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Capítulo 16: ¿Donde estan todos?

Leonardo se despertó en la habitación, su mirada buscó a su alrededor con confusión, notando que no había nadie a la vista. El silencio que lo rodeaba lo inquietó, y comenzó a emitir pequeños chillidos ansiosos, esperando llamar la atención de alguien. "CHIirpp... ? chrrpp.." Leonardo seguía haciendo ruiditos buscando a sus seres queridos en medio de la soledad.

Leonardo, con desesperación creciente, comenzó a golpear su cabeza con sus garras, sus ojos brillando con una mezcla de angustia y confusión mientras su pecho se agitaba frenéticamente.

En medio de su desesperación y confusión, se encontraba en un estado de agitación incontrolable. Sus chillidos y golpes a la cabeza llenaban la habitación blanca de un caos ensordecedor. Donatello, preocupado por su hermano, corrió hacia él, sin dudar un segundo. Lo tomó en brazos, sintiendo cómo Leo seguía temblando de ansiedad.

"Shh, hermano. Estoy aquí. Todo estará bien", susurró Donatello con un tono suave y reconfortante. Acarició el caparazón de Leonardo con ternura mientras continuaba, "Sabes que siempre estaré a tu lado. No importa lo que pase, siempre te cuidaré, Leo."

Poco a poco, los chillidos de Leonardo se fueron desvaneciendo, reemplazados por ronroneos de alivio. Abrazó a Donatello con fuerza, buscando consuelo en el contacto cálido y familiar. La manta que Donatello le había regalado lo envolvía, proporcionándole una sensación de seguridad. La habitación volvió a estar en calma mientras los dos hermanos compartían un momento de conexión y cariño en medio de la confusión que los rodeaba.

Donatello se culpaba en silencio por no haber previsto la necesidad de Leonardo. Corrió hacia la puerta, saliendo apresuradamente para regresar con un osito de peluche entre sus manos. La suavidad del peluche y el brillo amistoso en los ojos del osito parecían transmitir un mensaje de calma y compañía.

"Leo, aquí tienes. Te traje un amigo que te hará compañía", dijo Donatello con ternura, extendiendo el osito hacia su hermano. La expresión de Leo cambió de angustia a curiosidad, sus ojos se iluminaron al ver al osito. Lentamente, abrazó al juguete, apretándolo contra su pecho mientras cerraba los ojos y se acurrucaba con él.

La habitación se llenó con un silencio reconfortante, solo interrumpido por el sonido suave de la tela del osito rozando el caparazón de Leo. Donatello permaneció a su lado, observando en silencio.

Donatello sonrió con gratitud al ver a Leo abrazando el osito, su mirada llena de alivio al presenciar cómo su hermano hallaba un consuelo en el pequeño juguete. "Me alegra que te guste, Leo. Estoy aquí contigo, y este osito también estará aquí para ti siempre que lo necesites", murmuró con calma, mientras sus dedos acariciaban suavemente el caparazón de su hermano.

Leonardo se apegó más a Donatello, manteniendo al osito firmemente abrazado contra su pecho mientras emitía sonidos suaves de agradecimiento. Sus ojos reflejaban un destello de paz y gratitud en medio del torbellino de emociones que lo habían consumido en los últimos días. La calidez del abrazo y la dulzura del momento envolvían la habitación.

Donatello regresó a la habitación después de revisar a Rafael, sosteniendo un peluche parecido a su hermano en sus manos. Al ver a Leonardo acurrucado con el osito, le extendió el nuevo peluche con cautela. "Mira, Leo, pensé que podrías querer compañía mientras esperamos a que Rafa se recupere", murmuró con ternura, observando atentamente la reacción de su hermano.

Leonardo levantó la mirada, sus ojos brillando con curiosidad mientras observaba el peluche. Extendió una de sus manos temblorosas y acarició suavemente el juguete, emitiendo ruiditos suaves y reconfortantes. Sus ojos se iluminaron con una mezcla de sorpresa y deleite, como si la presencia del peluche le trajera un consuelo inesperado en medio de la confusión y la oscuridad.

Donatello sonrió con suavidad, observando con satisfacción la interacción entre Leonardo y el peluche. "¿Te gusta, Leo? Puedes abrazarlo todo lo que quieras. Siempre estará aquí para ti", susurró Donatello, deseando transmitir una sensación de seguridad y calma para que Leonardo pueda socializarlo al Rafael real.

Donatello suavemente tomó la mano de Leonardo y lo guió hacia la cama donde yacía Rafael. Leonardo se acercó lentamente, su mirada fija en el rostro sereno de su hermano. Comenzó a olfatear el aire circundante, sus ojos reflejando una mezcla de curiosidad y cautela a medida que exploraba la familiar presencia de Rafael.

Con un gesto cuidadoso, Leonardo se acercó más a Rafael, apoyando su cabeza en el pecho inmóvil de su hermano. Un suspiro escapó de los labios de la tortuga, sus ojos brillando con una mezcla de nostalgia y anhelo mientras se aferraba a la manta que Donatello le había entregado. Aunque su hermano permanecía en un profundo sueño, la simple cercanía parecía brindarle un atisbo de consuelo.

Donatello suavemente presentó a Leonardo a su hermano dormido. "Este es Rafael, Leo, nuestro hermano. Ra-fa-el", pronunció claramente, como si tratara de inculcar el nombre en la mente de Leonardo. "No debes hacerle daño, ¿entendido?" Leonardo asintió con suavidad, dejando escapar un suspiro que parecía fusionarse con el roce de la manta. Aunque su comportamiento recordaba la actitud que tenía con el peluche, no mostraba tristeza ni angustia.

Ahora Donatello intentó acercar a Leonardo a Miguel Ángel, pero el tortuga mayor reaccionó con un ruido semejante a un "HIISSS", mostrando su resistencia al acercamiento. La confusión y la incapacidad de reconocer a su hermano en su nueva forma mecánica se hicieron evidentes en la reacción de Leonardo, dejando claro que el cambio no sería fácil de aceptar.

Intentó explicarle a Leonardo que el robot era Miguel Ángel, pero la tortuga, incapaz de comprenderlo, retrocedió corriendo en cuatro patas, refugiándose detrás de Rafael, como buscando seguridad y consuelo en su hermano más joven. La situación dejaba claro que Leonardo aún no podía procesar el cambio en Miguel Ángel y requeriría tiempo para adaptarse a esta nueva realidad.

"Leo, no te preocupes. Este es Miguel Ángel, no es nadie malo. Está bien, está aquí para ayudarnos", murmuró con calma mientras extendía una mano hacia Leonardo, buscando brindarle seguridad y consuelo en medio de su confusión y temor. Sin embargo, Leonardo solo se limitó a mirar a Donatello con una mezcla de inquietud y cautela, manteniéndose cerca de Rafael como su principal refugio.

Miguel Ángel se encendió y su reacción inicial de sorpresa al ver a Leonardo causó una nueva oleada de inquietud en la habitación. "AH! LEONARDO!"  Leonardo retrocedió rápidamente, sus ojos reflejando un rastro de miedo mientras observaba con cautela al recién activado Miguel Ángel. El zumbido de los motores del robot resonaba en la habitación, añadiendo tensión al aire. Leo se agachó junto a Rafael, buscando consuelo en la familiaridad reconfortante de su hermano inmóvil mientras intentaba procesar la presencia inquietante de su otro hermano en una nueva forma metálica y desconocida.

Miguel Ángel emitió un suave zumbido, tratando de transmitir una sensación de calma a través de su voz mecánica. "Tranquilo, Leo, soy yo, tu hermano Miguel Ángel. Todo está bien, no tienes que temer." Sin embargo, los sonidos mecánicos solo parecían agravar la ansiedad de Leonardo, quien se tapó los oídos en un intento desesperado por bloquear el ruido y las emociones confusas que lo embargaban. Sus ojos brillaban con una mezcla de temor y angustia mientras trataba de encontrar una manera de calmar la tormenta de sensaciones que lo envolvían.

Donatello cuidadosamente alejó a Miguel Ángel de Leonardo y tomó a su hermano en brazos. Con voz suave y tranquilizadora, lo llevó de regreso a la habitación blanca. Acunando a Leonardo en sus brazos, le susurró palabras de cariño y consuelo, tratando de calmar la tormenta de emociones que había desencadenado el encuentro con el robot.

"Está bien, Leo. Estás a salvo...", le murmuró Donatello con ternura mientras acariciaba su caparazón. "No tienes que preocuparte. Siempre estaré aquí para ti..."

Leonardo, todavía afectado por la experiencia, se aferró a Donatello, buscando refugio en el consuelo de su hermano mientras ocultaba la cabeza en su pecho. Sus ojos, todavía llenos de ansiedad, poco a poco comenzaron a reflejar una sensación de seguridad y tranquilidad mientras se acomodaba en los brazos de Donatello. La manta que le habían regalado anteriormente lo envolvía con calidez al igual que sus peluches.

Leonardo's sleepless night / rottmntDonde viven las historias. Descúbrelo ahora