Cap.13 ~ Fiesta de pijamas pt.1

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Era viernes. Estábamos en la última clase del día. Llovía a cantaros, hacía frio y todos nos queríamos ir a casa, pero aunque el último profe del día no había venido y tuviéramos una excusa para salir antes, nuestra profesora de química no nos dejaba, a si que cada uno charlaba con las personas a su lado para no morirse de aburrimiento. Yo estaba sentada, junto a mi primo, que hablaba animadamente con Nino sentado detrás suyo. Delante tenía a Alya y Marinette, que agachadas, hablaban demasiado bajo como para que fuera capaz de escucharlas, pero no lograba pasar por alto las miraditas que me lanzaban las dos de vez en cuando, sobre todo Marinette. Supuestamente estaba adelantando mis deberes de matemáticas, pero estaba más concentrada en intentar captar alguna frase de la conversación entre las chicas que en mi cuaderno.

—___ ¿Estás bien? —Salí del trance y me encontré a mi primo mirándome. Nino había pasado a charlar con el chico a su derecha, Kim, si no recordaba mal.

—Sí, sí, estaba en mi mundo. —Volví mi mirada a mi cuaderno. La verdad es que no me apetecía hacer los deberes de matemáticas en ese momento. Cerré el cuaderno, y guardé todo en mi mochila, para cuando sonara el timbre poder irme lo antes posible. A mi lado, mi primo jugaba con sus manos sin despegar la mirada del cabello azabache de la chica delante suyo. Sonreí, y la pregunta de si Marinette y Luka eran mejores amigos volvió a mi cabeza. Adrien se llevaba muy bien con Luka igual que con Marinette. Quizás eran un grupo de mejores amigos en el que dos de ellos estaban enamorados, y Luka era el sujetavelas de la relación. No iba a descartar esa opción.

De repente, Marinette y Alya se giraron bruscamente. Los ojos azules de la primera se encontraron con los de mi primo, quién apartó la mirada, levemente sonrojado. Marinette hizo lo mismo.

—___, ¿Te gustaría venir a una fiesta de pijamas? —preguntó de repente Alya. Abrí la boca un poco, pensando que había escuchado mal. Marinette asentía a su lado. Cerré la boca, tragué y esta vez hablé.

—¿Cómo?

—No te sientas obligada. Ya sabemos que llegaste hace poco y que quizás no tengas tanta confianza, pero si quieres, puedes venir con nosotras. —Era Alya esta vez la que asentía mientras Marinette hablaba. Seguí intentando procesar lo que me acaban de decir—. Va a ser hoy en casa de Juleka, que es la más espaciosa... bueno ahora es la tuya pero no creo que Gabriel nos deje hacerla allí, jeje. —Marinette se rascó la nuca, evidentemente incómoda—. Bueno, si quieres venir estate atenta al grupo. Allí pondremos a que hora quedamos y eso.

—Sí claro, porque no. —Cuando dije esas palabras todavía mi cerebro no había procesado completamente la información, hecho por el cual no hice la conexión más importante que tenía que hacer antes de tomar una decisión.

Marinette pareció alegrarse de verdad, porque sus ojos se iluminaron y su boca se abrió en una sonrisa amplia al escucharme. Alya también sonrió.

Por fin, después de una clase interminable, tocó el timbre y empezamos a recoger. Salí junto a ellas de clase. Me contaron que la madre de Juleka no iba a pasar el fin de semana en casa a si que tenían la casa para ellas. No hacían ese tipo de cosas muy a menudo pero siempre estaba bien hacerlas de vez en cuando. En la puerta esperamos a Nino y Adrien que iban unos pasos más atrás hablando de sus cosas. Nos despedimos,  y como siempre, a Adrien y a mí nos vinieron a buscar en coche a la puerta del colegio. Seguía sin acostumbrarme a eso.

—¿Sabes que tu amigo "secreto" es el hermano de Juleka, no? —dijo Adrien nada más el coche arrancó, marcando la palabra secreto haciendo comillas con las manos. Asentí y dirigí mi mirada a la calle. Claro que lo sabía, cómo no, pero se me había olvidado por completo.

Escuché a mi primo suspirar a mi lado. Choqué mi frente contra el cristal, despacio para que no hiciera ruido. Me preguntaba si había sido buena idea contarle a Adrien sobre lo que había pasado con las chicas y lo que Luka y yo habíamos acordado. Ya me había arrepentido en el mismo momento de contárselo cuando me miró con una pequeña sonrisa mientras levantaba una ceja.

El azul de sus ojos - Luka Couffaine x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora