Capítulo 15

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-Jairo-

Desperté casi al mediodía, del domingo. Bajé y aunque era tarde, desayuné mientras revisaba unos papeles de la empresa. Estaba todo en silencio.

Cuando terminé, salí de casa luego de limpiar y subí al auto. Fui a la casa de Blas a buscar a mi hija.

Al llegar, toqué el timbre y Blas me abrió.

-¿Tan tarde te levantaste? -preguntó, saludándome-. ¿Hasta qué hora te quedaste con Nina?

-No me quedé con Nina, tenía cosas que hacer... -contesté mientras entraba.

-Si, amigo. Hagamos que te creo -agregó, cerrando la puerta. Yo revoleé los ojos y me senté en el sillón.

-¿Harry, cómo está? ¿Sigue vivo? -pregunté.

-Según Hanna, todavía respira... -se sentó en su sillón individual, y apoyó sus codos en sus piernas- che... ¿qué onda, Nina?

-¿Qué onda, con qué? -pregunté, haciéndome el desentendido.

-¿Qué hacía en ese bar ayer, si no fue con vos?

-Esperaba a una amiga... -respondí, él me miró fijamente y levantó una ceja.

-¿A una amiga? O... ¿al padre de Benjamín? -preguntó, riéndose. Yo lo miré rápidamente, pero sin mover mi cabeza-. ¿Sigue con ese tipo?

-No están juntos, pero le chamuya que quiere hacer las cosas bien y al final no cumple.

-Entonces, ¿él fue quién la dejó plantada? -asentí con la cabeza-. Es un gil. Me di cuenta que era por él, pobre mujer...

-Si, espero que ya no le siga la corriente. No es bueno para ella estar así y menos para su hijo.

-¡Papi! -gritó Jade, bajando la escalera. Yo giré mi cabeza para mirarla, ella corrió hacia mí y se tiró encima mío.

-¡Ay, hija! Despacio... -me quejé- ¿cómo estás, amor? ¿Te portaste bien?

-Si, si... ¡comí helado!

-¿Me guardaste? -negó con la cabeza-. ¿Cómo que no? -hice como que lloraba y ella se reía.

Jade estaba diferente, volvió a sonreír y hablaba como antes, volvió a ser la niña alegre que era. No como el viernes y el sábado. Esos días, sí que estaba rara.

Saludé a Gemma y a Adam, y nos quedamos un rato hablando. Más que nada, riéndonos de Harry. Luego, nos invitaron a comer y finalmente volvimos a casa, a la noche.

El lunes, a la mañana, me estaba alistando para ir al trabajo después de desayunar junto a Jade. Estaba preparando mi mochila y ella se acercó.

-Papi... -dijo, detrás de mí.

-¿Qué pasó, amor? -pregunté, dándome la vuelta.

-Quiero ir a la casa de la tía...

-¿A la casa de Gemma? ¿Por qué? -ella bajó la cabeza. Me agaché enfrente de ella y le agarré la mano-. No podés ir, porque no está. Debe estar trabajando, pero después le pregunto si podés ir, ¿si? -ella asintió.

Cuando terminé de preparar mis cosas, salimos de casa y subimos al auto, rumbo al trabajo. Al llegar, todo estaba bien. Saludamos a Karina como siempre y subimos al ascensor. Llegamos al tercer piso y fuimos a mi oficina. Me senté un rato en el sillón a jugar con Jade, estaba muy animada hasta que golpearon la puerta y entró Mía. Rápidamente le dio la espalda y comenzó a jugar ella sola. Se negó a saludarla y su cambio fue muy notorio.

~Sueños y Destinos (Primer Libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora