Cap. 1 ~ Primeros pasos

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Después de dejar todo en el cuarto donde iba a dormir, que no tenía nada que ver con mi antiguo, pequeño y hogareño cuarto, Adrien se presento para preguntarme haber si quería que me enseñara la casa, y aunque al principio pensé en decirle que no, acabe aceptando. Empezamos el recorrido desde donde ya estábamos, "mi" habitación, como la llamo él.

—A la derecha esta mi cuarto, estoy para lo que necesites, solo llamar a la puerta— Asentí y me sorprendió que no hiciera alguna mueca o preguntara algo —A la izquierda, están, el de Nathalie primero, y después el de mi padre. Pero no te va a dejar entrar, además como tiene una contraseña en la puerta, no vale la pena intentarlo— dijo con una pequeña sonrisa, aunque sentí que era falsa. Estaba siendo tan amable conmigo que conseguí tranquilizarme un poco y me atreví a hablarle.

—¿Y los baños, cada uno tiene el suyo?— Pregunté como una tonta, pero es que no se me ocurría que mas preguntar.

—Si, aunque, en la planta de abajo, hay uno de visitas, por si, bueno, ya sabes, viene alguna visita— dijo pareciendo contento de responder la pregunta que le acababa de hacer. "Oh, esta bien" fue lo que yo dije.

Así el siguió enseñándome la casa: la entrada, la cocina, el salón, y mi lugar favorito, el patio trasero, repleto de arboles y flores. Y creo que se me noto en la cara, pues me dijo que lo podía usar cuanto y cuando quisiera, pues casi nadie lo usaba.

Sin darnos cuenta, había caído la noche, y con ello la hora de cenar había llegado. Nos sentamos Adrien, yo, Nathalie y el guardaespaldas juntos a comer. Ninguna señal de mi tio desde el recibimiento.

Al terminar, me pegue una ducha, me lavé los dientes y la cara, me puse el pijama, y como no tenía sueño, decidí empezar a releerme algún libro, pero ninguno me convencía, a si que en vez de eso, me puse a dibujar un rato. Y cuando finalmente me entró sueño, me dispuse a dormir.

Inconscientemente empecé a llorar en silencio. Quería que volvieran, volver a tener mi antigua vida. Con miles de pensamientos revueltos en mi cabeza, fui arrastrada al mundo de los sueños.

~

La primera semana pasó en un pestañeo.

Me pasaba sola la mayor parte del día, yendo y viniendo, del jardín a mi cuarto, de mi cuarto al jardín. Adrien salía pronto de casa, llegaba para comer, y a la tarde salía con sus amigos o se iba a sus extraescolares. Más de una vez me pregunto haber si quería ir con el, pero me negué, y el no insistió demasiado.

Para despejarme, empecé a salir de la casa, visitando diferentes lugares cada día, para poco a poco irme acostumbrándome a la ciudad. Había poca gente, pues estaban en sus trabajos o clase, lo que era mejor. Las tardes me las pasaba leyendo libros que Adrien me había dejado prestados, viendo películas y dibujando. Y con esa rutina llegó el domingo a la noche, y unas horas después, el primer día de clases.

Adrien me dijo que nadie sabía de mi existencia, menos Nino, su mejor amigo, que se había enterado era misma mañana por un mensaje que Adrien le había enviado.

Desayunamos y nos preparamos, para después coger la limusina, y dirigirnos al colegio. Y oh por dios. Cuando salí del vehículo, detrás de Adrien, sentí muchas, demasiadas miradas curiosas sobre mi. ¿Cómo no lo había pensado antes? Presentarme allí, junto Adrien, en una limusina, con unas pintas que dejaban mucho que desear, pero bueno, nada se podía hacer ya, como si por arte de magia el tiempo volviera hacía atrás. Adrien sintió mi incomodidad a si que andando cerca de mi, me llevó hacía la puerta lo antes posible, pero en nuestro camino, alguien nos detuvo. Alcé la mirada y una chica rubia estaba delante de nosotros, junto a una chica pelirroja.

—Adriensitoooo...— oh no, pensé —¿Se puede saber quién es esta chica de aquí?

—Ella, Chloe, es mi prima, ___ Agreste- mierda, mierda, mierda —Y todavía se está acostumbrando a la vida en París, a si que déjala en paz.

Chloe me lanzó una mirada extraña —Lo que tu digas Adriensito, hasta ahora— Se despidió y se adentró a la escuela junto con su amiga.

-No todo el mundo es así, ¿Verdad?- pregunte, pensando si hubiera sido mejor inscribirme en otra escuela.

-No, tranquila, lo que pasa es que ella es... especial, digamos. Pero los demás, son muy majos, ya veras.

Nos fuimos a clase, donde esperaba solamente un chico moreno, que al verme junto a Adrien, no se sorprendió tanto, a si que imagine que era Nino, lo que comprobé cuando se presentó. Nos sentamos los tres en la misma mesa, Nino, Adrien en el centro, y yo. Poco a poco, los demás estudiantes entraron, sin pasarme por alto.

Cuando llego la profesora y parecía que iba a comenzar, una chica de pelo azabache recogido en dos coletas llegó, y creo que fue la única persona que no se había percatado de mi existencia.

—Hola a todos y a todas, hoy, es un día especial, pues tenemos una nueva integrante en nuestra clase, por favor levántate y preséntate.— Y eso fue lo que hice. Todo el mundo clavo la mirada en mi, incluida la chica de las coletas.

—Emm yo...— mire a Adrien, que a la vez me miraba con una sonrisa —Soy ___ Agreste... Soy la prima de Adrien... Encantada de conoceros— Y me senté, tomando una gran bocanada de aire.

Nadie dijo nada, mas que sus nombres mientras la profesora pasaba lista. Las clases pasaron algunas lentas y otras mas rápidas. Llegó el recreo, y yo seguí pegada a Adrien, pues aunque no era que confiara o le conociera mucho, era mas que a los demás. Nino, y las dos chicas de delante, llamadas Alya y Marinette, la de las coletas, también vinieron con nosotros.

—Adrien nunca nos había hablado de ti— me comentó la chica de gafas, Alya.

—Bueno... No teníamos nada de contacto hasta hace poco, a si que supongo que es normal.

—¿Y que tal por aquí? Algún amigo o amiga, no se, algún conocido...— Preguntó Marinette.

—No, llegué hace una semana, a si que no he tenido mucho tiempo de conocer gente— contesté.

-¿En serio? Entonces algún día, si te apetece, podrías venir con nosotras, seguro que nuestro grupo estaría encantado de conocerte- Dijo muy sonriente, lo que hizo que yo también sonriera, que maja, pensé.

-Claro, algún día.

El recreo terminó rápido, pero estuvo bien hablar con las chicas, eran simpáticas. Las últimas dos horas pasaron rápido, incluso la ultima acabo diez minutos antes. Me despedí de todos, que seguían conversando, después de decirle a mi primo que le esperaría fuera, pues necesitaba algo de aire.

A medida que mas me acercaba a la calle una suave y dulce melodía tocada a guitarra sonaba a lo lejos, cada vez más y más alto. Al salir, me percate de donde salía tan precioso sonido. Un chico de pelo negro con mechas azules, sentado en un banco, fuera de la escuela, tocaba una guitarra, con extremada tranquilidad y con una facilidad asombrosa. Inconscientemente cerré los ojos, para deleitarme de aquella música, hasta que de repente cesó y fue remplazada por la dulce voz de un joven.

-¿Te gusta la melodía?

Abrí los ojos, y delante de mi, en el mismo lugar de antes, el chico de la guitarra me miraba fijamente con los ojos del azul mas bonito que había visto en mi vida.

Continuara...

El azul de sus ojos - Luka Couffaine x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora