CAPÍTULO 16

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Mateo y yo salíamos de vez en cuando. Fuimos a hacer tazas, pintamos, de hecho los cuadros de él fueron muy graciosos, me hizo entender que la pintura no es su don. Él me había invitado a salir, como más que amigos, pero le dije que no, no estaba interesada en esas cosas por el momento, pero nos volvimos bastante cercanos.

Lo ùnico, es que algo andaba mal con èl, no estaba muy segura del porquè o mejor dicho, no descubrìa que era lo que me daba mala espina.

Veía una película y mientras tenía una mascarilla puesta. No tenía planes de salir, así que aproveché para tener una cita conmigo misma. Me llegó un mensaje, tomé el teléfono y revisé quién era. Ariana, habìa pasado bastante tiempo que no hablaba con ella, me dijo que iba a llegar a Florencia el otro fin de semana, me causò gran emoción, de verdad me hace falta ver a alguien cercano.

...

Esperaba a Ariana en el aeropuerto, al ver su silueta corrì abrazarla, luego nos subimos a un taxi y en el camino le enseñè los monumentos y algunas calles, hicimos varias paradas para tomar fotos.

-Vaya, ¿aquí vives? Saliò del taxi -Esta calle parece de pelìcula.

Era una calle muy italiana, cálida, rùstica. Simplemente hermosa. Pagué el taxi, vaya, me salió muy caro el recorrido.

-Benvenuto a casa. La ayudè con la maleta y entramos al edificio.

Para hacer el viaje de Ariana más interesante, el ascensor estaba en repaciòn, así que nos tocó subir ocho pisos hasta mi apartamento.

-Creo que hicimos cardio con subir las escaleras. Dijo Ariana

-Y un poco de piernas. Me reì

Entramos al apartamento, Ariana recorrió todo el apartamento, de repente se acercó a mí con una sonrisa.

-Tenemos de mucho de qué hablar. Me arrastrò al sofà -¿Pido pizza?

-Sì, no veo porquè no.

Algo no andaba con Ariana, la verdad algo pasaba. Era raro verla tan energética. Seguro sabe algo que yo no.

Mientras llegaba la pizza, hablamos, nos pusimos al día con las cosas que nos habìa pasado dentro de medio año sin vernos. Algo se traìa, pero no quise preguntarle, necesitaba más pruebas para después interrogarla.

-¿Has conocido a alguien especial? Preguntò

-No, pero hice una buen amigo, de hecho mañana me encontraré con él, ven conmigo. La tomè del brazo.

-Okey, ¿están saliendo?

-No, solo somos amigos.

Ella no me creìa, pero dejè èl tema ahì, sabía que iba a hacerse una historia con lo que le decìa de Mateo.

-Cambiando de tema, ¿leíste la carta de Joel?

-Sì. Sonó el timbre -Llegò la pizza.

Recibí la pizza y volví a la sala. Nos sentamos en el suelo a comer y seguir charlando.

-Sabes, hablemos de ti y de mí, de las cosas que hemos hecho o aprendido, no hablemos de chicos.

-Está bien, comamos. Dijo

Comimos pizza, empezamos a hablar de nuestra niñez, me hizo recordar cuando de pequeñas salìamos a jugar en la lluvia, cada quien tenìa una chaqueta impermeable, el de ella era rosa y el mio verde. Era la felicidad en su máximo esplendor.

-Recuerdo eso, tambièn recuerdo que tu chaqueta verde se dañò y te di la mìa. Riò -Lo primero que dijiste fue que no te gustaba el rosa.

-Es verdad, nunca me ha gustado. Reì -Recuerdo que aùn asì la aceptè porque me la diste con buenas intenciones, solo para que dejara de llorar.

Cartas a tú corazón (ACTUALIZANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora