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Capítulo 5: Encierro

Durante varios días, Miguel Ángel había intentado hablar con Leonardo, golpeando suavemente la puerta de su habitación y murmurando palabras de consuelo a través de la madera. Al principio, Leonardo se negó rotundamente, pero con el tiempo, comenzó a ceder y permitió conversaciones más largas con su hermano menor. Miguel Ángel se sentía aliviado de poder ofrecer su apoyo a Leonardo, y poco a poco, su hermano mayor comenzó a bajar la guardia y a confiar en él.

Sin embargo, un día, tras una larga conversación que parecía haber traído cierto alivio a Leonardo, Miguel Ángel se preparó para salir de la habitación. "Bueno, creo que ya es hora de que deje que descanses, Leo. Si necesitas algo, estaré por ahí."

Pero cuando Miguel Ángel se acercó a la puerta, se dio cuenta de que no se abría. Giró la perilla con más fuerza, pero la puerta seguía firmemente cerrada. "Leo, ¿por qué no abres la puerta? Deja que salga, por favor."

Silencio. No hubo respuesta desde el otro lado de la puerta. Miguel Ángel comenzó a sentir una punzada de preocupación en el fondo de su estómago. "Leo, esto no es gracioso. Abre la puerta, hermano."

Pero la puerta permaneció cerrada, y Miguel Ángel pronto se dio cuenta de que no podía abrirla desde adentro. Comenzó a golpear la puerta con más fuerza, su voz elevándose en una mezcla de angustia y confusión. "¡Leo, déjame salir! ¿Qué estás haciendo?"

Sin embargo, no hubo respuesta. La habitación se llenó con el sonido sordo de los golpes contra la puerta, mientras Miguel Ángel luchaba por liberarse de la habitación en la que su hermano mayor lo había encerrado. Sus pensamientos se llenaron de preocupación y miedo, preguntándose qué podía haber llevado a Leonardo a tomar una decisión tan drástica.

Miguel Ángel se deslizó lentamente hacia abajo, su espalda presionada contra la puerta cerrada. Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas mientras su respiración se volvía entrecortada por sollozos silenciosos. "Leo, por favor... déjame salir. No quiero quedarme aquí."

Del otro lado de la habitación, Leonardo finalmente se acercó, su expresión llena de preocupación. "Lo siento, Mike. No quería asustarte. Solo... no quería estar solo."

Miguel Ángel levantó la mirada hacia Leonardo, sus ojos enrojecidos y vidriosos por las lágrimas. "No entiendo, Leo. ¿Por qué no puedo salir? ¿Por qué me encerraste aquí?"

Leonardo se arrodilló frente a Miguel Ángel, su mano extendiéndose para secar las lágrimas de su hermano menor. "Lo siento, Mike. No quería hacerte daño. Solo... necesitaba que estuvieras aquí conmigo. Necesitaba saber que no estoy solo en esto."

Miguel Ángel temblaba, su pecho apretado con un torbellino de emociones encontradas. "Pero Leo, no puedes hacerme esto. Necesito irme, necesito estar con los demás. No puedo quedarme aquí para siempre."

Leonardo apretó su agarre en la mano de Miguel Ángel, su mirada llena de determinación. "Lo sé, Mike. Lo sé. Pero por ahora, por favor, quédate conmigo. Necesito que estés aquí. Necesito que estemos juntos."

Con el tiempo, Leonardo se volvió el protector de Miguel Ángel, asegurándose de que tuviera todo lo que necesitaba dentro de la habitación. La dependencia de Miguel Ángel hacia Leonardo creció, y pronto se encontró confiando en su hermano mayor para todo. La habitación se convirtió en su mundo, y la presencia constante de Leonardo se convirtió en su ancla en medio del caos emocional que los rodeaba.

Dentro de la habitación, Leonardo observó con atención mientras Miguel Ángel comía la comida adicional que le había preparado. "Toma más, Mike. Necesitas mantenerte fuerte", le dijo con un tono suave, pero con una nota de insistencia.

Miguel Ángel asintió, comiendo con renovada determinación, pero sus ojos se posaron en la comida apenas tocada de Leonardo. "Leo, ¿no vas a comer? Necesitas mantenerte fuerte también, hermano."

Leonardo sonrió débilmente, apartando la comida con un gesto de desdén. "No tengo hambre, Mike. Solo quiero asegurarme de que estés bien alimentado. Eso es lo más importante ahora mismo."

Miguel Ángel frunció el ceño, su preocupación por su hermano mayor en aumento. "Pero Leo, tú también importas. No puedes descuidarte de esta manera. Estoy bien, de verdad. Pero tú..."

Antes de que Miguel Ángel pudiera terminar, Leonardo mantuvo su mirada fija en Miguel Ángel, su expresión llena de un anhelo indecible. "Mike, solo... solo necesito que confíes en mí. Necesito que entiendas que esto es lo mejor para todos nosotros."

Miguel Ángel asintió lentamente, su expresión reflejando la preocupación y la confusión que lo abrumaban. "Está bien, Leo. Te entiendo. Pero no quiero que te descuides, ¿vale? Estamos juntos en esto, recuerda."

Leonardo asintió en silencio, sus ojos brillando con una mezcla de gratitud y tristeza. "Lo sé, Mike. Gracias por entender."

El eco de la conversación se desvaneció en la habitación, dejando a ambos hermanos sumidos en un silencio tenso y cargado de emociones inquietantes, mientras afuera, Donatello se acercaba a la puerta cerrada de la habitación de Leonardo, su rostro lleno de creciente preocupación y determinación.

Leonardo's sleepless night / rottmntDonde viven las historias. Descúbrelo ahora