Suspendieron a Blas por tres días. Ese día era jueves. Viernes, lunes y martes no podía ir, el fin de semana no lo vi y no contestaba mis mensajes.Los días eran aburridos sin él, pero Mateo jamás volvió a molestarme después de la golpiza que le dio.
El miércoles ya podía ir nuevamente, pero no fue... el jueves tampoco. Me estaba empezando a preocupar, tenía el presentimiento de que algo malo estaba pasando. Ese día, después de la escuela fui a ver cómo estaba Blas.
Cuando llegué a su departamento golpeé la puerta, pero no salía. Agarré la llave que me había dado, abrí la puerta y entré.
Estaba todo apagado, prendí las luces, pero no lo vi. Me acerqué a la cama y vi que la puerta del baño estaba un poco abierta y la luz estaba prendida.
Caminé hasta el baño y entré. Vi a Blas tirado en el piso y me quedé unos segundos paralizada del susto, al ver el piso lleno de jeringas con drogas y pastillas. Me acerqué a él rápidamente y lo llamé varias veces para que se despierte, pero no despertaba.
Mis lágrimas comenzaron a caer y mis manos a temblar. Estaba muy asustada.
Llamé a una ambulancia y vinieron rápido, yo no pude ir, porque era menor. Limpié el baño mientras lloraba y cuando terminé fui al hospital.
Llamé a Yuri, para avisarle lo que había pasado. Le dije que no era necesario que vaya, pero ella fue igual.
Cuando llegó, yo estaba sentada en el pasillo, llorando y ella se sentó a mi lado, abrazándome.
Unos minutos después salió el doctor llamando a los familiares de Guimory, pero como ellos no estaban, se levantó Yuri. Él se acercó y nos dijo que Blas había tenido una leve sobredosis, que estaba inconsciente, pero no era grave, porque lo llevaron a tiempo.
Me puse a llorar, desconsoladamente.
Blas quiso suicidarse, esa era la única explicación.
Yuri trataba de calmarme, pero era imposible. Pensar en que pude perder a Blas, me causaba más tristeza.
¿Cómo pudo haber hecho algo así? ¿Qué era lo que lo llevó a hacer eso?
Tenía que venir alguien mayor para que firmara así podían empezar con los tratamientos.
Llegó al hospital el mismo chico que fue a la escuela en lugar de la abuela de Blas. Se llamaba Máximo, resultó ser el hermano mayor de Blas, pero no sirvió de nada, sólo fue a decirnos tonterías, porque no quiso firmar, quería que Blas muriera. Así que, llamé a papá, le conté todo y accedió a firmar.
Papá conocía a Blas desde siempre, le tenía cierto cariño. Además, él me ayudó, por eso quiso ayudarlo.
Mientras estaba inconsciente, me quedé todo el tiempo a su lado. Me sentía muy triste, no soportaba la idea de perderlo y menos cuando decidí arriesgarme por él y aceptar mis sentimientos.
Me quedé toda la noche ahí. Como Blas no tenía familiares, nos quedabamos nosotros.
Por la mañana, llegó Luci al hospital. Entró lentamente a la sala y se paró al lado mío, yo me encontraba sentada en la silla que estaba al lado de la camilla donde estaba Blas.
-Gemma, amor... andá a descansar -dijo, tocándome el hombro.
-Estoy bien...
-Andá a casa... tenés que estar descansada y bien para cuando él despierte -la miré y ella me sonrió-. Me quedo yo un rato.
No le podía decir que no cuando me hablaba y me hacía esa sonrisa. Desde que Luci llegó, me sentía siempre acompañada.
Dejé que se quedara ella y fui a casa. Varias horas después, me avisó que Blas despertó y que habían empezado con los tratamientos, me quedé más tranquila.
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~Sueños y Destinos (Primer Libro)
Teen Fiction"Todo el mundo tiene sueños. Y eso está bien. Algunos llegan a cumplirse y otros no, pero siempre hay que esforzarse y luchar para poder alcanzarlos. Aunque, no sepamos qué nos tiene preparado el futuro. Aunque, no sepamos nuest...