8. 𝑽𝒊𝒔𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔

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Annabeth se fue muy enfadada con Draco detrás persiguiéndola como perrito arrepentido, mientras Crabbe, Goyle y Blaise se burlaban del panorama. Nunca imaginaron ver a su amigo así. Mientras tanto, en la sala común de Gryffindor Percy trataba de explicarles de alguna manera lo que había pasado.

- Así que... un semidiós - trató de procesar Hermione.

- Lamento no haberles dicho - se excusó Percy -. Solo quería conocerlos primero... no que se enteraran así.

- No te preocupes, Percy - dijo Harry -. Se lo que se siente enfrentarse a un nuevo mundo.

- Si, no te preocupes - sonrió Ron.

- Además, ser hijo de Poseidón es alucinante- admitió Peter -. Yo solo jugaba con el agua creyendo que podía controlarla.

- Todos hemos hecho eso alguna vez - asintió Harry, divertido

- Gracias - sonrió Percy, un poco apenado.

Hermione negó con la cabeza, divertida. No podía negar que Percy controlando el agua era de las cosas más fascinantes que había visto. El verde de sus ojos se había vuelto más intenso, cautivándola un poco.

(...)

- Las visitas a Hogsmeade son un privilegio - recordaba Mcgonagall -. Si su comportamiento es malo en la escuela ese privilegio no se les volverá a otorgar.

Los chicos se apuraron a entregar sus permisos. Ron había estado hablando animadamente al grupo sobre Hogsmeade y todo lo que había escuchado al respecto. Susan vio la cara de angustia de Harry, el espacio de la firma estaba vacío. La chica le dio unos golpecitos en la espalda. Él la miró de reojo y asintió para después acercarse a la profesora.

- Si el permiso no está firmado, no podrás acompañarnos - habló McGonagall -. Son las reglas, Potter.

- Los que tengan permiso síganme - dijo Filch -. Los que no, apártense.

Los chicos vieron preocupados la charla entre McGonagall y Harry, cruzando los dedos para que lo dejaran ir.

- Pero, profesora. Si usted lo firma yo podré ir.

- Creo que no, solo el padre o tutor puede hacerlo. Yo no puedo porque sería inapropiado.

Siguió su camino pero se detuvo.

- Perdona, Potter - le dio unos golpecitos en el hombro -. No puedes venir.

Los chicos se acercaron a él bastante apenados, no querían dejarlo solo.

- Olvídenlo, hasta luego - murmuró Harry.

- ¿Estás seguro? - preguntó Peter.

- Si, tranquilos. Nos vemos cuando vuelvan.

Le dirigieron una última mirada a su amigo para seguir al grupo de alumnos hacía el pueblo mágico.

(...)

- Deberíamos ir a la casa de los gritos - propuso Blaise -. Es la construcción más aterradora de Inglaterra.

- Aún no entiendo porque nos gusta ir a asustarnos - dijo Draco.

- ¿Asustado, Malfoy? - se burló Edmund.

- Claro que no...

- Oh claro que si - canturreó Edmund.

- Cállate, Pevensie.

Los demás rieron y siguieron su camino hacía la casa. A la distancia se veía retorcida y a oscuras. Bastante extraña a decir verdad. Annabeth le parecía curiosa, ella amaba la arquitectura pero seguía sin comprender cómo se mantenía en pie.

La Limerencia entre Mundos || PJO, HP, NarniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora