Naruto - Lo Poético de lo anbu ✔️

23 - Exámenes Jounin

Descargo de responsabilidad3: No soy dueño de Naruto

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Capítulo 23

Gantetsu garabateó un sello aburrido a lo largo de la carne quemada de la cadera de Tenten, tan desordenado como un niño practicando caligrafía.

"¿Has pensado alguna vez cómo quieres morir?". preguntó Gantetsu con una sonrisa sombría, como un hombre que supiera que el único tiempo que le quedaba era ese largo camino hacia la horca. "Sé que nunca tenemos elección, pero", se encogió de hombros. "Fuego".

Tenten se removió en sus cadenas en un intento de aliviar el dolor y el malestar. "El fuego es lo peor. Es una muerte lenta. "

"Exactamente. Quiero vivir el mayor tiempo posible, sean los últimos momentos de dolor o de placer", respondió Gantetsu mientras dejaba caer el pincel en el tintero.

"Seppuku. Preferiría sentir el frío beso de una cuchilla a través de mi piel, y querría hacerlo, para asegurarme de que el corte es limpio".

"Y yo que pensaba que era morboso". Gantetsu juntó las manos y activó el sello. Tenten se preparó para el dolor. El laboratorio estaba en silencio, con el pitido de las máquinas y el correteo de las ratas utilizadas como sujetos de prueba. Tanto Gantetsu como Tenten observaron la pequeña nube de humo que delataba la desaparición del sello.

"Lo he conseguido". dijo Gantetsu con incredulidad. En lugar de saborear su victoria, corrió inmediatamente a su escritorio y procedió a copiar un boceto del contra-sello que acababa de utilizar.

Gantetsu esperaba que no fuera demasiado tarde para demostrar su utilidad. La Kage se había marchado a los exámenes Jounin hacía sólo unos días y ya estaban en marcha los preparativos para capturar al medic-nin de Konoha. Pero esperaba que el sello con el que había tropezado accidentalmente fuera suficiente para convencerles de que le dejaran marchar.

"Eres tonta si crees que te van a dejar ir", replicó Tenten con voz resignada. "Sabes demasiado".

El nudo se tensó. "¿No puedes darme la oportunidad de disfrutar de mi efímera esperanza?".

"Podrías dejarme ir".

"Están vigilando", replicó Gantetsu. "Ninguno de los dos saldrá vivo de este lugar".

"Lo sé."

Al final, Gantetsu comprendió que era algo trivial la forma en que había muerto. Muerto seguía estando muerto.

Maldijo, se acercó a la mesa del laboratorio y pulsó la pequeña llave en los grilletes. El metal dejó paso a la piel en carne viva y magullada de Tenten. Su largo pelo hasta la cintura le caía sobre los hombros mientras Gantetsu la ayudaba a incorporarse. Ella lo apartó y apoyó los dedos de los pies, luego los pies, contra el suelo frío como el hierro.

Tenten se levantó por su propio pie.

"Necesito un arma", y Tenten echó un vistazo al equipo médico de la habitación. Extendió la mano y cogió un bisturí de la bandeja de material quirúrgico. Durante un breve instante, pensó en pasarse la pequeña herramienta por el cuello.