El ansiado sábado.

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***

Katsuki se encontró con su amante, que lo esperaba junto a un carruaje;y lo besó en cuanto lo vió.

—Hola, Ei~

—¡Hola, Katsu!—¡Te eché tanto de menos estos días!

—Yo igual, el tiempo se me hace tortuosamente lento cuando no estás junto a mí.—Confesó el rubio cenizo.

—Aww... ¡Eres tan lindo!—Exclamó el pelirrojo abrazándolo.

—¡N-no soy lindo!

—Sí lo eres~

Kirishima le dio varios besos por la cara. Luego le dijo que tomase su maleta y subieran al carruaje para iniciar su viaje.

"Lo que hay que hacer para contentar a este imbécil. No me gusta fingir que me gusta pero al menos sé que le queda poco a esta farsa."

—Ei, hay una cosa de la que debo hablarte.

El mencionado lo miró y le preguntó:

—¿De qué se trata?

—Es sobre el divorcio.—Izuku se niega en rotundo a dármelo y no sé qué hacer.

El primogénito de los Kirishima apretó los puños y pensó en lo molesto que era el pecoso.

"¡Ese idiota me va a joder los planes!"

—Ese es un verdadero problema... ¿Y por qué se niega tanto? ¿No le parece humillante que su esposo tenga un amante?

—Él dice que me ama y que no me dejará ir. También se está esforzando en que me enamore de él y... Lo cierto es que estoy empezando a tener sentimientos confusos hacia él.

Eijirou no lo podía creer. ¿Acaso Katsuki se estaba enamorando de su marido?

"¡No! ¡Eso no puede pasar! ¡No lo voy a permitir!"

Estaba lleno de ira.

—Katsuki, no te dejes engañar.—Lo hace para confundirte, tú me amas a mí.

El rubio cenizo miró fijamente a su amante y, por primera vez, notó sus intenciones manipuladoras hacia él.

"Esta es la primera vez que Eijirou me habla de esa manera... Me sorprende."

Sin embargo, en vez de enfrentarlo, decidió darle la razón.

—Sí, tiene razón. Tal vez sólo lo haga para seguir aprovechándose de los beneficios que le aporta mi familia y, de paso, un poco de sexo.

—Eso es. Izuku solamente te ve como un beneficio económico y te está intentando manipular.

—Creo que es cierto...—Dijo dudoso.

El pelirrojo percibió esta duda y se apresuró a decir:

—Yo te ayudaré con esto pero no pienses más en Izuku y disfrutemos de nuestro fin de semana aquí, ¿te parece?

Katsuki sonrió y asintió para ocultar sus sentimientos.

***

Llegaron a la villa de los Kirishima y bajaron del carruaje.

—Qué bonita...—Comentó Katsuki maravillado por la enorme casa de campo y por el amplio jardín que la rodeaba.

—¿Verdad que sí?—Dijo Eijirou con una amplia sonrisa.

—El exterior me encanta, eso me da más ganas de ver el interior, ¿entramos?

—¡Claro!

Los dos tomaron sus equipajes y se dirigieron a la entrada de la villa. Una vez dentro de la casa de campo, los sirvientes los atendieron llevando sus equipajes a la habitación y acompañándolos a dicho lugar.

Para llegar al dormitorio, tuvieron que subir unas amplias escaleras y luego caminar por un largo pasillo que se encontraba en dirección hacia la derecha. Finalmente les abrieron la puerta, dejaron sus maletas en el interior del dormitorio para luego irse y dejar a la joven pareja mientras Katsuki se dispuso a observar aquella elegante habitación decorada con colores burdeos y gris perla.

"Es bastante elegante."—Pensó observando su alrededor.

—¿Te gusta el dormitorio, Katsuki?

El rubio cenizo se volteó y le respondió:

—Sí, me gusta la combinación de colores.

—Me alegra porque yo elegí esta combinación.—Dijo acortando la distancia con su amante, atrayéndolo a su cuerpo por la cintura.

—E-Ei...

Eijirou lo miró seductoramente y le dijo:

—¿Sabes? Ahora mismo me gustaría probar contigo la cama de esta habitación, ¿qué me dices? ¿Tienes ganas~?

—Obvio~

Comenzaron a besarse apasionadamente moviéndose hacia la cama, quedando el rubio cenizo sobre ésta. 

—Ng~—Gimió Katsuki durante el beso.

Kirishima acarició el cuerpo del pasivo, sabiendo que sus toques lo enloquecían.

"Voy a dejar algunas marcas en él, para restregarle a su marido que hemos tenido sexo."—Pensó el de dientes afilados.

—Aah... Mm...—Eijirou... N-no dejes marcas en lugares obvios...

Su respuesta dejó anonadado al pelirrojo, pues su amante jamás le había impedido dejar marcas en su cuerpo.

"¿En serio me está impidiendo que le haga marcas?"

Entonces alzó la mirada y le preguntó:

—¿Y eso? ¿Por qué no puedo dejar marcas?—¿Tienes a otro amante por ahí o qué?

—¿Qué?—¡Claro que no! ¡Te lo digo porque no quiero que las vean la servidumbre!

El primogénito de los Kirishima cayó en la cuenta de que había montado una escena de celos por nada y se avergonzó.

—Perdona, Katsuki. No dejaré marcas en lugares muy visibles.

El rubio cenizo asintió y Eijirou continuó dejando marcas.

—Aah... Ah... Iz...

"Un momento... ¿Casi gimo el nombre de mi marido?"

***

Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!

¡Espero que os haya gustado!


¡Quiero el divorcio! [Dekukatsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora