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"I think there's been a glitchOh, yeah, Five seconds laterI'm fastening myself to you with a stitch

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"I think there's been a glitch
Oh, yeah, Five seconds later
I'm fastening myself to you with a stitch. Oh, yeah"

Glitch - Taylor Swift

Emma

¿Recuerdan el momento en el que dije que podría hacer cualquier cosa que me pusieran?

Bueno, esas palabras eran pura basura.

Sé supone que soy la lavaplatos y mesera designada, eso debería ser fácil, ¿Verdad? Pues no, es una jodida tortura china.

Bien dicen que por la boca muere el pez.

No sé que es peor, si lavar los platos que están más asquerosos que mi vida o atender mesas de personas groseras, de pensamientos vulgares y expresiones insultantes.

Alguien por ahí te advirtió que te comerían viva, haya tú que no escuchaste.

Lo poco higiénico que es esto debería ser un crimen. ¿Quieren saber lo peor? Parece que todos sé pusieron de acuerdo para joderme la existencia y que terminara admitiendo que Aiden tenía razón pero si hay algo que tengo más grande que la sonrisa es el orgullo y a este punto no daré mi brazo a torcer.

Hablando de Aiden, él muy infeliz disfruta de mi sufrimiento. Solo bebe con sus amigos en vasos del mismo diseño de los que quebré a pesar de que hay una variedad de vasos con distintos diseños; de vez en cuando me echa ojeadas y cuando sé percata que lo estoy viendo su sonrisa de imbécil se ensancha.

Aunque el lado bueno es que lavar los trastes me ha servido mucho, es casi terapéutico; cuando me enojo, simplemente paso la esponja de alambres como si quisiera abrirle un agujero al plato y sé me pasa la molestia.

Como sé rayen los platos vas a ver que risa.

Estaba haciendo mi actividad terapéutica con una oya cuando veo una mano que reluce un pequeño tatuaje de serpiente rodeandole el dedo corazón y me detengo.

— Deberías ser más delicada, princesita — Dijo la voz ronca de Aiden — Mira que esas ollas no son tuyas y son caras.

— ¿También están devaluadas en cien dólares o más? — Enarqué la ceja y él sonrió con burla.

— No, bueno, depende de si la señorita Morgan te ve en ese caso capaz te la cobra en doscientos.

— ¿Tienen algún parentesco? No dudaría que cobrar las cosas en un precio excesivo los relacionara de alguna manera.

Él sonrió con ironía — Que chistosa.

— Es un don.

Rodó los ojos — Como sea, simplemente no jodas la olla.

Sé fue sin decir más nada y yo volví a mi labor.

— ¡Oye! — Una voz femenina llamó mi atención — ¿Tú eres la que se le puso al brinco a Aiden?

Una extraña confusión llamada Emma [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora