MI DIAMANTE DESEADO ♤ LIBRO 3 ♤

CAPITULO 26

ARA

La muerte, es el ansiado final para muchos.

Con honor o sin él, irse es una manera de dejar el pasado atrás y voltear hacia el silencio donde no hay más que vacío en él.

Es una cruzada hacia el olvido y hacia un final desgarrador.

Hoy, muchos soldados, amigos, familia han perdido sus batallas y se han lanzado hacia el final de su dura cruzada.

Perderlos es avanzar con su memoria entre nuestras palmas.

Se quedan en historia entre nosotros. Las que contaremos algún día a nuestros hijos.

Porque hoy, no moriríamos.

Hoy no.

- ¡Ahí viene! - gritaba Nikolái armándose hasta los dientes.

Contemplé su figura y me puse en posición entendiendo el sacrificio de Alekei y de los que estaban con él.

Pase saliva mirando a los lejos a Marcos Yakovlev sintiéndose en la cima.

Su risa se sentía con cada paso sobre la nieve endurecida.

Nikolái y yo nos miramos, volteamos atentos a los últimos hombres que nos respaldaban.

Siete.

Suspiramos.

La expresión del hombre no hacía más que burlarse de nuestro aspecto.

Incluso heridos, no estábamos muertos, teníamos esperanza.

Aunque todo nuestro cuerpo gritara.

- Ara Alekseeva. Nikolái Martinelli.

Apretábamos nuestras armas viéndolo acercarse poco a poco.

Sus hombres estaban atrás, tan solo cinco más que los nuestros.

Alekei había hecho un buen trabajo.

- Ustedes dos me han causado muchos problemas jovencitos. Digamos que son mi matrimonio frustrado - se ríe contemplando nuestras sortijas en las manos.

- Tú eres el asqueroso que solo nos ha usado. Ha matado y nos has cuestionado hasta intentar acabarnos - habla Nikolái apretando su arma.

- Y a su legado - se ríe sin arrepentirse de nada.

- Maldito bastardo.

- Bastardo no soy, soy de las familias más influyentes y ustedes lo saben. Acabar con los Alekseeva es una fortuna y lujo que muy pocos se pueden dar. El lograrlo es lo más grandioso que he hecho en la vida. Y bueno chico, tú te cruzaste en su camino, así que sumaste a los Martinelli a esta guerra, los condenaste, para mí fue divertido y fueron dos pajaros de un tiro.

- No acabaste con una mierda. Mi legado aun sigue vivo. - habla Nikolái y el otro se ríe.

- Cierto tus hijos, los más poderosos de ambas familias. Los mataré tarde o temprano.

- Sobre tu tumba mis hijos harán castillos.

Hablo haciendo que concentre sus ojos en mí.

- Querida Ara tan hermosa como la luna, me pregunto que pasaría si dejara a tu hija con vida, ¿Sería tan hermosa y letal como tú? ¿Crees que viva lo suficiente para complacer a todo un mercado?

Sus palabras son suficientes para que nuestro ejercito se levante y comiencen a atacarlo.

Nikolái lidera y yo a su lado alzo mi primer escudo evitando que las balas logren matarlo.