Querida, Beth,
No sé cómo estés, ni si esta carta llegará a tus manos. Quizás para cuando la recibas yo ya habré muerto, y estaré bien, no te preocupes, de peores cosas se ha condenado a muerte, y yo que estoy seguro de amarte volvería a cometer los mismos pecados por un beso de tu boca.
Jamás dejes que las personas consuman tu esencia ni mucho menos que intenten cambiarte. Tienes razón cuando dices que la gente noble no está lista para un humor como el tuyo, pero ahí afuera hay almas que necesitan de la paz que tú transmites.
Siempre he pensado que de este mundo nos vamos cuando cumplimos nuestra misión, y si no morí en el campo de batalla, fue porque aún tenía el destino de conocerte, enamorarte y llamarte mía.
Me hiciste feliz, y eso te lo agradeceré eternamente.
Siempre tuyo, Callum.
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Prohibido ser tuya
Short StoryQue me perdone Dios si se me escapa tu nombre estando con él.