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Decir que jamás en mi vida he estado más atareada sería una mentira. El celular de Valeria ha sido el más solicitado el día de hoy ya que sus amigas no dejaban de llamarle para decirle que estaban casi todas reunidas y que preguntaban por ella. Había arreglado su maleta en menos de veinte minutos con la ayuda de Joca, Sofía, Sami, Majo y la mía. Si, cinco personas para arreglar maletas de una, pero teníamos apuro, bueno, ella lo tenía. Cada hora que pasaba se quejaba de que más nunca festejaría el día antes de irse de viaje, a eso hay que sumarle, los cantos de Sofía y Majo, las quejas de Samilu que se iba a morir del dolor de cabeza y las plegarias de Majo de que llegáramos sanas y salvas al aeropuerto. Debo recalcar que a mi queridísima amiga Samantha Buenahora casi la sacan del aeropuerto para más nunca entrar por pelearse verbalmente con un cliente de este y casi volarle encima poniendo de justificación que la estupidez del hombre era imposible de ignorar y que solo se arreglaría si ella le aventaba la cabeza con sus propias manos. Tuve que poner la excusa de que tomaba medicamentos para que no nos sacaran.

Valeria llego exactamente veinte minutos antes de que todo el mundo desapareciera y ella tuviera que irse en otro avión. Sami empujando a las personas gritando que venía una embarazada y que necesitaba espacio, de esa forma llegamos más rápido. Ahora mismo nos encontrábamos despidiéndonos de ella.

— Creo que nos veremos en diciembre entonces — Se podía escuchar el tono de tristeza en la voz de Vale, al igual que se podía ver en sus ojos y su cara — No hagas nada estúpido sin mi consentimiento, y no beses a nadie más sin mi permiso, ¿Vale? — Reí leve asintiendo. Ella miro a Sofía con la boca ligeramente abierta apuntándola, luego negó y miro a Joca, volvió a negar y miro a Sami — Mucho menos — Miro a Majo — Te la dejo a cargo — Majo rio asintiendo — Te quiero mucho cielo, tratare de llamarte y hacer vídeo llamadas todos los días. Te escribiré desde que lleguemos — Me abrazo fuerte por mi cuello y yo por su cintura.

— Sabes que quisiera verte antes pero no podré. Lo siento Vale — Ella hizo ademan con su mano de que no le diera importancia. Iba a decir algo, pero la voz de una chica llamando por última vez a su vuelo desde la puerta me interrumpió — Que tengas un buen vuelo, te quiero más y que disfrutes — Volví a abrazarla y darle un beso en sus labios y por último ella se despidió por segunda vez de las demás.

— Bueno...— Veíamos fijamente la puerta por donde había desaparecido la pequeña castaña — Creo que debiéramos movernos porque parecemos cinco mojonas paradas en el medio del pasillo, ¿No creen? — Y riendo mientras asentíamos caminábamos a la salida del aeropuerto — ¿Qué vamos a hacer ahora?, es domingo casi lunes — Pregunto Samilu.

— Bueno, necesitamos limpiar mi casa que parece un desastre, hay que ver que falta, debemos buscar a mis mascotas, así que espero que tengan energía porque ahora es que vamos a gastarla como se debe — Y con eso arranque en dirección a mi casa.

Estábamos Sofía, Majo, Joca, Samilu y yo paradas frente a la piscina sin decir nada, solo mirándola. Eran las Dos de la mañana y aun nos faltaba el patio trasero, en otras palabras, el lugar más desordenado, sucio y todas las cosas que quieran decirles.

— ¿Quién se mete? — Pregunto Sofía.

— Yo no — Dijimos Joca, Majo y yo.

— Te toca Sami — Y ella la miro como si tuviera nueve cabezas.

— ¿Quieres que me dé Lepra o Ébola cuando entre a esa piscina?, me puede dar un sida Sofía si entro en esas aguas. Mínimo necesito un traje de esos que usan cuando van a hacer contacto con un lugar radiactivo — Y reímos porque no estaba lejos de lo cierto.

El agua de la piscina no era azul, más bien no se ni que color tenía. Respetaron las reglas de no entrar con ropa, pero no las otras así que ya se pueden imaginar las cosas que estamos viendo flotando, sin contar lo que no vemos en el fondo. Había hasta una camilla de las de playa dentro de la piscina.

K.O   ||   YuleriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora