ojos - Luka Couffaine x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora