Capítulo 8: Interrogatorio
Pasaron un par de días y Donatello observó las pantallas con una mirada penetrante, su ceño fruncido mientras registraba cada movimiento de Leonardo con atención. "¿Cómo te sientes ahora, Leo? ¿Ha habido algún cambio desde la última vez que hablamos?"
Leonardo se acomodó incómodo en su asiento, su mirada inquieta y sus ojos enrojecidos revelaban el tormento interno que lo consumía. "No me siento del todo bien, Dee. Todo está un poco... borroso. Mis manos tiemblan y siento como si mi cuerpo no estuviera bajo mi control..."
El tono de preocupación de Leonardo resonó en la habitación, acentuando la tensión palpable que llenaba el espacio entre los dos hermanos. "Estoy viendo algunos síntomas preocupantes", dijo Donatello con cautela. "Tus ojos están enrojecidos y tus pupilas se dilatan y se contraen de forma inusual. ¿Has notado algún otro síntoma que deba tener en cuenta?"
La expresión de Leonardo se nubló con un destello de frustración impotente mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas. "Siento que mi mente está nublada. A veces pierdo el control de mi cuerpo y no puedo detenerlo. Mi mente está llena de un torbellino de pensamientos confusos y oscuros, y no puedo encontrar una forma de tranquilizarla.. Cuando hice eso con Mike.. la verdad es que no sé que pensar, no sé... No lo sé..."
Donatello asintió lentamente, su rostro reflejando la gravedad del momento. "Necesito hacer algunas pruebas más, Leo. Quiero asegurarme de que no haya nada más que se nos esté escapando. No puedo arriesgarme a que algo más salga mal, te abrazaría, pero ya no tengo confianza en ti".
La tensión en la habitación se intensificó mientras Donatello procedía con una serie de pruebas meticulosas, buscando desesperadamente alguna señal de lo que podría estar afectando a su hermano mayor. "Leo, necesito que te concentres en seguir mis instrucciones. Quiero ver si hay alguna pérdida de coordinación o si notas algún otro síntoma que deba ser atendido."
Leonardo asintió, su mandíbula apretada mientras luchaba por mantener la compostura en medio de la tormenta de sensaciones caóticas que lo consumían. "Lo intentaré. Haré todo lo que digas... Supongo."
Donatello observó con creciente preocupación mientras los resultados de las pruebas se desplegaban en las pantallas, revelando patrones alarmantes que indicaban una actividad cerebral inusual. "Leo, necesito que te concentres en mis instrucciones. Necesito ver si hay cambios en tu percepción de la realidad o si has experimentado alguna alucinación."
Leonardo se agarró la cabeza con ambas manos, su respiración agitada mientras luchaba por contener los pensamientos tumultuosos que lo arrastraban hacia un abismo de confusión. "No puedo... no puedo... siento como si algo estuviera dentro de mi cabeza, algo que no puedo controlar. No sé qué es real y qué no lo es, me duele Donnie.. ME DUELE MUCHO."
Donatello frunció el ceño, sus dedos volando sobre los controles mientras luchaba por mantener la calma en medio del caos que se desarrollaba ante sus ojos. "Estoy viendo una actividad anormal en tu corteza prefrontal, Leo. Necesito que intentes relajarte. No puedo permitir que te pierdas en la confusión."
El sudor resbalaba por el rostro de Leonardo, su cuerpo temblando con una mezcla de agotamiento y ansiedad abrumadora mientras se aferraba a la débil esperanza de que encontraría una salida de la prisión de su propia mente. "No puedo... no puedo controlar... no sé qué... qué está pasando..."
Las palabras de Leonardo se perdieron en la penumbra que lo rodeaba, su voz temblorosa mientras luchaba por encontrar un hilo de cordura en medio del caos que lo consumía. La tortuga terminó recostada sobre el piso blanco de la habitación abrazando sus piernas y ocultando su cara en ellas mientras lloraba, se veía como apretaba su propia carne con desden mientras intentaba no caer en la locura.
La habitación blanca se convirtió en un santuario solitario para Leonardo, cuyos días y noches se fusionaron en una amalgama de confusión y desesperación. Sus ojos se posaban en la única cámara de vigilancia, su mirada vacía reflejando la soledad y la desesperación que lo envolvían como una manta oscura y opresiva.
Días se convirtieron en semanas, y las semanas se desvanecieron en un interminable ciclo de tiempo sin sentido. El aislamiento se aferraba a su mente como una garra implacable, arrastrándolo hacia un abismo de locura y desesperación.
Sin previo aviso, un repentino ruido resonó en la habitación, rompiendo el silencio monótono que había dominado su existencia. Un conejo cayó del techo, sus patas temblando mientras luchaba por encontrar su equilibrio en el suelo pulcro y blanco.
Leonardo soltó un gemido gutural, su cuerpo temblando de una emoción desbocada mientras luchaba por atrapar al animal que se retorcía en el suelo. El conejo se escabulló frenéticamente, sus chillidos de miedo y sus patadas desesperadas llenaron el aire en un caos de pánico y desesperación.
"¡No... no te vayas! ¡Necesito... necesito...!" Las palabras de Leonardo se entremezclaron con sus quejidos frenéticos, su voz llena de una urgencia desesperada mientras se aferraba al deseo de apresar a su presa. El conejo, por su parte, continuó su lucha por la libertad, sus chillidos agónicos perforando el aire con una desesperación palpitante.
La figura esquelética de Leonardo se cernió sobre el conejo, su mandíbula abierta en un rictus salvaje mientras se abalanzaba hacia su presa con una ferocidad primitiva y despiadada. Los sonidos de la lucha se entrelazaron en una cacofonía discordante, creando una sinfonía desgarradora de caos y violencia en la habitación estéril y silenciosa.
El conejo luchó en vano en las garras desesperadas de Leonardo, cuyos ojos estaban iluminados por un frenesí salvaje y una determinación voraz. El sonido de sus mordiscos resonó en la habitación, mezclándose con los gritos agonizantes del animal que luchaba por su última bocanada de aire. La sangre manchaba los labios de Leonardo, un rastro carmesí que se entremezclaba con su aliento entrecortado y sus gemidos frenéticos.
Cuando el último vestigio de vida abandonó al conejo, Leonardo cayó al suelo, su pecho subiendo y bajando en una respiración agitada. Su mirada se clavó en la cámara de vigilancia, sus ojos inyectados en sangre destellando con una mezcla de frenesí y amargura. "¡Esto es lo que querías, ¿verdad?! ¡Mira lo que me hiciste hacer! ¡Esto es el colmo, Donatello! ¡Déjame salir, maldita sea! ¡Tienes que dejarme salir de aquí!"
El grito desgarrador de Leonardo resonó en la habitación, llenando el espacio con un clamor de desesperación y furia que se negaba a ser silenciado. Las palabras se deslizaron de sus labios como cuchillas afiladas, cortando el aire con una ferocidad que reflejaba el torbellino de emociones que lo consumía.
La cámara de vigilancia permaneció impasible, su lente inmóvil y fría mientras registraba la desesperación y la locura que se desplegaban delante de ella. No hubo respuesta, solo un silencio pesado que llenaba la habitación, envolviendo a Leonardo en un manto de soledad y desesperación que se negaba a ceder.
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Leonardo's sleepless night / rottmnt
Randomesta historia se basa en un Au (Altern Universe) de Rise of the Teengen mutan ninja turtles o abreviado Rottmnt. En esta historia original creada por mi persona se tocarán temas como: violencia, vocabulario grosero, drogas, estrés, asesinato, suicid...