14 - La misericordia es una espada pesada

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Descargo de responsabilidad3: No soy dueño de Naruto

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Capítulo 14

La ropa fue lanzada al aire mientras Naruto Uzumaki revisaba una vez más su montón de ropa sucia, y no encontró nada. Sus pies eran sombras deslizándose por las tablas del suelo. Se asomó al interior de su armario. Movió libros, ropa y varios cinturones. Incluso encontró un sándwich y le dio un mordisco. Naruto se rascó la cabeza, confundido.

"Lo pusiste en el techo del armario".

Naruto se golpeó la cabeza contra el estante superior, lo que hizo que cayera una lluvia de pergaminos, mientras se giraba para encontrar a Ame sentada en la cama.

"Intentaba no despertarte", admitió Naruto mientras se acercaba a la parte superior del armario, deslizaba la baldosa del techo y agarraba la empuñadura de su katana. Naruto solía colocar la espada en cualquier lugar de la habitación y había olvidado que la había guardado por razones de seguridad.

Naruto se ató la empuñadura de la espada al hombro.

"No quiero ir a la escuela", hizo un puchero Ame mientras se levantaba de la cama y se deslizaba hasta el suelo. "Todos me mirarán raro".

Naruto chasqueó las hebillas de su chaleco antibalas. "Pero se supone que los niños pequeños tienen que ir a la escuela".

"¿Por qué?"

"No lo sé. Simplemente lo hacen".

Ame hizo un puchero mientras cogía la máscara de la cómoda y delineaba las marcas azules con dedos regordetes. Naruto metió los pies en las sandalias negras estándar y se colocó los protectores de los brazos.

Una vez que Naruto terminó de vestirse, se arrodilló y le levantó suavemente la barbilla. "Los niños son malos", estuvo de acuerdo Naruto. "Cuando yo era pequeño se reían de mí, se burlaban e incluso me pegaban. Sé lo que se siente, pero nunca -recalcó Naruto- dejes que te engañen haciéndote creer que mereces menos."

Ame apretó las manos alrededor de la fría y sólida máscara. "Es duro", susurró, apenas inaudible pero los oídos de Naruto captaron perfectamente sus palabras.

"Lo que algunos estúpidos niñatos tengan que decir nunca significará nada porque mientras yo esté cerca, siempre habrá alguien que te quiera".

La pequeña de siete años cayó en el chaleco antibalas de Naruto con un sollozo. "Estoy tan contenta... de que quisieras ser mi papá". Ame sollozó.

Naruto sonreía de orgullo, incluso más que cuando había derrotado a Pein o derrotado a Madara. Una palabra de una pequeña niña hizo que el loco y desquiciado mundo de Naruto tuviera tanto sentido.

Naruto sonrió con picardía. "Además, lo raro no tiene nada de malo".

Entonces Naruto disparó su chakra y sus ojos parpadearon de azul a rojo.

Los ojos de Ame se abrieron de par en par, y luego soltó una risita: "Parecías un gatito".

¡SOY UN DEMONIO DE DESTRUCCIÓN MASIVA!

Naruto - Lo Poético de lo anbu ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora