13. 𝑮𝒊𝒓𝒂 𝑻𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐

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En lo único que podían pensar los Pevensie era que todo estaba oscuro.

Peter sentía sus oídos tapados, estaba de pie en algún lugar en el cual no podía ver nada. Se sentía ligero pero caminaba sin rumbo. Susan estaba sentada, no sabía dónde pero su posición le decía que así era. Edmund todo le daba vueltas, sentía su cabeza pesada y quería dormir un poco pero en medió de ese negro no podía distinguir nada ni encontrar nada, se sentía un espacio vacío. A Lucy no le gustaba la oscuridad y se acongojó un poco al sentirse rodeada de esta, abrazando sus rodillas a su pecho.

Repentinamente, una luz se formó a la distancia. Los hermanos miraron. Un espejo, cada uno estaba como en una dimensión distinta. Hundidos en su propia mente, sin embargo, todos podían ver ese espejo. Ovalado y alto, a unos metros de ellos. Lucy fue la primera en acercarse, a medida que se acercaba empezó a reconocer una figura en el espejo, por unos segundos pensó que era su reflejo pero cuando estuvo en frente, completamente iluminada por la luz, vio que era otra mujer.

Miró a sus espaldas confundida pero no había nada. Elevó un poco su mirada para poder verla bien, era la mujer de su visión. El cabello castaño oscuro estaba recogido en una complicada trenza en su cabeza acompañada de una diadema, llevaba un vestido marrón con detalles dorados. Le recordaba a uno que había tenido en Narnia. La mujer la miró con dulzura y Lucy le sonrió tímidamente.

Susan, por su lado, miró confundida a la mujer en el espejo. Era varios años mayor que ella pero le resultaba familiar. Tenía el cabello negro ondulado y unos ojos azules iguales a los de ella. Le llamó la atención la brillante diadema en su cabeza, con la forma del águila de su casa. Luna le había contado de ella, era la reliquia de su casa. La mujer le sonrió.

Peter se acercó a pasos dudosos al ver a un desconocido frente a él. Al verlo le recordó al instante a la estatua de Hogsmeade, pero él tenía la barba mucho más corta, aún en la flor de su juventud. Alto y bien parecido, tenía presencia. Llevaba una capa roja bastante linda y sus ojos oscuros lo miraban con solemnidad.

Edmund fue el último en acercarse. Ese hombre tenía presencia, le intimidaba un poco, más sus accesorios le resultaban familiares. Se acercó para detallarlo mejor, lo miraba con severidad, como evaluándolo. Tenía el cabello negro entrecano a pesar de no parecer muy viejo y los rajos de una barba de unos pocos días se veían en sus mejillas. Llevaba anillos y una túnica larga y oscura. Edmund lo miró con desconfianza, nadie más estaba en la habitación y los reflejos no deberían moverse solos, pero no era un reflejo, ese no era él.

Ninguno era lo que había en el espejo.

(...)

- ¡Harry!

Hermione sacudió al chico por segunda vez.

- Yo digo que le echemos agua -. Sugirió Percy.

- ¿Qué te pasa? ¡No! - lo regañó la chica -. Harry.

- Vi a papá - murmuró finalmente el chico.

-¿Qué? - murmuraron los otros dos confundidos.

- Vi a papá, alejo a los dementores en el lago.

Percy y Hermione se miraron desconcertados. Percy llevaba poco tiempo en ese mundo, pero estaba muy seguro de que eso era imposible, los papás de Harry ya estaban en los campos de los elíseos o quien sabe donde.

- Harry, capturaron a Sirius - informó Percy -. Los dementores le van a dar el beso.

- ¿Van a matarlo? - preguntó él sobre saltándose y sentándose.

- Es peor, mucho peor - dijo Hermione -. Le van a sacar el alma.

- ¿No es lo mismo? - preguntó Percy.

La Limerencia entre Mundos || PJO, HP, NarniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora