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Capítulo 13: ¿que soy?

Pasaron unas horas, Yuichi dejó escapar una risita suave mientras continuaba acariciando el caparazón de Leonardo. "Eres como un cachorro juguetón, Leo. Siempre lleno de energía y emoción", dijo con una sonrisa cariñosa, sus ojos brillando con complicidad y ternura. "Pero debes calmarte, ¿de acuerdo? No quieres lastimarme sin querer."

Leonardo emitió un sonido juguetón, sus ojos brillando con un destello travieso mientras se acurrucaba más cerca de Yuichi. Sus patas se movían con inquietud, anhelando la atención y el afecto de su amado. "Chrrr~", respondió Leo con una nota de entusiasmo, sus ojos centelleando con una mezcla de alegría y anhelo.

Yuichi continuó acariciando a Leonardo con suavidad, disfrutando del cálido contacto entre ambos. "Eres un pequeño revoltoso, Leo, pero te quiero de todas formas", murmuró con ternura, permitiendo que el afecto llenara el espacio entre ellos y desvaneciera momentáneamente las preocupaciones y la confusión que acechaban en la mente de la tortuga.

Leonardo continuó emitiendo sonidos suaves y ronroneos entrecortados, su cuerpo temblando ligeramente de emoción mientras buscaba la atención y el afecto del conejo. Sus ojos brillaban con una mezcla de alegría y anhelo, ansiando el contacto cálido y reconfortante de su amado.

Yuichi se apartó ligeramente, su expresión suavizándose con una mezcla de diversión y precaución. "Tranquilo, Leo. No quiero que te emociones demasiado...", dijo con calma, su voz cargada de cariño y preocupación. "Aunque me encanta verte así de feliz, no quiero que pase de nuevo lo ocurrido aquella vez cuando entre aquí..."

Leonardo dejó escapar un suave suspiro, su cuerpo aferrándose aún más a Yuichi en un gesto de afecto desesperado. Sus ojos brillaban con un brillo de gratitud y un anhelo constante de cariño y aceptación. "Chrpprr~", murmuró en un tono suave y necesitado, su voz resonando con una mezcla de amor y vulnerabilidad mientras buscaba consuelo en los brazos de su amado.

Yuichi le acarició el caparazón con ternura, sus manos deslizándose con cuidado para mantener cierta distancia mientras intentaba calmar a la tortuga hiperactiva. "Cálmate, Leo. Estoy aquí. Estás a salvo", murmuró con suavidad, su voz llena de una calidez tranquilizadora que se filtraba en el corazón agitado de Leonardo.

Leonardo por su parte se acercaba más y más al conejo, evitando que guarde distancia. Comenzaba a darle leves besos en la zona de las mejillas, cada vez más serca de la zona de la boca. Una vez llegó a la posición que sería, abrió de a poco las piernas del conejo y empezó a lo jugar levemente con su lengua. Estaban contra una de las paredes arrinconados "Mnhg.." fue lo único que pudo escapar de su boca en ese momento.

Leonardo pasaba sus manos por la zona del pecho del conejo acariciando el mismo levemente. Levantó la mirada viendo a su amado, viendo una cara de miedo repentina, para Leonardo, el solo estaba tocando suavemente su pecho como si de un algodón se tratara, de golpe, comenzaron a sonar alarmas y los ojos de Leonardo se abrieron con fuerza. Yuichi tenía marcas en su pecho de color rojo, sangre manchaba el piso de un momento a otro y las manos de Leo estaban cubiertas de ese líquido. Sintió un electroshock de golpe, cayendo al piso con fuerza.

Su pecho se movía de forma agitada y su corazón iba a mil, lo único que pudo observar fue a Donatello sacando el cuerpo del conejo quien apenas y podía mantener los ojos abiertos, el ritmo cardiaco de Yuichi era lento. "ESPERA NO, NO TE LO LLEVES." Se levanto levemente, fue lo único que pudo decir antes de que las puertas se cerraran con fuerza, sintió una nueva descarga y cayó al piso blanco y duro nuevamente tirando un poco de sangre por la boca, tirando leves lágrimas intentando procesar lo ocurrido.

Donatello miró la pantalla con una mezcla de preocupación y frustración, su voz temblando ligeramente mientras hablaba a través de los altavoces. "Leo, necesito que te calmes. Estoy aquí para ayudarte, pero necesitas relajarte. No puedo permitir que te hagas daño a ti mismo o a alguien más. Tienes que entender eso, ¿de acuerdo?"

Leonardo se retorció en el suelo, su pecho subiendo y bajando con respiraciones entrecortadas mientras luchaba por controlar sus emociones desbordantes. "No fue mi culpa... no... Yuichi... lo lastimé...", murmuró entre sollozos, su voz apenas audible en medio del caos que lo envolvía. "Lo siento, Donnie... no... no quería... por favor..."

Donatello apretó los puños con fuerza, su mente girando con una mezcla de angustia y determinación. "Lo sé, Leo. Lo sé. Vamos a encontrar una forma de solucionar esto, pero necesito que confíes en mí. No puedo arriesgarme a que lastimes a alguien más. No puedo permitirlo."

Leonardo se dejó caer de nuevo en el suelo, su cuerpo temblando con una mezcla de agotamiento y culpa abrumadora. "No quiero lastimar a nadie más... lo siento, Donnie... no quería...", balbuceó con la voz entrecortada, su mirada perdida en la oscuridad que se cernía a su alrededor. "Por favor... haz algo... ayúdame..."

Donatello cerró los puños con furia contenida, su voz resonando con un tono de amargura y desesperación. "¡Esto es tu culpa, Leo! ¡Todo esto! ¡No puedes simplemente culpar a las circunstancias! Tienes que asumir la responsabilidad por tus acciones, por una vez en tu vida."

Las lágrimas brotaron de los ojos de Leonardo, su cuerpo sacudido por sollozos angustiados mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas. "No... no quería... no quería lastimarlo, Donnie... lo siento... lo siento tanto..." Las palabras de Leonardo se desvanecieron en el aire, ahogadas por la tristeza abrumadora y la culpa que lo consumía desde lo más profundo de su ser.

Donatello miró la pantalla con ojos llenos de desesperación impotente, su mandíbula tensa mientras luchaba por contener la furia que ardía dentro de él. "No es suficiente, Leo. No es suficiente con solo lamentarlo. Tienes que hacer algo al respecto. Tienes que intentar cambiar las cosas. No puedes simplemente seguir así y esperar que todo se arregle solo."

Leonardo se aferró a sí mismo, sus dedos apretados con fuerza en su caparazón mientras sollozos incontrolables se escapaban de su pecho. "¿Qué puedo hacer, Donnie? ¿Cómo puedo arreglar esto? No... no sé qué hacer... ya no..." Sus palabras se desvanecieron en el aire, perdidas en medio de la tormenta emocional que lo envolvía por completo.

"No puedo contigo, Leo." Donatello tomó con cuidado las manos temblorosas de Yuichi tras escuchar sus quejidos, sus ojos llenos de impotencia mientras comenzaba a limpiar las heridas con un paño suave. "No puedo prometer que Leo no sufra, pero haré lo que esté a mi alcance para evitar que esto suceda de nuevo. No puedo permitir que más daño se inflija, Yuichi. Lo siento, pero es por el bien de todos."

Las lágrimas de Yuichi se deslizaron por sus mejillas, su voz entrecortada por la angustia que lo consumía. "Por favor... por favor, no le hagas daño. Él... él no es así, no lo entiendes. No sabe lo que hace..."

Donatello se enderezó, su expresión seria y sin concesiones mientras continuaba tratando las heridas de Yuichi. "Entiendo que lo amas, pero también necesito proteger a todos los que están aquí. No puedo permitir que su comportamiento ponga en peligro a los demás. Lo siento, Yuichi, pero es una prioridad..."

Leonardo's sleepless night / rottmntDonde viven las historias. Descúbrelo ahora