CAPÍTULO 4

22 2 0
                                    

Después de clases, pasé por la biblioteca, había unos libros que quería leer hace tiempo y también porque quería despejar mi mente, estuve en exámenes y por fin he salido a vacaciones.

-Hola señor José. Saludé al vigilante de la biblioteca.

Había pasado meses desde el incidente del día de la fiesta, me enteré por Theo, que lo dejaron unos 15 años en la correccional; al parecer no fui la única chica a la que ese hombre había abusado.

Me dirigí a la sección de astronomía y me quedé sumergida buscando un libro en específico, uno que me había recomendado Dan sobre las estrellas, minutos después de buscar por fin lo encontré, lo tomé y caminé hasta la sección de romance; soy amante a esos textos.

-A ver, a ver... Hablé en voz alta.

Había un libro que no pertenecía a esa sección, pero me dio algo de curiosidad, así que lo agarré y lo leí por encima. Me recosté en el estante, me atrapó desde la primera página.

- ¿Te gustan los crímenes? Exclamó una voz masculina

Alcé la vista, era Joel; tenía puesto unos vaqueros con una camisa blanca y una chaqueta de mezclilla.

-Solo leía el prólogo, pero me gustó. Me lo llevaré. Contesté

-Al parecer eres un imán de buenos libros Antonella. Se metió las manos en los bolsillos del vaquero.

- ¿Lo has leído?

-Sí. Señaló el libro -Los libros de Agatha Christie son mis favoritos.

Siempre me ha parecido atractivo los chicos que leen. Mis ojos demostraban lo sorprendida que estaba; no creía que él fuera de los que leyeran.

-Joel, vamos amigo. Gritó alguien por el pasillo en el que estábamos.

Él le hizo una seña de "espera, ya salgo", me miró de nuevo y su vista se dirigió a mis labios. Se a cercó un poco a mí, pero su amigo, el otro chico que había visto en la fiesta lo interrumpió.

Mi corazón empezó a latir rápidamente.

-Tenías una hoja en la cabeza. Dijo mostrandome y dejando caer la hoja al suelo.

Luego se marchó y por mi lado me voltee para dejar el libro en su puesto; cuando al instante tocaron mi hombro. Volví a voltearme, él lucía un poco ansioso y se rascaba la parte trasera de su cabeza.

- ¿Qué pasa? Fruncí el ceño

-Dame tú teléfono. Expiró

-¿Para qué? Pregunté extrañada.

-Para cuando necesites ayuda para buscar libros, me llames.

Le di mi teléfono, sentía que Joel era más cálido conmigo. Me devolvió el celular y se marchó. Terminé de escoger los libros que iba a llevar, fui a recepción y fui a encontrarme con mi familia; después de tanto, mi padre volvía a casa.

...

Me tiré al sofá, estaba cansada. Miré al techo, hasta que la voz de mi padre me sacó de mis pensamientos.

-Ella... ¿Cómo fue tú día? Se sentó en el pequeño, justo en el espacio que sobraba.

-Todo bien. Suspiré -Ahora solo quiero dormir, me duele un poco la cabeza.

-Entiendo, ve y descansa pequeña.

Abracé a mi padre y con la poca energía que tenía, subí las escaleras, hasta llegar a mi cómoda cama. Me dormí en poco tiempo.

Cartas a tú corazón (ACTUALIZANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora