32. Confesiones.

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Confesiones.

     Esa noche durmió en casa de su hermano. Por primera vez no quiere estar sola con todos los recuerdos de su hogar. Al final tendrá que darle la razón a Javi, aunque sea contraproducente, y empiece a hacerle la mudanza sin permiso.

Tumbada boca arriba en la enorme cama, fantasea con la peregrina idea de que Luc duerma a su lado. Se apretó a la almohada deseando que fuera ella, tocarla, y con la sorpresa añadida, de desear que la tocara. Esa maldita mujer tiraba de ella sacándola de su zona segura, que aunque caótica, sabía manejar. Javi tenía razón. Era momento de dejar las sombras donde pertenecen, al pasado. Un pasado, distorsionado por las carcajadas histriónicas de su madre, y su mirada severa cuando no se comportaba como ella quería.

Bajó la mano por su vientre. Dudó bajo la ropa interior. Vio a Luc frente a ella, entre sus piernas... con los ojos encendidos por el deseo y una sonrisa traviesa, divertida, y enmarcada por dos medias lunas. Supo con toda seguridad, que no tendría miedo de decirle, sigue.

La chica del club.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora