Vigésimo Segundo Amanecer

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⊰⁠ ⊹ Desaparecido ⊰⁠ ⊹

Narrador Omnisciente:

–Dime que esto es una broma –Comento el Omega moreno con seriedad.

Perxita sacudió la cabeza –Lamentablemente no lo es –Contesto con cansancio.

–Vamos no es tan malo, solo es cosa de acostumbrarse –Agrego la chica.

Juan asintió con la cabeza –Si, no se ven tan mal, además es para pasar desapercibidos.

Auron frunció el entrecejo –¿No es tan malo? ¡Nadie tiene el cabello blanco! Voy a llamar la atención de todos.

Perxita asintió con la cabeza –¿Por qué tengo una cresta azul?

–¡Era necesario cambiar sus apariencias! Volverán a la normalidad en cuanto estemos en el país se las nubes.

Tan pronto termino la conversación entre Juan y Auron, el de gafas comentó que esto era algo que solo le confesaría a el príncipe, por lo poco que Juan le contó, el día que fue a hablar con Deqiuv tuvo mucho cuidado, llegó a mencionar que era el hechicero supremo, pero antes de irse hechizo al sacerdote, no recordaría ni su cara, rostro, nombre o apariencia, dejando su identidad secreta.

Actualmente el moreno era el único que lo sabía y quería que se mantuviera de esa manera, fue por eso que cuando uso magia para cambiar la apariencia de todos, Auron le mencionó a Biyin y Perxita que Juan venía del país estrellado y que solo sabía lo básico sobre magia, ambos betas le creyeron a su príncipe por lo que no preguntaron de más.

Pero a pesar de haber cambiado su cabello y apariencia, aún no podían tomar un barco e ir al reino de las nubes, primero tenían que estar seguros de que alguno de esos barcos fuera para allá, también tendrían que avisarle a su familia para que estos estuvieran preparados, pero todo eso tomaba tiempo.

Así que durante todo ese tiempo Auron y los chicos solo se limitaron en vivir en aquella casita, manteniendo la historia de que eran comerciantes y que solo estaban en ese país de paso, en lo que su mercancía llegaba.

Los pueblerinos que allí habitaban, les creyeron pues ellos realmente lucían como unos, también poseían el dinero que se supone deberían tener, incluso atribuían sus apariencias extravagantes con ser extranjeros, por lo que nunca hicieron preguntas incómodas o sospechosas.

De echo aquellos lugareños se notaban bastante cómodos con la presencia de este grupo tan extraño, no solo eran amables si no que también solían ayudarlos con sus negocios o las bestias salvajes que bajaban de las montañas, gracias a estas acciones cada que Auron o Biyin iban al pueblo a comprar suministros, eran bien recibidos, a veces llegaban a regalarles cosas o retenerlos con pláticas amenas.

Toda esta tranquilidad era del agrado de Auron, jamás vivió algo parecido en su país o en el tiempo que estuvo en el palacio del harem, en casa siempre encerrado, limitado a solo caminar por el palacio y en el harem fue más de lo mismo, con el agregado de que ahí siempre tuvo que mantener una sonrisa falsa.

Aquí no había necesidad de fingir sonrisas, de ocultar si curiosidad o tener miedo de que algún guardia lo descubriera y lo mandara de regreso a casa, quería quedarse más tiempo ahí, disfrutar del máximo este pequeño descanso y libertad que le estaban dando, pues el bien sabía que jamás tendría otra oportunidad como está.

Hoy era uno de esos días en los que Auron caminaba por el pueblo con la intención de comprar y curiosear los puestos ambulantes, mientras miraba un puesto de joyas, una chica de capa negra se le acercó.

–Son joyas hermosas ¿No cree?

Auron la miro por un segundo, era una chica castaña, grandes ojos y pestañas largas –De echo es verdad, eh visto muchas joyas en mi vida, estas son las más brillantes.

La chica comenzó a reír –¿Sabe por qué brillan más?

Auron nuevamente volteo a verla, está vez con más seriedad –No.

La chica agrando su sonrisa –Porque poseen magia, mi príncipe, Auron.

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Las cosas en el palacio tampoco iban bien, todo el lugar estaba inundado en feromonas pesadas y estrés, todo culpa de cierto rey que estaba insistente con el tema del Omega desaparecido.

Todos pensaban que seguro era por qué Auron era el sospechoso número uno y lo quería en la guillotina, sin embargo la realidad era otra, Luzu no podía con la culpa y el remordimiento de haber culpado a Auron del atentado, jamás se le cruzo por la mente que tendría traidores entre sus hombres.

Gracias a este error, su lobo lo estaba torturando, echándole en cara que por su culpa su destinado no solo los abandono sino que estaba en peligro y uno muy grande, podrían perderlo para siempre si no lo encontraban lo más rápido posible, había incluso dejado de comer por todo el estrés, estaba tan enfocado en buscar a Auron que ya ni siquiera le importaba que su país tuviera tratos oscuros.

En uno de esos días en los que ni siquiera durmió o comió, a su puerta llegó cierto Alfa pelinegro, líder de la mejor facción de los guardias "Spreen" y con él traía noticias nuevas sobre el trabajo que Luzu le encargó.

–Al fin terminamos de verificar la autenticidad de estas pruebas.

–¿Y bien? ¿Cuál es la respuesta? – Preguntó con frialdad, aunque la verdad era que ya ni siquiera le importaba si esas pruebas eran falsas, solo quería a Auron con él.

–Son verídicas, el Omega que busca es inocente –Dijo mientras dejaba los documentos e informes en el escritorio.

Finalmente Luzu dejo salir una sonrisa –¿Qué hay del paradero de Auron?

Spreen sacudió la cabeza –Aun no lo encontramos, la última vez que lo vieron fue saliendo de la capital, sabemos que no ha dejado el país pues los puertos estan bloqueados.

Luzu se quedó callado pensando por un momento, su lobo se había calmado, ahora sabían que su Omega seguía en sus territorios.

–Sigan buscándolo, su prioridad es encontrarlo y darle protección.

Spreen asintió con la cabeza, aunque antes de irse hizo una última pregunta –Creo que ya está conciente, pero debe saber que si el Omega Auron no es el culpable, entonces es otro Omega y más por qué algunas de las pruebas que lo inculpaban son verdaderas, tal vez no sea él, pero puede ser alguien más del harem.

Luzu suspiro, para después darle la razón a Spreen, Auron no era quien se reunía con esos nobles que ahora estaban muertos, pero aún así había uno de esos Omegas que si lo hacía, el culpable de meter espías e infiltrados se escondía dentro de ese harem y lo iba a encontrar, tras decirle esto al Alfa se fue para continuar con el trabajo.

Unas horas después de que el pelinegro se fuera, un nuevo Alfa llegó a la oficina, se trataba de Vegetta, quien jamás se enteró de que Luzu estaba haciendo su investigación a parte.

–Tengo el resultado de los documentos que Auron dejó atrás.

Luzu alzó una ceja –¿Qué encontraron?

Vegetta suspiro y dejo el informe en la mesa –Los espías dijeron que son pruebas falsas –Dijo con pesar, pues pensó que Auron no se salvaría.

Luzu soltó una gran risa, la cual dejo a un Vegetta muy sorprendido, pero para Luzu todo era tan obvio que le dio gracia y no pudo evitar reír.

–Ven, tendremos una charla muy larga.

El Consorte Real ||Omegaverse Luzuplay||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora