El sol dando en mi cara hizo que agarrara aquellos lentes que se encontraban encima del asiento del copiloto y estire mi mano sin despegar la vista del camino para ponerlos en mi cara y poder tener mejor vista del camino.

Aparque el auto detrás de aquel Lincoln MKZ color blanco y abriendo el baúl de aquel A7, sacando el bulto color negro, con el logo de Nike a cada lado de este y una bolsa de helado en los asientos traseros. Entrando a la casa, podía escuchar los gritos y risas.

— ¡Maldito mocoso! — Escuche a lo lejos.

Y entonces lo vi, aquel pelinegro, con nada más y nada menos que pañales, con un biberón en mano mientras reía y corría lo más rápido que sus pequeñas piernas le permitían y una Sami que daba zancadas para alcanzarlo pero el pequeño la esquivaba.

— ¿Samilu? — Ella paro de golpe y me miro como si fuera un ángel bajado del cielo — ¿Necesitas ayuda? — Deje el bulto del gimnasio en el suelo mientras la miraba con una sonrisa burlona.

— Yuri, Dios mío, nunca te he amado tanto como en este momento — Puso una mano en mi hombro y yo reí leve — Ve a ver qué vas a hacer con ese muchacho para yo no matártelo — Solté una carcajada al escuchar y asentí despacio.

Caminé hacia el patio trasero y sonreí al ver aquello. Allí estaba el, abrazando aquel bóxer alemán, mientras pasaba su pequeña mano por la cabeza de Polita.

Sonreí al recordar cuando mi esposa estaba embaraza de ellos y Polita junto con Rocco no se despegaban del lado de la castaña cuando estaba avanzada y mucho menos me dejaban tocarle la barriga. Mi sonrisa se hizo más grande al recordar como ladraban y trataban de morderme al ver mi mano acercándose a la parte abultada de la modelo para después volver a recostar sus cabezas en sus piernas o en su barriga.

— Jace — Levanto su cabeza y al verme aquellos ojos marrones claro, chocaron con los míos y como pudo se levantó y corrió hacia mí y me agache con mis brazos abierto alzándolo y riendo con él. Puso su cabeza en mi hombro luego de haber dejado un beso en mi mejilla — Veo que le estas dando trabajo a tu tía Samilu, ¿Eh? — Su risa se escuchó al hacerle cosquillas en su barriga.

Entre con el cargado a un lado y camine a la cocina, para encontrarme a Samilu haciéndose un emparedado.

— ¿Dónde está Tessa? — La castaña le dio un mordisco a su emparedado y con su cara de perro me miro y hablo.

— Habitación — Deje a Jace en el suelo y me agache para estar a su altura.

— ¿Buscarías a tu hermanita para mamá?, ¿Sí? — El pequeño asintió y salió disparado hacia su habitación.

— Esta es la última maldita vez, que me pides cuidar de tus hijos. Hay veces que quiero recoger los míos y dejarlos tirados en la calle de tanto que joden, imagínate que le quiero hacer a los tuyos — Comencé a reír mientras llenaba un vaso de jugo de naranja.

Levante la vista de aquel vaso cuando escuche varios pasos hacia acá y allí estaba la princesa de casa. estrujaba su ojo con una mano mientras con la otra agarraba la mano de su hermano. Había cogido la nueva moda de no quitarse un tutú rosa mientras no usaba absolutamente nada de la cintura hacia arriba. Negué con una sonrisa al encontrarla con su cabello castaño algo enmarañado.

— ¿Cómo están los niños más hermosos del mundo? — Tenia a cada uno cargado en mis brazos.

— Más jodones del mundo — Samilu pasaba por mi lado, con un plato de comida en una mano, un vaso de refresco en otra mientras masticaba.

— Lenguaje Buenahora — Desapareció escaleras arriba y volví mi atención a mis hijos — Entonces... Que tal un helado antes de que mami llegue, ¿Sí? — Vi como aquellos pares de ojos se iluminaron al decir la palabra mami. Amaban a Valeria más que nada en el mundo, así como ella lo hacía con ellos. Y sonreí cuando los vi asentir con energía.

K.O   ||   YuleriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora