47 - El bandido ciego

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Los años habían parecido pasar ante Sasuke tan fugaces como la llama de una vela. Era como si se hubiera despertado de una larga pesadilla para descubrir que había menguado en su larga complacencia. Su arsenal de jutsu de clase superior se descontrolaba peligrosamente cada vez que intentaba ejecutarlos. Sus reflejos se habían embotado y su taijutsu estaba en el desagradable nivel de un chuunin. Los saltos que había dado con el chakra de viento habían retrocedido hasta ser inexistentes.

Puede que Sasuke ya no tuviera su sharingan, ni a Amaterasu, ni a Susanoo, pero aún tenía su puto orgullo, aunque tardara dos años en volver a encontrarlo. Sasuke estaba decidido a recuperar la cima física que tanto tiempo atrás pudo reivindicar durante la Cuarta Guerra Shinobi.

Sasuke se levantó tras una hora de técnicas de respiración que el clan Uchiha había perfeccionado para fortalecer su jutsu de fuego. Podía sentir el poder recorriendo sus espirales de chakra.

"Vamos a entrenar".

Sasuke oyó un chapoteo detrás de su oreja. Iraiya se quejó: "Aún no he cogido la cena".

Sasuke se volvió y giró su peso hacia la voz del hombre. Desde luego, no había ofrecido ninguna opción. El puño de Sasuke chocó contra un antebrazo que bloqueó torpemente el ataque. Por lo que sabía de la complexión y la estatura de Iraiya, Sasuke calculó el siguiente ataque, y lanzó una patada directa al abdomen de Iraiya.

El resuello de la respiración de Iraiya retrocedió y se deslizó por el suelo.

"¿Estás seguro de que alguna vez fuiste ninja?" preguntó Sasuke asqueado. Si Iraiya no podía ser un desafío, su utilidad iba a disminuir rápidamente.

"Te-sorprende-todo", gruñó Iraiya mientras se movía por la tierra. "No he luchado desde aquel día... desde el Hyuuga...".

Sasuke no le dio tiempo a Iraiya para revolcarse.

El puño de Sasuke golpeó el espacio vacío del suelo. Sintió que el aire se movía, se retorció y esquivó el ataque entrante. Escuchó el cambio de postura de Iraiya, se concentró en el ritmo de la respiración de su oponente y reaccionó en consecuencia a cada movimiento. Con cada puñetazo bloqueado y cada golpe acertado, parecía que Sasuke cobraba más vida.

Sasuke esbozó una sonrisa de satisfacción cuando empezó a percibir el patrón de los ataques de Iraiya. "¿Qué clase de estilo de lucha es ése?".

"Todos los ninjas del País de las Nieves lo aprenden", contestó Iraiya, con su voz a pocos metros de distancia y captando la atención de Sasuke. Sasuke observó que era un estilo de agarre más defensivo, que probablemente se utilizaba junto con el ninjutsu, por lo que parecía que Iraiya sólo dominaba su uso a medias.

Pero Sasuke sabía que podía encontrarle una ventaja. Por instinto, como era su costumbre cuando se encontraba con algo extraño, Sasuke activó su sharigan.

Y no ocurrió nada más que un puñetazo en la cara. Sasuke salió despedido hacia atrás por el golpe, tropezó con los pies ante lo inesperado del ataque y cayó humillado al suelo.

La risa de Iraiya se masticó entre las molestas rejas de los dientes de Sasuke. "Eso sí que ha sentado bien", admitió Iraiya con regocijo.

La ira estalló en las extremidades de Sasuke. Se impulsó hacia delante en otro ataque, dio un puñetazo al aire, chocó contra la áspera corteza de un árbol y fue derribado por la fuerza de la patada de Iraiya. Sasuke parpadeó desde el suelo, donde el calor del sol le abrasaba la cara.

"Eh, sólo es un combate", dijo Iraiya con cautela mientras Sasuke se levantaba del suelo. La mano de Sasuke dio un respingo y se encontró formando una serie de sellos de mano que nunca le habían fallado.

Naruto - Lo Poético de lo anbu ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora