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Después de un rato Harry se detuvo a sentarse en la acera. Aún estaba calmando su rabia por el incidente. No le agradaba que hablaran así de sus padres, ellos habían sacrificado sus vidas para salvarlo. No era justo que los trataran así solo por ocultar el secreto.
Repentinamente las luces comenzaron a parpadear. Harry se levantó alerta al ver como los columpios se balanceaban por sí solos. Finalmente la luz de la farola se apagó. El juego del parque empezó a chirriar girando. Harry se quedó mirando curioso hacía el parque.
Luego giró a ver el matorral al otro lado de la calle, unos ojos brillantes conectaron con los suyos. Un gran perro con rasgos lobunos se asomaba por entre las plantas, era completamente negro y lo miraba con la lengua fuera. Empezó a ladrar y Harry sacó su varita pero resbaló. Su corazón se aceleró.
Una fuerte bocina sonó y a continuación unas luces lo cegaron. Dando la vuelta por el camino de entrada a Privet Drive apareció un gran bus de múltiples pisos color azul. Finalmente el gran vehículo se detuvo frente a él y un chico de actitud perezosa estaba recostado contra la entrada.
- Bienvenido al autobús Noctámbulo - leyó en una tarjetita -. Transporte de emergencia para el brujo o bruja abandonados. Me llamo Stan Shunpike y voy a ser tu guía esta noche. ¿Qué haces ahí abajo?
- Resbale.
- ¿Y para qué resbalaste?
- No fue apropósito.
- Bueno súbete ya. No voy a esperar a que empiece a nevar.
Harry se asomó donde anteriormente había estado el animal. Se perturbó con el hecho de que el perro ya no estuviera, como un fantasma. Sin embargo, de todas formas era un alivio. Stan también se asomó.
- ¿Qué ves? - preguntó.
- Nada - murmuró Harry.
- Bueno, súbete ya.
Stan subió el equipaje (con mucho esfuerzo). Dentro del autobús había múltiples camillas. En una de ellas roncaba una bruja. Harry se sentó en una de la parte frontal con Stan y luego Stan le entregó su boleto. Luego golpeó el vidrio de la cabina para que siguieran.
- ¡Azárale mi Ernie! - dijo una voz divertida que provenía de una cabeza de adorno -. Abróchense los cinturones porque estaremos muy meneados.
El bus avanzaba peligrosamente rápido haciéndolo caer para atrás en la camilla que a su vez se deslizó para atrás por la rapidez del bus. Harry trataba de mantenerse en su lugar a pesar del violento movimiento.
- ¿Cómo dijiste que te llamabas, amigo? - preguntó Stan.
- No te lo dije.
- ¿Y van muy lejos?
- Al caldero chorreante en Londres.
- Oíste, Ern - río Stan -. Al caldero chorreante en Londres.
- Al caldero chorreante, mi negro ¡Y si hay sopa, cómetela antes de que te coma!
