7 - Las manos que sostienen el kunai

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Cuando Naruto volvió a entrar en la dormida aldea de Konoha supo que algo había cambiado. Las puertas seguían siendo las mismas estoicas protectoras. La población civil seguía durmiendo en sus camas sin rastro de miedo en sus rostros. Los alcohólicos seguían con sus botellas de licor aferradas al pecho. Cuando Naruto regresó a la Aldea Oculta entre las Hojas, el monumento aún flotaba en el cielo, excepto que ahora, esos ojos duros como la piedra le miraban a él.

Los Hokages del pasado y del presente lo sabían.

Los hombros de Naruto se hundieron avergonzados. Se quedó inmóvil y retrocedió tres pasos hasta situarse justo delante de la puerta. No se merecía Konoha.

"Cuervo", susurró Butterfly con insistencia. "Tenemos que informar al Hokage".

Naruto no se movió, en realidad nunca la oyó mientras la tormenta de voces luchaba en su cabeza.

Para el Búho, habría sido problemático si no comprendiera la cantidad de problemas que merecía la situación. "Está bien Butterfly. Informaré al Hokage. Vete a casa".

La noche se tragó la forma de Búho mientras saltaba hacia un tejado.

Tanto Calamar como Mariposa dudaron.

"Si necesitas a alguien con quien hablar, siempre estoy aquí", Butterfly hizo una oferta que no daría a la ligera. Ella más que nadie sabía que era más fácil destruir una mente que curarla. Después de un momento, Butterfly y Calamar desaparecieron en la noche.

Naruto Uzumaki seguía de pie a la entrada de la puerta.

Patético.

Sería fácil suponer que el contenedor del ser más malévolo del universo no tenía reparos en matar, que sería fácil matarlo. Sin duda era el pensamiento lógico de los aldeanos que temían a Naruto en su infancia.

No podían estar más equivocados.

Durante la mayor parte de su vida, Naruto pudo dividir fácilmente el mundo entre el bien y el mal. Mal: Lo que quería el Zorro Demonio. El bien: Lo que el Zorro Demonio no quería.

Un resoplido. El mundo no es tan sencillo.

Naruto odiaba admitir que el Zorro Demonio tenía razón. El cuidadoso muro que había construido para dividir su sentido del bien y del mal estaba empezando a desmoronarse. Los límites se estaban volviendo borrosos y tonos grises empezaban a pintar su mundo.

En una noche, Naruto se había convertido en el monstruo que la gente sabía que podía llegar a ser.

Siempre fuimos un monstruo.

Yo no lo soy.

¿No querías pasar la sangre como seda por tus manos? ¿No querías saborear la carne en tus dientes? ¿No querías violar a la mujer y reclamarla como tuya?

"No", susurró Naruto débilmente. "Fuiste tú".

No puedo controlar tu cuerpo.

"Yo... no".

A una persona normal le habría parecido extraño encontrar a un ANBU de pie ante la puerta hablando solo en mitad de la noche, pero la patrulla nocturna simplemente se encogió de hombros y siguió adelante. Todo el mundo sabía que los ANBU estaban locos, eso era lo que los hacía tan peligrosos.

Naruto - Lo Poético de lo anbu ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora