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Capítulo 12: No creo poder.

Donatello se sentó frente a su mesa de trabajo, mirando con desesperación el diseño incompleto del cuerpo metálico que estaba creando para reemplazar a Miguel Angel. Sus manos temblaban ligeramente mientras luchaba por contener las lágrimas de frustración y desesperanza que amenazaban con desbordarse.

"No puedo hacerlo", murmuró en un susurro ahogado, su voz cargada de derrota. "No importa cuánto lo intente, no puedo... no puedo traerlo de vuelta. No puedo salvar a ninguno de ellos." Su voz temblaba con una mezcla de tristeza y desesperación, reflejando la carga abrumadora que lo había consumido desde la pérdida de sus hermanos.

La sensación de impotencia y desesperación pesaba sobre Donatello, su mente girando con una mezcla de duda y desesperanza mientras luchaba por encontrar una forma de seguir adelante en medio de la oscuridad que lo rodeaba. Con un suspiro pesado, se dejó caer en su silla, su mirada fija en el diseño inacabado frente a él mientras luchaba por encontrar la voluntad para continuar.

Donatello se inclinó hacia adelante, apoyando los codos sobre la mesa mientras su mirada se posaba en el inerte cuerpo de Rafael acostado en la cama. "No puedo rendirme, Rafael. No importa lo imposible que parezca, debo encontrar una forma de arreglar todo esto. No puedo dejar que esto nos consuma por completo. No puedo..." Su voz temblaba con una mezcla de desesperación y determinación, su mente girando en busca de una solución que parecía esquiva en medio de la oscuridad que los rodeaba.

"Estoy tratando de crear algo, algo que pueda... que pueda traerlos de vuelta", continuó, su voz cargada de una mezcla de tristeza y esperanza. "Pero cada vez que miro el progreso... siento que no estoy llegando a ninguna parte. No sé qué más puedo hacer, Rafael. No sé cómo puedo superar esto." Sus palabras resonaban en la habitación silenciosa, envueltas en un velo de incertidumbre y desesperación

Donatello se levantó de su silla, comenzando a dar vueltas por la habitación mientras hablaba en voz baja consigo mismo. "No puedo... no puedo darme por vencido, ¿verdad, Rafael? Tengo que hacer algo... tengo que encontrar una forma de hacer que esto funcione. No puedo dejar que todo lo que hemos construido se desmorone... no puedo permitirlo."

Su voz temblaba con un tono de frustración y agotamiento, mientras luchaba por mantener la compostura en medio del torbellino de emociones que lo arrastraba. "No puedo... no puedo hacerlo solo. Necesito... necesito encontrar una solución. Necesito... necesito traerlos de vuelta. Necesito hacer algo para que podamos volver a ser... lo que éramos antes." Sus palabras se desvanecían en el silencio opresivo de la habitación, envueltas en una mezcla de desesperación y determinación mientras luchaba por encontrar una luz en medio de la oscuridad que amenazaba con consumirlo por completo.

"Podrás hacerlo..." Donatello se detuvo en seco, sus ojos se posaron en la pantalla donde se proyectaba la imagen de Leonardo. Una sonrisa amarga se dibujó en sus labios mientras luchaba por contener la tormenta de dudas que se agitaba en su interior. "¿Realmente podré hacerlo, Leo? No estoy seguro... No sé si tengo lo necesario para lograrlo. Estoy haciendo todo lo que puedo, pero... no sé si es suficiente."

La incertidumbre llenó el aire mientras Donatello se dejaba caer en su silla, su mirada fija en la nada mientras luchaba por encontrar una chispa de esperanza en medio del vacío que lo rodeaba. "No puedo dejar que esto nos derrote, Leo. No puedo permitir que todo lo que hemos construido se desmorone. Pero... ¿y si no soy lo suficientemente bueno? ¿Y si todo esto es en vano?"

La voz de Leonardo resonó en la habitación, su eco llenando el espacio con una determinación inquebrantable. "Sé que lo lograrás, Donnie. Si alguien puede hacerlo, eres tú. Confío en ti, hermano. Confío en que encontrarás una solución. No te rindas."

Las palabras de Leonardo resonaron en la mente de Donatello, una luz de esperanza destellando en medio de la oscuridad aplastante que lo rodeaba. "Gracias, Leo. Gracias por creer en mí..."

Pasaron unos meses y Yuichi observó a Leonardo con precaución, su mirada llena de una mezcla de amor y temor mientras se movía con cautela alrededor de su amado. "Leo, tienes que dejar de obsesionarte tanto con la carne. No es bueno para ti. Podemos encontrar algo más que te ayude a calmar esos impulsos. No quiero que te hagas daño a ti mismo o a mí", susurró con una mezcla de preocupación y ternura en su voz.

Durante un par de días, sus esfuerzos dieron frutos, y Leonardo pareció alejarse de sus impulsos más oscuros. Sin embargo, un momento de descuido fue suficiente para que la tortuga se abalanzara sobre Yuichi, intentando morderlo con una furia que dejó al conejo temblando de miedo. La mezcla de hambre y desesperación que lo transformaban en algo más salvaje y peligroso de lo que Yuichi había visto antes.

El miedo se apoderó de Yuichi, su corazón latiendo con una mezcla de angustia y amor mientras luchaba por encontrar una forma de enfrentar el abismo que se abría entre él y Leonardo. Cada mirada, cada gesto, cada palabra se convirtió en una delicada situación y a pesar del temor creciente que comenzaba a arraigarse en su corazón, Yuichi se negó a abandonar a Leonardo. La sombra de miedo que se extendía entre ellos, el amor que sentía por la tortuga seguía ardiendo en su interior, manteniéndolo aferrado a la esperanza de que algún día las cosas volverían a ser como antes.

Pasaron algunos días después de eso, Leonardo observó fijamente a Yuichi con ojos brillantes, sus pupilas dilatadas reflejando una intensidad animal que asustaba al conejo. "Tienes que entender, Yuichi. No puedo, No puedo... no quiero lastimarte... A nadie quiero lastimar.. no más", murmuró con desesperación, su voz temblorosa mientras luchaba por contener la tormenta de emociones que lo consumía.

Yuichi se mantuvo a una distancia prudente, su mirada llena de preocupación y temor mientras intentaba comprender la complejidad de la situación. "Lo sé, Leo. Pero tienes que intentar... tienes que intentar mantener el control. Yo estoy aquí contigo. No te abandonaré, lo prometo", aseguró con voz suave, tratando de calmar al tortuga atormentada a su lado.

Leonardo asintió lentamente, su rostro reflejando una mezcla de tristeza y desesperación. "Lo intento, Yuichi. Realmente lo intento, pero a veces es como si algo... algo más poderoso se apoderara de mí. No puedo evitarlo."

Yuichi se acercó con cautela para luego abrazarlo. Sus ojos estaban llenos de amor y preocupación mientras extendía la mano hacia Leonardo. "Voy a estar aquí para ayudarte, Leo. No importa lo que suceda, vamos a superarlo juntos. Te lo prometo", murmuró en un susurro reconfortante, esperando que sus palabras sean suficientes para relajarlo.

Yuichi acarició suavemente la cabeza de Leonardo, sus dedos deslizándose con ternura por el caparazón mientras murmuraba palabras de consuelo y cariño. "Estás a salvo, mi pequeño Leo. No tienes que preocuparte. Yo estoy aquí para protegerte", susurró con una calidez reconfortante, tratando de calmar al tortuga enredado en una tormenta de confusión y angustia.

"Chrrp.." Leonardo emitió sonidos suaves, su cuerpo temblando ligeramente bajo el tacto tranquilizador de Yuichi. Sus ojos brillaban con una mezcla de gratitud y desconcierto, como si estuviera luchando por comprender las emociones que lo envolvían. Permitió que Yuichi lo guiara, buscando desesperadamente alguna forma de encontrar refugio en el abrazo reconfortante de su amado.

Leonardo's sleepless night / rottmntDonde viven las historias. Descúbrelo ahora