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I hate the way you say my nameI hate your picture-perfect lips on mine, If I could, I'd cut the breaksI hate that I can't help but stay all night

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I hate the way you say my name
I hate your picture-perfect lips on mine, If I could, I'd cut the breaks
I hate that I can't help but stay all night
...
You think you're cool when you pretend that I'm not always in your head, don't lie. Your favorite game is self-defense, I dare you to give it a rest sometimes

I hate the Way - Sofía Carson

Emma.

Lo miré directo a los ojos notando sus manos sobre mi cintura y mi cabeza a la altura de su corazón. Tanto su respiración como sus latidos eran desenfrenados.

De un momento a otro sentí incomodidad por sus manos tocandome. No era porque fuera él, sino que en sí era el contacto físico lo que abrumaba.

Me separé de él y nos miramos directamente a los ojos.

- Eres una experta en tropezarte conmigo, ¿Cierto?

Trague grueso.

- Y tú en decir incoherencias, ¿O me equivoco?

- ¿Sabes? Hemos estado dos veces apunto de besarnos y aún me sorprende que quieras pretender que no estoy siempre en tú cabeza.

- Esos encuentros se te subieron mucho a la tuya - Dije dando pequeños pasos que disminuían la distancia entre nosotros - ¿Qué pasa, troglodita? ¿Quieres qué te cumpla el sueño de ser tu primer beso?

- La que dice incoherencias es otra. Princesita, te encanta siempre estar a la defensiva, no te vendría mal dejarlo por un rato - Dijo reduciendo la distancia entre nosotros y acercando sus labios cada vez más a los míos.

El pasillo estaba desolado, nuestras respiraciones sé mezclaban y nuestros ojos clamaban el tan esperado encuentro de nuestros labios.

Mi mente entraba en pánico y las heridas en mis muñecas palpitaban esperando que mis uñas volvieran al encuentro con mi piel. Mi buen juicio era nublado por la necesidad de él y mi corazón clamaba por sentir su cariño.

Sin poder soportarlo más, uní nuestros labios en un beso apasionado que nos robó el aliento al instante. La sensación de su lengua juguete ando con la mía era la gloria, sentía que podría morir en cualquier momento y no me importaba.

Sus manos tomaron mi cintura y las mías sé hundieron en su cabello profundizando el beso. Sus labios invadían los mios con posesividad y yo lo estaba disfrutando demasiado.

Odio la forma en la me hace sentir.

Aiden me transmitía cierta paz, no sabía porque pero al estar con él sentía que, para bien o para mal, evadía mi realidad. Con el sentía paz pero a la vez lo veía como mi tormento. Aiden sacaba lo bueno y lo malo de mi mostrandome distintas versiones que nunca creí ser con alguien. En este momento eramos magnetos moviendonos a la par sintiendo el calor electrizante de nuestros cuerpos.

Una extraña confusión llamada Emma [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora