Cap.7 ~ Champú

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La lluvia por fin había dado un descanso a todos los habitantes de París, pero el frio y las nubes que tapaban el sol, hacían darse cuenta que poco a poco se iba acercando el invierno. Esa mañana, hacía bastante frio y la previsión decía que las temperaturas se iban a quedar igual durante el resto del día, a si que antes de salir me aseguré de tener las suficientes capas de ropa para no pasar ni un poco de frio.

Cuando salí a la calle con mi primo, seguía un poco adormilada pero cuando mi piel de la cara y manos entro en contacto con la fría brisa que había, acabé de despertarme por completo. Aunque no me duró mucho el estar despierta pues cuando entré en el coche e iniciamos el camino al colegio, por el calorcito que había dentro del coche junto a los movimientos que hacía este, casi me vuelvo a quedar dormida. Y no era porque no hubiera dormido bien. Había dormido razonablemente bien. Pero lo que había pasado es que me puse a leer un libro y de repente, era la una de la madrugada. Normalmente me dormía las diez más o menos, a si que ese día estaba muerta.

Cuando empezaron las clases, estaba concentrando todo mi esfuerzo y energía en concentrarme y en mantener mis parpados abiertos a si que no me preocupé del frio en clase, por que aunque hubiera calefacción, no estaba puesta.

Llegó la hora del recreo y me senté junto a los mismos que me había sentado desde que había llegado. Ellos estuvieron charlando un rato, pero a mi no me apetecía demasiado hablar y preferí divagar por mi cabeza sin hacer mucho caso a lo que decían las personas a mi alrededor. Cuando sonó el timbre y acabó el recreo, fuimos a clase, a nuestra última clase de historia antes del examen. Me concentré todo lo que pude, tomando apuntes de todo lo que decía el profesor y preguntando todas las dudas que tenía, que no eran pocas, pero dio tiempo a terminar de repasar todo. Y a última hora, educación física, que era lo que menos me apetecía hacer en ese momento.

Cuando salimos, la temperatura había subido un poco solamente, pero era mejor que nada o que si hubiera bajado.

—¿Hoy vais a venir al ensayo?— preguntó Marinette al grupo, al que yo no estaba prestando mucha atención con mi móvil en la mano. Todos contestaron menos yo, ya que no sabía si también se dirigía a mi —¿Y tu ___, vas a venir?— levanté la vista hacía ella y asentí. Ella pareció feliz al escuchar mi respuesta, y volviendo a dirigirse a todos exclamó —¡Entonces nos veremos todos en el ensayo!

Cuando Adrien y yo cogimos el coche, los otros tres ya habían empezado a andar camino a sus casas. Adrien y yo no comentamos nada durante el camino hasta casa como casi siempre pasaba. Mientas comíamos juntos comentamos alguna cosa más pero no mucho. Los días de frio siempre hacían que te apeteciera hacer los menos esfuerzos posibles, como hablar, por ejemplo.

Al terminar de comer, subí a mi cuarto y me tumbe a la cama. Me quedé dormida sin querer cuando mi plan era descansar un rato y luego ponerme a estudiar un rato para el examen de historia. Al menos había puesto una alarma a la mañana para empezar a prepararme para el ensayo y no tener que andar apurada, y gracias a ella me desperté.

Maldiciendo por haber perdido una hora y media de estudio, me fui a la ducha para quitarme el sudor de la gimnasia y de paso lavarme el pelo con el champú nuevo. Luka tenía razón. Olía bastante bien.

Al terminar me lavé los dientes y me preparé. Y de paso, guardé algunos apuntes que tenía de historia, aunque mi conciencia sabía que no iba ni a tocarlos. Cuando salí de mi cuarto, Adrien ya estaba esperando frente a la gran puerta de entrada a la casa, con su teclado a la espalda y con el movil en la mano. No se dio cuenta de mi presencia hasta que estuve a un metro de él. Guardó su movil en el bolsillo de su pantalón antes de hablar.

—¿Estas ya lista para salir o necesitas algo más?— preguntó a lo que yo negué con la cabeza. Salimos de casa y emprendimos el camino al barco. Durante el camino, charlamos un rato sobre que tal me estaba yendo en París. Yo le dije que bien, pero el insistió en que tenía que salir más y quedar con otras personas sin que estuviera él. Yo le dije que sí, que ya lo haría, intentando dejar ese tema de lado. Nunca había tenido un grupo de amigos tan cercanos como para salir a dar una vuelta o cosas así, a si que no lo echaba en falta. Adrien era, por ahora, la persona más cercana a mí, aunque también estaba Luka, pero todavía no se me pasaba por la cabeza hacer planes con ninguno de los dos.

Cuando habíamos llegado, solo divisé un chico de pelo negro con mechas azules sentado en la proa del barco. Adrien y yo nos acercamos, mientras escuchábamos la música que provenía de la guitarra de Luka. Una melodía tan bonita como la que todavía resonaba en mi cabeza de vez en cuando desde que nos vimos por primera vez.

Subimos al barco, y cuando Luka oyó nuestros pasos se giró y nos sonrió, dejo su guitarra a un lado y se acercó a nosotros. Nos saludamos. Luka le dio un golpecito amistoso a mi primo en el hombro. Este se rio, y luego preguntó haber si podía ir colocando su teclado a los altavoces. Luka asintió y mi primo se alejó a colocar su teclado. Con cualquier otra persona me hubiera dado vergüenza quedarme sola pero con Luka me sentía bien, y aunque no hacía mucho que hablábamos era fácil hacerlo con él. No me había dado cuenta de lo que tenía agarrado en su mano hasta que me agarró de la mano con suavidad y puso mi paraguas sobre ella.

—Gracias por el paraguas de nuevo, gracias a ti mi madre no me echo la bronca...— se calló de repente y se tensó un poco. Quizás por agarrarme la mano, a si que la coloqué a mi lado de nuevo y le contesté con un simple "De nada". Le noté un poco triste, aunque no tenía ni idea de porque podía ser. Después de unos segundos de silencio incomodo, se aclaró la garganta y preguntó —¿Quieres escucharme tocar la guitarra?— Sin pensarlo dos veces le dije que sí.

Después de que el me sonriera y cogiera su guitarra, se sentó en el suelo, y yo me senté junto a él, haciendo que nuestras rodillas chocaran por error, pero a él no parecía importarle, a si que me quedé donde estaba. Poco a poco empezó a tocar. Al principio una melodía suave y tranquila, con algún toque de tristeza diría yo. Pero a medida que la canción iba avanzando, poco a poco la melodía se iba tornando más feliz y esperanzadora.

Cuando terminó salí de la burbuja donde había estado metida desde que había empezado a tocar, siendo lo único existente sus manos sobre las cuerdas y sus parpados casi enteramente cerrados, concentrado en la música.

—¿Te ha gustado?— preguntó, como si no hubiera tocado una obra de arte hace cinco segundos. Yo, todavía embobada, simplemente asentí, a lo que el respondió con una naturalidad increíble —Menos mal, es que la acabo de improvisar— Me quedé estupefacta al escuchar esto. ¿Como era posible que hubiera tocado y compuesto una melodía tan bonita sin haberla ensayado o pensado antes? No me dio mucho tiempo para pensar, porque mi cabeza decidió que me fijara en otra cosa; de donde estaba colocada mi mano desde no sabía cuando.

Mi traicionera mano, estaba apoyada en el muslo de Luka, cerca de la rodilla. La quité rápidamente mientras me ponía roja como un tomate. Luka rio por lo bajo para después decirme que no pasaba nada. Había estado tan metida en mi mundo que tampoco me había dado cuenta que Adrien había visto y escuchado todo hasta que lo vi sentado en una silla cerca de donde nosotros nos encontrábamos. Me volvió a lanzar la misma mirada que el día anterior.

Ese día no hubo un ensayo con solo los de la banda, a si qué mientras esperábamos a que llegaran los demás estuvimos charlando durante un rato. La siguiente en llegar fue Marinette, que sentó junto a mi y se unió a la conversación. Poco a poco fueron llegando los demás y cuando ya estábamos todos, la banda se preparó. Pero mientras yo me iba a mi sitio, alguien me agarró de la muñeca. Me di la vuelta y ahí estaba Luka con una gran sonrisa.

—No te he dicho nada, pero te huele muy bien el pelo, mejor que cuando estaba el champú solo.

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Hola, quería dejar aquí un mensaje de agradecimiento a todas las personas que le dan una oportunidad a esta historieta, ¡Muchísimas gracias! 💗
Lo siento si a veces los capítulos son un poco largos o no son interesantes, hago lo que puedo para que la relación entre nuestra protagonista y Luka vaya poco a poco y no sea algo que pase de la noche a la mañana, pero que a la vez sea entretenida. Y a la vez, también quiero desarrollar a nuestros protagonistas, aunque sea un poco, por separado. Tengo muchas ideas de escenas para un futuro y no puedo esperar a escribirlas y publicarlas.
De nuevo, muchas gracias por leer, y hasta el siguiente capítulo.

El azul de sus ojos - Luka Couffaine x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora