Hace unos meses comencé a sentirme un poco mal. Sentía muchos mareos, náuseas, dolor de cabeza y estaba súper cansada. Fui al hospital, me hicieron análisis y ultrasonidos... tenía dos meses de embarazo.No estaba en mis planes tener un bebé, no me lo podía imaginar, pero estaba feliz al enterarme de la noticia. Obviamente se lo conté a Jairo y no me puedo olvidar la expresión de su rostro, en ese momento. Me da mucha ternura cuando me acuerdo.
Empecé con los controles y todo iba bien.
Un día me encontraba en uno de ellos y mientras yo la miraba, la obstetra miraba los papeles y no dejaba de mover la cabeza hacia los costados, como si estuviera negando algo.
—¿Tuviste algún accidente antes del embarazo, o cuando eras más joven? —preguntó.
—No, que yo me acuerde... —contesté. Justo me acordé de las veces que fui golpeada. Quedé muy mal después de eso.
—Es un embarazo muy riesgoso, tu cuerpo está muy dañado. Es muy probable que no aguantes el parto... —dijo, tapándose la boca—podés perder la vida...
Sentí un calor recorrer todo mi cuerpo, no podía creer lo que estaba escuchando.
—Hay dos opciones... ninguna es buena, pero... podemos interrumpir el embarazo y seguir con tu vida normal, si es que lo aguantás... o, dar tu vida para que nazca el bebé —mis ojos se llenaban de lágrimas y ella continuó—. Obviamente vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que salga todo bien, si eso es lo que decidís, pero las probabilidades de que resulte bien, son muy pocas...
Me quedé en silencio.
Sentía como mi corazón se rompía y mis manos temblaban. Sentía miedo, dolor, tristeza y odio. Odié a Mai con todas mis fuerzas, en ese momento. Por su culpa, mi vida estaba en riesgo y no iba a poder tener a mi bebé en mis brazos. Pero... decidí tenerlo de todas formas, al menos si yo moría, Jairo no iba a quedar solo, tendría compañía y una motivación para seguir adelante.
Volví a casa y traté de que Jairo no se diera cuenta de que pasaba algo. No le quería decir, sabía que si se lo decía, iba a querer que interrumpa el embarazo para no perderme.
Seguí con los controles y todo iba bien, excepto que estaba ese problema.
Él jamás se enteró y me sentía mal por ocultarle eso, pero no podía abortar, no sería capaz de hacerlo con mi propia hija. Ella no tenía la culpa de lo que estaba pasando. A parte, si no lo aguantaba, nos podía perder a las dos.
Los meses pasaban, cada experiencia era única, era algo inexplicable, pero lo más emocionante fue cuando sentí sus primeros movimientos, estaba muy feliz. Ya deseaba poder verla y tenerla en mis brazos.
Tenía y todavía tengo la esperanza de poder sobrevivir al parto, ya que tengo planeado muchos conciertos junto a ella, y poder dedicarle la última canción que grabamos, en su primer show junto a nosotros.
No quiero pensar en lo negativo.
Ya con el embarazo me costaba moverme, el peso era mucho, así que ya no hacíamos conciertos como antes, mayormente hacíamos acústicos. Aun así, tratábamos de que cada show fuera especial. Las giras ya no eran igual que antes, teníamos muchas más precauciones y mucho más cuidado. Jairo me acompañaba siempre y me ayudaba con todo, estaba siendo muy atento.
Pasé todos estos meses junto a Jairo, disfruté cada momento a su lado. Él, realmente me hacía feliz.
Gemma, Blas y papá son los únicos que saben lo que puede llegar a pasar. Ella me prometió que si algo me llegaba a pasar, estaría para mi hija siempre y que no se iban a separar cuando yo ya no esté.
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~Sueños y Destinos (Primer Libro)
Teen Fiction"Todo el mundo tiene sueños. Y eso está bien. Algunos llegan a cumplirse y otros no, pero siempre hay que esforzarse y luchar para poder alcanzarlos. Aunque, no sepamos qué nos tiene preparado el futuro. Aunque, no sepamos nuest...